Los paraísos fiscales, conocidos también como enclave offshore
o de baja retribución, enclave extraterritorial, oasis fiscal, tax havens
(refugios de impuestos), etc., etc., son una lacra para la humanidad,
constituyen un instrumento para fomentar la desigualdad entre unos y otros,
para enriquecerse más y más de manera lícita o ilícita.
Comenzaremos por decir que los paraísos fiscales no
son sólo las islas caribeñas, las islas del pacífico o los pequeños países.
Aunque no hay un acuerdo, son del orden de 70 lugares, entre los que se
encuentran Nueva York y Londres, quienes
ofrecen reducción o eliminación de impuestos cuando se realizan ciertas operaciones financieras.
Hemos de señalar, en primer lugar, que las ventajas fiscales de estos
lugares son sólo y exclusivamente para los extranjeros ya que la regulación legal
para los residentes es diferente. Además, el dinero que reciben no tiene
ninguna proyección sobre la actividad productiva del país, por el contrario su
único destino es el mercado especulativo buscando exclusivamente la
revalorización.
Por su propia naturaleza los datos de los que se dispone no son
precisos, por lo que es necesario recurrir a las estimaciones; en esta línea,
para hacernos una idea, se supone que en estos paraísos el volumen de
transacciones se cuantifica en más de un tercio del PIB mundial. ¿Quiénes son
los que refugian su dinero en estos países? Fundamentalmente tres tipos de agentes:
bancos, multinacionales y particulares con grandes patrimonios, entre los que
se encuentran actores y actrices de éxito, deportistas, cantantes y otros
tantos profesionales, esos que, con una doble moral, se hacen merecedores del
aplauso por crear fundaciones y cooperar con los países en desarrollo. De los
paraísos fiscales salen esos grandes volúmenes de dinero que cada día
participan en esos entes “ocultos” que llaman mercados. Participan en las
bolsas de valores, en la compra-venta de divisas, en la compraventa de metales
preciosos, pero sobre todo, hoy día, se dedican a la compra de deuda pública, provocando grandes
desequilibrios entre unos estados y otros, haciendo variar eso que llaman prima de riesgo para asfixiar, como
estamos observando, a los estados europeos
ribereños que se ven obligados a llevar a cabo reformas y recortes en
detrimento de las clases menos favorecidas.
Intentaremos analizar la presión que estas injustas
formas de enriquecimiento ejercen, fundamentalmente, sobre los países en
desarrollo. Para encontrar algunos datos necesarios para el análisis, nos
apoyaremos en ciertos informes elaborados por entidades públicas, entre los que
destaca un Informe noruego publicado en 2009, elaborado por una comisión de
expertos por encargo del propio gobierno, y cuyo principal objetivo es el de
“evaluar los efectos dañinos que los paraísos fiscales están causando en los
países en desarrollo”. También lo haremos en otro mas conocido, elaborado por
el departamento político de Oxfam de Gran bretaña.
Las pérdidas económicas de los países en desarrollo relacionadas con
actividades extraterritoriales son incalculables. Como en otros casos, debido a
la opacidad de los paraísos fiscales, no se puede precisar el dinero que fluye
hacia ellos procedente de los países pobres o en vías de desarrollo. La
valoración más optimista estima que el dinero que sale es el mismo que lo que
supone la ayuda que prestan los países ricos. Global Financial Integrity en un
informe emitido recientemente dice que se
estima que el importe que sale es
diez veces superior a la ayuda oficial al desarrollo destinada a países
necesitados.
Estas son las tres principales maneras de cómo perjudican los centros
extraterritoriales los intereses de los países pobres: competencia fiscal y
elusión de impuestos, blanqueo de dinero e inestabilidad económica.
a) Por un lado, la competencia fiscal hace que los ciudadanos de los
países en desarrollo desvíen sus capitales hacia los países extraterritoriales;
por otro lado, esa misma competencia fiscal obliga a los gobiernos a bajar las
tasas impositivas sobre sociedades a inversores extranjeros. En la actualidad
pocos países en desarrollo aplican tasas impositivas superiores al 20%. Los fondos que se pierden por
agujeros negros fiscales, y entran en centros financieros extraterritoriales,
se podrían utilizar para financiar inversiones básicas en sanidad y educación.
b) El mundo extraterritorial es un paraíso seguro para prácticas como
la corrupción política o el tráfico de armas, diamantes y drogas. Los paraísos
facilitan a élites corruptas de los países pobres el saqueo de fondos públicos,
lo que puede ser la mayor barrera para el desarrollo económico y social. Se ha
calculado que en Nigeria, durante la dictadura de Abacha, fueron robados de los
fondos públicos 55 mil millones de dólares americanos. Los países del norte
presionan a los del sur para que adopten sistemas presupuestarios más claros y
transparentes; sin embargo, potencian la corrupción al no tratar con eficacia la
eliminación de los paraísos fiscales.
c) El sistema extraterritorial contribuye a la creciente incidencia de
crisis económicas que han destruido el sistema de subsistencia de países
pequeños. Los paraísos fiscales se han convertido en imprescindibles para el
funcionamiento de los mercados financieros. Tanto antes como ahora, la
inestabilidad de divisas y las subidas y bajadas de los movimientos de
capitales en todo el mundo se han convertido en rasgos característicos del
sistema financiero mundial. Las crisis que asolaron el oriente asiático fue, por lo menos en parte, el resultado de
la volatilidad de los mercados. Arrastrada por la crisis asiática, la economía de Indonesia sufrió una grave contracción, y
el número de personas que viven ahora bajo el umbral de pobreza se multiplicó
por dos, alcanzando los 40 millones. En Tailandia, años atrás, el presupuesto
de sanidad se recortó casi en un tercio. Tanto en un caso como en el otro la
deuda pública contraída no les permite ahora levantar cabeza.
¿Puede ser que algún día, tal vez no muy lejano, los países del sur de
la UE se vean
avocados a situaciones semejantes a las de estos otros países en vías de
desarrollo?, ¿es posible que la creciente deuda pública de estos países
ribereños llegue a estrangular sus economías hasta el punto de no poder
cancelarla nunca? Los paraísos fiscales, y aquellos que los alimentan, juegan
un papel primordial en este proceso de empobrecimiento paulatino al que están
siendo sometidos países como el nuestro.
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