domingo, 21 de diciembre de 2014

EL PSOE Y SUS PROBLEMAS

Por si fueran pocos los problemas que tiene el PSOE como consecuencia de su evolución, del papel hipócrita que ejerce (y ha ejercido), del desencanto de la ciudadanía y otras circunstancias derivadas, por si esto no fuera suficiente para llegar  a la situación en la que se encuentra, ahora salen a la luz algunos de los problemas internos que tienen en lo más alto de su organigrama.
El actual Secretario General fue encumbrado por la actual Presidenta de la Junta de Andalucía -algo que, inicialmente, no se entendía- dejando en la cuneta a Eduardo Madina, que parecía el candidato con más posibilidades. Pedro Sánchez debió pactar con Susana Díaz para repartirse el pastel: él Secretario General, ella candidata a las elecciones generales del 2015. Pero Pedro, una vez asentado en la poltrona, dice que nanay, que él quiere ser el candidato. Susana desorientada, se revuelve contra el otro. Las críticas veladas de ésta no dejan de resonar en todos los medios. Poco dura la alegría en la casa del pobre; poco tiempo ha durado el liderazgo de Sánchez sin ser cuestionado por los suyos, pero es que, salvo en alguna excepción, la pugna por el poder se ha convertido en norma en el PSOE desde su fundación: Besteiros versus I. Prieto y Largo Caballero, Borrel versus Almunia, Bono versus Zapatero, etc. Pues ahí tienen un problema más para añadir a todo aquello que, de forma progresiva, está provocando el derrumbe de los socialistas.
Pero los grandes problemas van más allá de los puramente domésticos. A raíz del triunfo del 82, su, por entonces, líder, convertido en Presidente de Gobierno, pedía cuarenta años para llevar a cabo sus políticas. Su mandato permaneció durante catorce años, rompiendo la regla de las dos legislaturas seguidas, pero la corrupción y el desencanto nos puso en las manos de un gobierno reaccionario que sufrimos durante ocho años, recuperando la regla de las dos legislaturas, que, más tarde, se materializaría en otros ocho años de gobierno socialista. Es deseable que esa norma se incumpla de nuevo, y el actual gobierno del PP, después cuatro ominosos años, pase a las catacumbas.
Estas idas y venidas de los gobiernos del PSOE, que forma parte de lo que el sistema denomina alternancia, en una sociedad más progresista que conservadora, como es tradicionalmente la española, son consecuencia de un desajuste entre el ideario teórico de la socialdemocracia y el papel que tiene que llevar a cabo bajo el control del poder económico. Las siglas y el ficticio ideario han confundido durante bastante tiempo a amplios sectores sociales. La fase expansiva de la década de los ochenta y los noventa coincide, en buena parte, con los gobiernos socialistas, lo que les permitió apuntarse un tanto haciendo creer que todo fue gracias a su gestión.
Pero, aunque tarde, los individuos se dan cuenta de sus errores. J. Ibsen, en boca del Dr. Stockmann, en “Un enemigo del pueblo”, tal vez en clave de metáfora, dice que los ciudadanos tardan 30 años en darse cuenta de su equivocación.
Ahora, incluso antes, nos hemos dado cuenta de que tanto PP como PSOE defienden los intereses de los de arriba, lo que pone a los socialistas en una situación difícil. El juego bipartidista se derrumba, y deja de ser una herramienta válida en Europa y, en particular, en España.
El PSOE lo tiene muy difícil en un panorama político complejo. La falta de credibilidad le lleva a la deriva, dejando un amplio espacio libre en lo que se conoce nominalmente como izquierda. Está la cosa como para echar leña al fuego con estos líos internos. Por todo ello, su papel se va a ver relegado a ser un partido “bisagra”.  Hemos de esperar que el escaso nivel de dignidad que les queda a sus dirigentes evite que  pacte con el PP, verdadero enemigo del pueblo. Aunque hay que ser conscientes de que es el poder económico el que impone las reglas del juego.


lunes, 27 de octubre de 2014

MIEDO Y PODER EN UN SISTEMA DE DOMINIO

El poder y el miedo son dos elementos dinámicos que juegan un papel fundamental en la dimensión represiva que conlleva una práctica política imperfecta como la vigente, a la que, por ingenuidad o ignorancia, una amplia mayoría reconoce como democracia. Una democracia limitada, manipulada y establecida desde el poder como una estrategia para el mantenimiento de eso que llaman “paz social”, tan necesaria para que los de arriba sigan dominando y enriqueciéndose sin poner límites a su avaricia. Pero el poder y el miedo no son signos exclusivos de esta época. En la trayectoria de esta especie nuestra aparecen como una constante.
El poder y el miedo, como hemos expresado en anteriores ocasiones, se encuentran en relación inversa: a más miedo menos poder y viceversa. Los que ostentan el poder imponen, ahora, las reglas del juego de los que se manifiestan ante la injusticia y la desigualdad. Es el sistema el que, a través de sus tentáculos (las instituciones políticas, los medios de comunicación y la escuela) determina lo que está bien y lo que está mal. De esta manera, han ganado la baza pacifista. Las protestas se han de llevar a cabo sin violencia, lo que les preserva de cualquier desequilibrio, y les refuerza su poder. Así, el pueblo llano es temeroso cuando incumple las normas impuestas, lo que le resta poder.
Los que tienen el poder tratan de mantener una amplia franja de seguridad para proteger sus intereses y su riqueza. Por lo tanto, cuando barruntan que su poder puede quebrar, no dudan en tomar medidas desorbitadas y desproporcionas a los efectos que algunos acontecimientos pudieran producir, situación a la que estamos asistiendo en estos días. (Contra el sistema: República o Monarquía, 11 de junio de 2014).

