lunes, 12 de diciembre de 2016

Y LOS ÁNGELES DEL AVERNO LLEGARON A LA TIERRA (Cuento de invierno)


El reino de Belcebú es extenso y oscuro. Los recursos fósiles se agotan. El fuego eterno se apaga poco a poco. Los penados, los que allí se encuentran, se aburren. Aquello ya no es lo que era, cuando les abrasaban sin misericordia. Ahora, los ángeles soldados tienen que recurrir a nuevas técnicas de tortura. De vez en cuando, a los que han sido condenados a las penas máximas les castigan aplicándoles una especie de “bota malaya” durante un par de horas, o dándoles un par de tizonazos con las escasas ascuas que aún les quedan. Luego el aburrimiento eterno. Tal vez esa sea su mayor tortura. Un grupo rebelde, que en el otro mundo fueron los mayores represores, incitan a la subversión. Quieren que vuelva ese fuego que les abrasaba día y noche. Se sienten merecedores del castigo por su comportamiento en su otra vida. Ahora se arrepienten, ahora se sienten culpables. A buenas horas. Por eso reivindican el fuego eterno.
Lucifer, apodado Belcebú por sus lacayos, no sabe cómo atajar el problema. Y quiso que se buscaran nuevos recursos para aplacar a los revoltosos. Y quiso que una comisión de sus huestes saliera de aquel infierno y buscaran nuevos recursos para continuar con esa hoguera abrasadora, o nuevas formas de tortura que animaran aquello que estaba en plena decadencia.
Y quiso el destino que esos infernales agentes aterrizaran en un pequeño planeta conocido en el resto del universo como Tierra. Su cualidad cuasi divina les permitía desplazarse sin problemas de un lado a otro con total velocidad. Allí se encontrarían con lo que no esperaban. Mira por donde, su primer aterrizaje fue en tierras de Siria. Muerte, destrucción, hambre, desolación y miseria imperaban en ese territorio. Esto fue suficiente para que ellos pensaran que habían llegado a otro infierno de mayor crueldad que la de aquel de donde procedían. Pero fue sólo el principio.
Con esa facilidad de desplazamiento de la que estaban dotados, llegaron a lo que aquí conocemos como Palestina y comprobaron que se trataba de otro pueblo masacrado. Después visitaron otros asentamientos de hombres, mujeres, niños y niñas sin hogar, hambrientos, enfermos, morando en condiciones infrahumanas.  Huyendo de aquel horror, y tomando altura, por esa cualidad suprahumana,  vieron caravanas de miles y miles de personas en busca de refugio en países ajenos a sus lugares de origen. Más tarde, volvieron a aterrizar en la zona ribereña del Mediterráneo. Allí vieron como jóvenes africanos se desgarraban sus carnes en horribles vallas artificiales construidas por otras personas.
Escandalizados por todo lo que vieron se pusieron en contacto con su superior. Ya se sabe que tratándose de seres extraterráqueos no requieren de sofisticadas tecnologías para contactar. Y le contaron brevemente lo que habían visto. “Queremos volver de inmediato, esto es insoportable”, decían quienes en otros tiempos atizaban el fuego sin pudor. “De eso nada”, les respondió Belcebú. “Hay que investigar quiénes son los causantes de todo eso”.
Obligados por el jefe, decidieron visitar lo que se conoce como los lugares más desarrollados del planeta. También allí se sorprendieron por las injustas formas de vida de sus habitantes. La desigualdad como dinámica de vida. Unos tanto y otros tan poco. Las sociedades controladas y dirigidas por los poseedores del dinero. Ausencia de conciencia en las masas. Indiferencia, irracionalidad, manipulación, intoxicación a través de todos los medios disponibles. La tecnología al servicio de los dominantes y, a la vez, instrumento alienante para una sociedad anestesiada.
Descubrieron que se había puesto en marcha un proceso para acumular sus riquezas y guardarlas en lugares distintos a sus países de origen. Lugares que han dado en llamar “Paraísos fiscales”; y todo aquel que dispone de una cantidad importante de dinero utiliza esta vía. Luego lo que se conoce como ingeniería financiera, una forma de encubrir la realidad y de evadir impuestos. La insolidaridad en estado puro. Insolidaridad de los que más tienen con los pobres de su país y con todas aquellas olvidadas personas de los países que habían visitado anteriormente.


En su informe final, resonaban términos tales como guerra, muerte, destrucción, miseria, terrorismo, corrupción, desigualdad e insolidaridad. Desolación. Descubrieron un nuevo infierno, un infierno cargado de diferentes modos de injusticia, de tortura. Un nuevo infierno contra el que no podían competir. Enterados de todo lo que les contaron, los dirigentes del averno decidieron cerrar definitivamente las puertas de ese virtual lugar de donde procedían los agentes espías. Ese infierno con el que han atemorizado durante siglos a la ignorancia de los pobladores de este planeta, pero que lo que les aterroriza ahora es lo que se cuece dentro.