¡Son tantas las veces, a lo largo de los
últimos 20 años, que hemos hablado de alternativa y alternancia,
de su definición, de sus diferencias! Sin embargo, para el común de los
mortales son la misma cosa. Es una imposición, una victoria, de las tantas que
forman parte de ese ideario impuesto por
el actual sistema.
Por primera vez en mi vida he votado,
haciendo uso de la razón, dejando al margen mis principios, mi ideología. He
votado al Partido Socialista, he votado al “Sanchismo”.
También es cierto, que he abandonado ese
grupo ideológico cuyos individuos, en base a su ideología, piensan, pensábamos,
que en la actualidad es posible presentar una alternativa transformadora del
actual sistema capitalista. A veces confundimos lo deseable con lo posible.
Y hoy por hoy es imposible vencer al camaleónico sistema. En consecuencia, me
parece adecuado ir con pies de plomo y apoyar a quienes dentro de las actuales
estructuras puedan conseguir ciertas mejoras que benefician a los más débiles.
Que garanticen, que se consoliden, los derechos conquistados.
Soy optimista y pienso que, en las últimas
elecciones del 23J, los ciudadanos hemos vencido a la dinámica impuesta, hemos
rechazado la alternancia y hemos apoyado la alternativa de progreso como un paso
adelante hacia otra más avanzada, hemos evitado la involución. ¿Seremos capaces
de mantener esta situación durante cuatro años?, ¿seremos capaces de construir
una alternativa democrática más avanzada que la actual?
Queda mucho por hacer. Queda avanzar, poco
a poco, para combatir contra el sistema. Ya hemos conseguido frenar el fascismo
en una Europa plagada de extrema derecha, incluso gobernando en países
próximos.
Por otro lado, a más largo plazo, tenemos una tarea de cambio político en la
forma de Estado y evolucionar hacia una República.
En consecuencia, y visto lo visto, las próximas alternativas de progreso
giran en torno al Partido Socialista. Sumar no se muestra como una alternativa.
Es posible que IU y Podemos emprendan otro camino del que pueda surgir, a medio
plazo, una alternativa que rompa con el bipartidismo, pero esa posibilidad no
parece cercana.