Así lo expresé en el citado artículo, intentando relacionar el miedo y el poder. Este binomio es recurrente en mi pensamiento, y tan determinante en las actuales relaciones sociales, que me veo obligado a desarrollarlo aquí, sin que con ello agote todo lo que puede dar de sí este asunto.

El poder y su génesis
El término poder tiene un sinfín de acepciones, pero ahora intentaremos ir a su origen en relación con la condición humana. El poder como lacra, para el que lo ostenta o lo desea, no demuestra nada más que la inmadurez de nuestra especie, o, como dice E. Fromm, un intento fallido de unión con el resto de sus congéneres, lo que le lleva a concluir que, junto a otras formas de relación, la sociedad carece de la salud mental necesaria para convivir como verdaderos seres humanos. Se refiere el autor a la sumisión, de cuya relación con el miedo hablaremos más adelante “Otra posibilidad de vencer el aislamiento se encuentra en dirección contraria: el hombre puede intentar unirse con el mundo adquiriendo poder sobre él, haciendo de los demás partes de sí mismo, trascendiendo así su existencia individual mediante el dominio o poderío.” (E. Fromm). “El resultado definitivo de estas dos pasiones es la derrota” (concluye el pensador).
A veces nos preguntamos por qué algunos ancianos siguen dirigiendo entidades financiaras, o grandes corporaciones,  cuando tienen los suficientes recursos y riquezas para que puedan vivir varias generaciones futuras. Una persona tan mentalmente sana como José Múgica, Presidente de Uruguay, en una retransmisión televisiva, se preguntaba por qué uno de los magnates americanos continuaba en su puesto a pesar de contar con una edad extremadamente avanzada. Él, en el marco de su modesta forma de vida, a pesar de su condición política, no lo entendía. La razón fundamental por la que se da esta circunstancia en los individuos con poder, o en los sumisos, es porque no alcanzan nunca el nivel de satisfacción deseado por ellos.
Pero lo más grave es que a una gran mayoría social, por lo general sumisa, admiten, respetan e, incluso, admiran a los que tienen poder, porque, en el fondo, a ellos, les encantaría cambiar su papel de sumisos por el de dominadores. A lo largo de la historia se ha ido fraguando una cultura que, junto a las normas generadas en beneficio propio por los poderosos, han calado de tal forma que han dado lugar a una serie de contravalores que son el “bálsamo” de una sociedad enferma. La desigualdad, la codicia, el afán de enriquecimiento y otros tantos han pasado a la categoría de normal en el actual sistema socioeconómico, aunque algunos de estos defectos de la especie vienen de muy atrás.

La materialización del poder, los tipos de poder y la relación entre ellos
Tal como hemos señalado, son múltiples las acepciones del término poder. En algunos casos se asocia, incluso, con las capacidades intelectuales innatas o adquiridas por las personas, pero aquí nos queremos ceñir al Poder real, con mayúsculas, y al poder político. 
Entendemos como Poder real a la pasión, y al ejercicio,  de los que forman parte del grupo social de los poseedores de grandes fortunas, de los poderosos económicamente hablando, a lo que desde ciertas ideologías se conoce como clase dominante, que nosotros traducimos por clases dominantes, o privilegiadas, por la incorporación de ciertos grupos con poder e influencia en las relaciones sociales actuales. Nos referimos a los “famosos” acaudalados con una enorme influencia mediática que el sistema ha generado con el ánimo de incrementar el nivel de enajenación de una sociedad ya de por sí enajenada. Y vaya si lo ha conseguido. 
Una vez instalados en esa posesión de dominio se blindan con leyes y con instituciones para seguir incrementando sus ganancias, y así buscar insaciablemente esa estabilidad mental de la que carecen. Mi amigo Antonio Zugasti dice que ese afán de enriquecimiento denota una enorme pobreza humana. Pero nunca llegarán a alcanzar la condición de humanos en el sentido de seres plenos de salud mental y de razón.
Para seguir con su trayectoria necesitan una serie de condiciones a saber: una sociedad civil dominada, atemorizada, sumisa, y otros poderes de segunda como el político, el judicial y el mediático. Con todos estos ingredientes montan un modelo político a su antojo a modo de pseudodemocracia con la que engañan a una gran parte del pueblo, haciéndoles creer que este es la mejor forma de gobierno.
Por una parte, los políticos se convierten en casta, se segmentan de lo que se supone son sus representados, se convierten en clase privilegiada y, en un intento de incorporación a los que más tienen, se convierten, en gran medida, en corruptos. Hoy día es posible, sin ningún reparo, asociar democracia (esta pseudodemocracia) con corrupción. La ambición de buena parte de los políticos, haciendo uso de esa pasión, buscan alcanzar mayores cotas de poder.
Por otra parte, el llamado poder judicial se convierte en una segunda instancia del poder político. Los miembros de los principales organismos son elegidos por los propios partidos políticos. Los parlamentos se encargan de elaborar las leyes que protegen al Poder real y las que someten al pueblo llano. Las pruebas son evidentes tal como podemos observar en este país. Los procesos de instrucción de la causa de los poderosos se eternizan para después liberarles del delito por prescripción de los mismos o, si llegan a ser condenados, por indulto (véase caso Urdangarín, Gürter, Palma arena, familia Puyol y un largo etc.). En el otro extremo las “leyes mordaza” para reprimir y recortar las libertades de la ciudadanía (véase intento de  reforma de la ley del aborto, ley de seguridad ciudadana, etc.).
Los medios de comunicación prensa, radio, TV están directamente en  manos del Poder real (los privados) o del poder político (los públicos), convirtiéndose, hoy día, en el instrumento más potente de enajenación.

La enajenación, la sumisión y el miedo
La pobreza humana o inmadurez intelectual y emocional, de una u otra manera, está en el origen de la ausencia de conciencia, del miedo y de la inseguridad; en suma, del deseo de poder y de la sumisión. Intentaremos, a continuación, buscar las relaciones entre unas y otras miserias que nos impiden acreditarnos como verdadera especie racional y humana. Esta especie nuestra muestra una predisposición natural a la enajenación, que se ve reforzada a lo largo de toda la vida de cada individuo como consecuencia de los instrumentos en manos de los que ostentan el poder. La enajenación, en una acepción de carácter general, consiste poner a uno o una fuera de sí, en privarle de la razón. Para E. Fromm, la enajenación es “un modo de experiencia en que la persona se siente a sí misma como un extraño”, para Feuerbach “el hombre enajenado pone su verdadero ser fuera de sí”. Por otra parte, la conciencia es el conocimiento que el ser humano posee sobre sí mismo, sobre su existencia y sobre su relación con el mundo; ese conocimiento puede ser inicialmente más o menos amplio, y también es susceptible de ser modificado o anulado. La conciencia de clase, componente fundamental para la convivencia en sociedad, implica la capacidad para entender las relaciones entre las diferentes clases sociales. En consecuencia, la ausencia de conciencia supone todo lo contrario, es decir, el desconocimiento del propio ser, de su existencia y de su relación con los demás. Por lo tanto, la enajenación está en relación inversa con la conciencia, a menos conciencia más enajenación y viceversa, o expresado de otra manera, cuanto más alienado está el sujeto, menos conciencia individual y social tiene, lo que, en un proceso vital puede llevarle a la desactivación total, al autismo más profundo y a la indiferencia, como es el caso en el que nos encontramos ahora. De esta manera, la población se convierte en presa, y queda predispuesta para ser manejada por el más cínico, el más mentiroso, el más sinvergüenza.
Las religiones, primitivas o teístas, son el medio más arcaico en el que se refugia nuestra especie. Por lo general, el individuo tiene una rudimentaria conciencia de su existencia y de sus limitaciones lo que origina miedo a su propio fin como es la muerte, e inseguridad para afrontar su problema existencial. Ese miedo y esa  inseguridad le fuerzan a buscar un equilibrio, y se refugia en ídolos o seres superiores, representados por dioses terrenales, inmateriales, genuinos o espurios. Proyecta su propio ser fuera de sí, creando seres a los que atribuye cualidades superiores de las que él cree carecer. Nace así eso que llamamos alienación primaria, o autoenajenación, que aleja al individuo de la razón, cualidad de la que potencialmente, y en exclusividad, la naturaleza nos ha dotado, aunque parece que sin la adecuada uniformidad.
Así, la enajenación se materializa en la sumisión a un dios, pero también puede darse bajo el influjo de otra persona, de un grupo o de una institución. Las sectas, por lo general de origen religioso, son un buen ejemplo de sumisión de los que son “captados”. El seguimiento a los líderes políticos o sociales, la admiración por los famosos, por los deportistas o los cantantes de moda, es decir, la admiración por esos modernos dioses, son otros buenos ejemplos de sumisión. Incluso la adscripción a organizaciones políticas o sindicales -más que ser un colectivo con quien se comparten ideas y actividad, o tan sólo una excusa para buscar en ellas un beneficio material- puede ser un refugio que presta la seguridad que se necesita. Buena muestra de ello es el rechazo o la crítica a quienes en un momento dado abandonan una doctrina o una organización aunque sea por la vía de la razón.

Un intento de desequilibrio
De esta manera, este tipo de sociedades se nutren, por un lado, de amplios sectores sociales adiestrados y temerosos; por otro, con una minoría poderosa que controla y dirige la política, los medios de comunicación y otras tantas dimensiones que configuran un sistema socioeconómico asimétrico en el que se asumen “las reglas del juego” por la mayoría de los individuos.
Los políticos son un grupo fuertemente hermético y protegido, lo que le convierte en un grupo privilegiado por el papel que ejercen. El alejamiento de aquellos que les han votado es hoy día una realidad incuestionable. Sólo recurren a ellos, mediante la mentira y la demagogia, cada vez que se aproximan las elecciones. Aunque muy lentamente, amplios sectores sociales van rechazando el esperpéntico modelo, alejándose cada vez más de las urnas. La abstención es proporcional a la percepción de abandono de los intereses de las clases populares. Esta circunstancia sumada a las otras lacas del sistema (paro, precariedad, desigualdad creciente, etc.), está generando, por un lado, rabia, odio y ansiedad; por otro, apatía o indiferencia. En cualquier caso, se está produciendo un bloqueo que impide que los individuos dejen de cumplir el papel que el propio sistema les exige.
Ante tal situación, cualquier iniciativa que rompa con las reglas del juego que marcan la actual actividad de los partidos es bien recibida por amplios sectores sociales, que ven en ello una vía de escape de una viciada y corrupta manera de hacer política. Así ha ocurrido en nuestro país con el grupo Podemos que, anunciando su ruptura con el “viejo régimen”, se presentan como alternativa.  Su acertada manera de abordar el miedo como algo alternativo entre clases u estamentos sociales, provoca el rechazo de los privilegiados. Es una realidad constatable históricamente que cuando los sectores dominantes, por alguna circunstancia, han sentido miedo, su poder ha mermado en beneficio de la clase trabajadora que, por el contrario, han perdido el temor y han ganado poder, poder legítimo. Pero ya hace algunas décadas que esto no ocurre. El derrumbe de la URSS, y todo aquello que acarreaba en esta zona de occidente, ha tenido mucho que ver con este cambio en la correlación de fuerzas.
Nos encontramos, pues, ante un intento de desequilibrio de poder y miedo entre los actuales dominantes, y sus secuaces, y una sociedad deseosa de un verdadero cambio de rumbo. Todos los mecanismos al servicio del poder actual, tratarán de impedir que esta iniciativa prospere, sacando a relucir todas las flaquezas reales o inventadas de los dirigentes de Podemos. No obstante, se abre una ventana de esperanza para quienes llevamos tiempo esperando y trabajando por un cambio de paradigma. 



martes, 7 de octubre de 2014

EL DICCIONARIO SE QUEDA CORTO

Había un tiempo, no demasiado remoto, en el que bastaba con repetir un término para confirmar su autenticidad. De esta forma se decía, por ejemplo, eso es una democracia, democracia; o de verdad, de verdad, para afirmar que algo era cierto. Otras veces era necesario añadir algún apelativo para darle credibilidad al concepto: esto es una democracia real, se decía. En ambos casos, el emisor quedaba satisfecho con el mensaje trasmitido, y para el receptor era suficiente porque entendía el significado de lo que aquel quería decirle.
Pero hoy día la situación socioeconómica y política es tal (imposible describirla con precisión) que para definirla necesitamos inventar nuevos términos y llenarlos de contenido: el idioma nacido de las glosas emilianenses, con el que nos manejamos para las cosas vulgares, se ha quedad corto.
Esto se nota cuando esos “sabios” de la opinión intentan definir lo que está ocurriendo con asuntos tales como la corrupción, la manera de gobernar, etc. Al pueblo llano también le cuesta expresarse cuando protestan (con razón) por las estafas, por las mentiras, por el abandono de los gobernantes. Se les nota que quisieran decir algo distinto, algo más fuerte, cuando intentan calificar a los actores de tanta obscenidad. Lo siento, yo tampoco soy capaz de utilizar otros términos, o ¿tal vez no existen?
La cosa va más allá de la desigualdad creciente, de la corrupción generalizada, del desgobierno de los políticos. Los epítetos añadidos tampoco completan la correcta definición de lo que nos está ocurriendo. El diccionario se agota ante tanta impudicia, ante tanto desatino, ante tanto sufrimiento, ante tanta injusticia.
Un término recurrente para unos y otros es la indignación en sus variadas formas gramaticales: indignarse, indignados, etc. Pero indignarse, que significa enfadarse, es una nimiedad emocional ante lo que la mayor parte de la sociedad, sobre todo algunos sectores, está padeciendo, está sintiendo.
Hoy día nadie reconoce como democracia esto que tenemos, aunque se repita el término cuando se invoca. A nadie se le ocurre, salvo a los que viven de la mentira, identificar este esperpento conocido como alternancia con una democracia real. Una práctica que comienza a dejar de ser útil, incluso, para aquellos  que lo emplean como estrategia para mantener su poder. 

Necesitamos nuevos términos para definir, con plenitud y precisión, lo que están haciendo los directivos de entidades financieras,  los políticos, los responsables de los medios de comunicación. Necesitamos nuevos términos para el insulto, para expresar lo que va más allá de la rebeldía, la indiferencia, la sumisión o el miedo. Todas estas palabras se quedan cortas ante el sentimiento o el sufrimiento de los individuos de esta sociedad. Llamarle a los que están abusando, por la inacción de la mayoría sufriente, corruptos, mentirosos, basura, despojos humano o hijos de puta se queda demasiado corto.

lunes, 15 de septiembre de 2014

A MODO DE FLASHES: EL PASADO POLÍTICO MÁS RECIENTE Y EL FUTURO MÁS CERCANO CON UNA APROXIMACIÓN AL FUTURO MÁS LEJANO

Nos tienen adiestrados para que olvidemos con facilidad hechos o acontecimientos, aunque estos sean de especial relevancia. La inmediatez y la diversidad que nos ofrece hoy la tecnología tiene capital influencia en las conductas de los individuos de este tipo de sociedades. ¿Quién se acuerda ya de Rubalcaba y de sus últimas fechorías? Para que olvidemos con más rapidez, le han hecho desaparecer hasta de la bancada del Congreso de los Diputados. Pero el “personaje” ha jugado un sucio papel antes de desaparecer. Era el papel encomendado. No sólo él. Otros elementos de su partido han entrado en juego para cambiar las reglas impuestas por el poder con el fin de que sigan dominando la ambición, la codicia, el afán de enriquecimiento. Para que la desigualdad siga siendo la marca básica de un sistema injusto e irracional.
Digámoslo claro desde el principio. El actual sistema socioeconómico ha entrado desde hace ya unos cuantos años en un proceso de deterioro, aunque esto puede llevar décadas. Disminución de la actividad productiva, desestructuración de la organización social e invalidez de las instituciones que sostienen al sistema son algunos signos evidentes del derrumbe.
La alternancia bipartidista les ha funcionado durante algunas décadas, pero ahora el “modelo” comienza a resquebrajarse, lo que les obliga, a quienes detentan el poder, a buscar nuevas fórmulas de control y dominio. Esas nuevas maneras de mantener a la desesperada el poder pasa de forma inapelable por la fusión de los partidos políticos que se alternaban. En nuestro país se estableció de manera tácita la “regla de los ocho años”, pero esta norma está a punto de incumplirse. En conclusión, todo apunta a que, antes o después, PP y PSOE formen “gobiernos de concentración”, como ya algunos vienen anunciando.

Del pasado más reciente
a) Estos son los hechos en el marco del Partido Socialista:
-Rodríguez Zapatero y los suyos pactaron con el PP en 2011 la modificación del art. 135 de la Constitución para dar prioridad al pago de interese de la deuda pública: Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta”.
-Rubalcaba pactó con el PP todo el proceso sucesorio de la Corona para más tarde desaparecer de la escena política.
-Los socialistas han elegido como Secretario General del partido a Pedro Sánchez de forma sorprendente cuando propios y extraños pensaban en el otro candidato: Eduardo Madina, con  mucha  más experiencia y proyección política en las instituciones y en su partido. Madina apuntaba más a la izquierda que sus anteriores jefes. Sánchez goza del aplauso de la derecha y, más que un dirigente socialdemócrata parece el candidato del  IBEX 35. ¿Qué extrañas maniobras se habrán fraguado en la trastienda? A E. Madina no se le ve contento; ¡Ay si contara todo lo que sabe!
-Como el envoltorio de todo lo anterior, F. González, pagado por el gran capital, aparece en los medios dando recetas a sus “colegas” y aleccionando a la masa con el anuncio de lo que nos espera: la unión de PP y PSOE.

b) La aproximación del PP al PSOE:
El PP aplaza la aprobación de las leyes con las que no está de acuerdo el PSOE: nueva ley del aborto y reforma de la ley electoral. Por el contrario propone una serie de normas insustanciales en la búsqueda del consenso con los socialistas.

c) La irrupción de Podemos:
-Podemos aparece como nueva fuerza política en las elecciones al Parlamento Europeo sorprendiendo a todos por el elevado número de votos y candidatos obtenidos.
-Las encuestas indican que su apoyo no para de crecer. Como dato, en la más reciente que se ha hecho pública, prácticamente empata con el PSOE. Los dirigentes de este grupo (Podemos) señalan que hay otras encuestas que no salen a la luz porque superan a los socialistas en intención de voto.

Del futuro más cercano: elecciones locales/autonómicas y generales
Aunque estamos inmersos en un proceso muy dinámico que aún no ha finalizado, no es difícil inferir, de la observación y el análisis, que:
-El PP no obtendrá mayoría absoluta. Lo que hará que se rompa la “regla de los ocho años”.
-Podemos se constituirá en la segunda fuerza política en las siguientes convocatorias electorales, lo que no quiere decir que obtengan una representación proporcional al número de votos.
-Izquierda Unida, de ir en solitario, quedará reducida a la mínima expresión. Intentará pactar con Podemos, pero espero que estos no lo hagan para no “contaminarse” con lo que ellos mismo llaman “casta” o partidos del 78.
-El PSOE dejará de ser partido de gobierno, algo de lo que sus dirigentes presumen, para convertirse en “partido bisagra”.
-A corto-medio plazo PP y PSOE, que defienden los mismos intereses, se unirán para gobernar como, de forma semejante, ya ocurre en Alemania. Esta es la fórmula que el capital utilizará para mantener su poder.
-El asunto catalán se limita, en lo fundamental, a una cuestión de carácter netamente político, con una indecente manipulación de las masas. Ninguna de las opciones ofrece un sistema diferente al actual. Las relaciones de poder y la desigualdad seguirían siendo las mismas, si es que en algún momento Cataluña se independizara del resto del Estado.

Pronóstico del futuro más lejano
A medida que nos alejamos del presente, el pronóstico se hace más impreciso. En este caso, no caeremos en la simple opinión o de la conjetura como vienen haciendo los que están en las nóminas de los diferentes medios públicos o privados para cumplir con un sucio papel. Me refiero a esa legión de tertulianas y tertulianos. Nuestro pronóstico, como tantas veces hemos manifestado, se infiere de la combinación de la observación y el razonamiento inductivo en el marco del análisis socioeconómico.
Estas son algunas consecuencias, a más largo plazo, del proceso de agotamiento de la actual situación económica, social y política:
-Los pactos PP-PSOE, de unirse de forma definitiva, provocarán el debilitamiento de esta segunda formación, hasta su práctica extinción, sobre todo en algunas CCAAs como, por ejemplo, Cataluña o País Vasco.
-De todo ello, los grupos situados más a la izquierda de los socialistas saldrán reforzados, pero el sistema, mientras permanezca como tal, no les dejará gobernar.
-En todo este proceso, y en su estabilidad futura, si es que esto tiene lugar, los ciudadanos suelen reaccionar, refugiándose en el miedo, la sumisión, la indiferencia, la ansiedad o el odio.
-Si la estabilidad se consigue, será con rentas salariales mucho más bajas que las anteriores al inicio del derrumbe del sistema actual, que se combinarán con una alta tasa de desempleo, lo que obligará a incrementar el número de prestaciones sociales, aunque peor retribuidas. En consecuencia, el consumo interno irá decreciendo como ya está ocurriendo.
-Sin embargo, en tal situación, los individuos dejaran de jugar el papel encomendado para mantener la relación de poder y sometimiento que el sistema demanda. Pero no es previsible cuándo su reacción de miedo, sumisión o indiferencia se transforme, de producirse, en rebeldía, insumisión o subversión para cambiar las relaciones de poder.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

CUENTO DE VERANO: UN MUNDO MEJOR, ¿ES POSIBLE?

(Cuento escrito en el verano de 2011, publicado en Nueva Tribuna: http://www.nuevatribuna.es/opinion/antonio-jose-gil-padilla/cuento-verano-mundo-mejor-posible/20110827112118060285.html)

El señor Mocasín yacía en la cama de una lujosa habitación de su mansión. Enfermo y con dolor se resistía a aceptar que pronto todo acabaría. ¿Cómo es posible que yo haya llegado a esta situación? Esto no me puede pasar a mí, la enfermedad, el dolor, la muerte es para el populacho, pensaba con la vista perdida. Pero, ni sus riquezas ni su poder podrán evitar que más pronto que tarde abandone este endemoniado mundo en el que muchos como él tanto han contribuido para que sea como es. ¿De qué le habrá servido ser un explotador insaciable, especular en los mercados, comprar y vender, engañar, manipular…?. Ahora se le ve encogido, poquita cosa, como un indigente de las finanzas. Muchos de aquellos que le obedecían sin rechistar, que le homenajeaban, que le hacían la pelota, que aplaudían cualquier decisión les pareciera acertada o no, todos aquellos ahora le han abandonado.
Un joven descendiente se acerca sigilosamente con un pequeño libro en las manos que, sin reparar en su título o contenido, ha elegido al azar de una enorme estantería rebosante de volúmenes. Se acerca al viejo y le dice al oído si quiere que le lea el texto que lleva en su mano, con el ánimo, pensaba el joven, de hacerle más llevadero ese duro trance. Con voz apagada el señor Mocasín acepta, aunque es más expresivo su gesto inclinando la cabeza que el leve hilillo de voz con el que le responde afirmativamente. El muchacho, haciendo una lectura cruzada del prólogo, descubre que se trata de un librito que describe la forma de vida en un pequeño país que alguna vez existió, no se sabe bien dónde, ni cuándo.
El joven comienza la lectura: “Érase un país en el que todos sonreían, las calles estaban pobladas de gentes que se saludaban amablemente, cariñosamente, parecían felices. En los medios de transporte ocurría lo mismo: caras alegres, amabilidad a raudales. Los gobernantes eran gentes sencillas, ciudadanos que rotaban cada cierto periodo de tiempo. No eran ni líderes, ni estadistas. Cada uno de sus actos era consensuado con sus vecinos. Las grandes decisiones se tomaban de manera colectiva, las iniciativas de cada uno de sus pobladores eran recogidas y sometidas a la consideración del resto de la población.
No había ricos ni pobres. El trabajo no dependía del capricho o la ambición de unos cuantos. Había una distribución de las tareas acorde con las capacidades de cada cual.
Los bancos eran públicos, es decir, eran del pueblo, los beneficios se empleaban en su totalidad para mejorar los servicios. El consumo era moderado, y las energías utilizadas totalmente renovables”. 
 Al oír esto de los bancos el señor Mocasín puso los  ojos en blanco e hizo un movimiento raro, como que se privaba. El joven se asustó e interrumpió momentáneamente la lectura. Con voz, ahora, de ultratumba, una vez recuperado de esa especie de síncope, el moribundo susurraba: no puede ser, esto no puede ser cierto…
Al ver que el anciano se recuperaba un poco, el joven prosiguió la lectura: “La sanidad y la enseñanza eran totalmente gratuitas, y todos los centros educativos y los de salud eran públicos. La formación se centraba en el desarrollo intelectual y emocional de todos y todas, habiendo desterrado una práctica, heredada de otros mundos, que se limitaba, exclusivamente,  a conjugar la memoria con la obediencia.
No existían profesionales de la cultura que mercadeasen con su obra, no había pues un mercado del arte, ni deportistas, cantantes o actores profesionales que capitalizasen grandes fortunas. La población era polifacética: sabían tocar instrumentos musicales, cantaban, dibujaban, hacían deporte, representaban obras de teatro.  La cultura, haciendo honor al la acción de cultivar, se practicaba y no se consumía.
Los términos competitividad y productividad, también heredados de otros lejanos lugares, habían sido sustituidos por igualdad y solidaridad. El afán de enriquecimiento de otras culturas había desaparecido porque los pobladores de este país habían alcanzado la condición de especie humana con todo lo que eso conlleva”.
El viejo, con una respiración que se parecía cada vez más al sonido de una sierra cortando un madero, hizo un esfuerzo para comunicar con el joven agarrándole del brazo con el que sujetaba el libro, y le dice: pero cuál era la “prima de riesgo” de ese país, qué decía la TV sobre la bolsa de valores, cómo funcionaban los “mercados”. El muchacho busca y busca y le contesta: aquí no dice nada de eso, pero sí que  relata cómo  actuaban los medios de comunicación. “Los medios de comunicación eran del pueblo y no había profesionales que firmaran contratos millonarios. Por el contrario, a ellos tenían acceso cualquier ciudadano que tuviera algo interesante que contar. La información no estaba manipulada por nadie, no era necesario engañar a un pueblo bien formado que sabía como actuar en todo momento.
No eran necesarios opios para embelesar y distraer con mentiras. No existían dioses, ni sectas porque los ciudadanos habían adquirido la madurez suficiente como para no necesitar refugiarse en mentiras o inventos de gentes aprovechadas”.
Al llegar a este punto, exprimiendo la escasa capacidad cognitiva que le quedaba, el viejo moribundo entendió que la vida podría haber transcurrido de otra manera, que podría haberse esforzado para trabajar por un mundo mejor, aunque ya era tarde para retornar; que todo su esfuerzo por acumular  riquezas no le servirían ahora de nada, que había estado enajenado, fuera de sí, que no había dedicado tiempo a las pequeñas cosas, esas cosas que engrandecen a las personas: pasear con una leve lluvia por una calle empedrada, tomarse una cerveza con amigos en una sencilla terraza de barrio, jugar con los hijos o los nietos en un parque público, ver caer las hojas de los árboles en otoño, etc. Además, en su última ráfaga de lucidez, comprendió que no iría al cielo, a un cielo inexistente; que las misas y los actos a los que había asistido vestido de gala, no le librarían de pudrirse y de descomponerse tan pronto como los gusanos comenzaran a hacer su labor en esa lujosa tumba familiar. Esta especie de juicio final le condujo  a una  crisis emocional tal que no pudo resistir más, y estiró la pata.

El joven se retiró, tal como lo hizo al acercarse, con sigilo, y se dispuso a colocar el librito en la enorme estantería de donde lo cogió, pero no recordaba si lo hizo de la sección correspondiente a la historia o a la de ciencia ficción. Haciendo un breve repaso del contenido de lo que había leído al anciano, y contrastándolo con la trayectoria de su rancia estirpe, no dudó en ubicarlo en esa zona de la más pura fantasía

lunes, 21 de julio de 2014

EL FENÓMENO “PODEMOS”

Una nueva fuerza política aparece en nuestro país a raíz de unas elecciones al Parlamento de la UE (mayo de 2014), convocatoria de bajo interés para la ciudadanía, como muestra el alto porcentaje de abstención. Con el nombre de PODEMOS, este grupo se presenta por primera vez a unos comicios, obteniendo unos resultados sorprendentes. En realidad, no es fácil encontrar vínculos directos entre sus dirigentes y los movimientos sociales que se inician al comienzo de esta década, en particular con el 15M.
El éxito electoral de PODEMOS (cerca del 8% de los votos y 5 eurodiputados) tiene lugar en un contexto nuevo en el que el modelo de alternancia bipartidista (PP, PSOE) entra en quiebra, en sintonía con lo que ocurre en otros países europeos. Por otro lado, se nutre de quienes buscan una izquierda real, alejada de los vicios y rutinas de los ritmos que marca el poder económico, es decir, de los que manejan el sistema.
PODEMOS vive ahora momentos de “gloria”, lo que les permite intervenir con cierta euforia y un sentimiento triunfalista, aunque su éxito no se sustente sobre unas sólidas bases científicas, ni prácticas. El fenómeno proporciona audiencia y, en consecuencia, los medios de comunicación se hacen eco de su victoria, dándoles, de momento, amplia participación. 
Después de dos meses, la derecha ultramontana está muy alterada. Las declaraciones de los del PP intentan echar toda la mierda que pueden sobre los dirigentes de PODEMOS. Mienten sin pudor, cosa que saben hacer mejor que nadie, resucitan  a grupos y rememoran acontecimientos que ya son historia o nos trasladan a otros lejanos lugares que no tienen el menor interés para la mayoría de los ciudadanos de a píe de este país. El fenómeno les ha sorprendido más que a nadie. En estos momentos de hegemonía casposa, se sienten a sus anchas gobernando como partido único. Se sienten poderosos porque ningún otro partido de la oposición les cuestiona seriamente la arbitrariedad  con la que nos están llevando a las cavernas. Pero ahora surge un grupo que les arrebata un pedazo de poder político. Lo peor, para los del PP, es que estos nuevos políticos sintonizan con amplias capas sociales que permanecían aletargadas ante el tedio y la desgana de los partidos de lo que se conoce como izquierda. Esa pérdida de poder del partido reaccionario se traduce en miedo. Miedo a la pérdida de su poder político, de sus privilegios y de sus prácticas corruptas. Pero su soberbia y su torpeza les impide ver que cada vez que atacan a PODEMOS les engrandecen cualitativa y cuantitativamente.

No es posible pronosticar con precisión el futuro político de este país y, en particular, la trayectoria de PODEMOS. En una primera aproximación, todo hace pensar que tendrá bastante más apoyo popular en las dos convocatorias que se avecinan (Municipales-Autonómicas y Generales). El grupo de los que se abstienen constituye una impresionante “cantera” para acumular votos que ahora no saben a dónde ir. Sin lugar a dudas, PSOE e IU se resentirán por el indiscutible crecimiento futuro de PODEMOS, aunque el objetivo debería de ser dejar a los del PP en franca minoría.

Somos optimistas respecto a las expectativas electorales de esta nueva formación. Sin embargo, no tanto con las posibilidades de cambio socioeconómico que prometen, si es que llegan a tener poder político suficiente. Aparecer en  escena y ganar por la vía de este modelo político no garantiza el derrumbe del actual sistema, aunque se encuentre herido de muerte. Los que tienen el poder económico se defenderán con uñas y dientes para no perder ese omnímodo poder.  Las grandes transformaciones se han producido a lo largo de la historia cuando otros agentes se han apoderado del control económico para, posteriormente, establecer las estructuras políticas y sociales adecuadas a las nuevas clases dirigentes.  Y, de momento, no parece que tenga lugar otra forma de economía diferente a la que tenemos, ni que otro agente trasformador (sector o clase social) arrebate el poder real a quienes lo tienen. 

viernes, 27 de junio de 2014

OPERACIÓN RUBALCABA: EL DAÑO YA ESTÁ HECHO


Ahora nos encontramos con el abandono de la política de Pérez Rubalcaba para dedicarse a la docencia. Después de tantos años alejado tendrá que echarle tiempo a su actualización. La química debe de haber evolucionado bastante desde que abandonara las clases como profesor. Nunca es tarde para cambiar de actividad, pero a Rubalcaba le quedan un par de años para la jubilación forzosa, aunque algunos prefieren aguantar hasta los 70. No se resignan a perder poder adquisitivo, porque, por lo demás, pocos son los éxitos científicos que se obtienen como consecuencia de esa prolongación de vida laboral activa que, incluso, se alarga con eso de convertirse en eméritos. En fin, es posible que a este hombre, sin demasiados problemas económicos, le veamos pronto gozando de una espléndida jubilación, viajando, al estilo de lo que, con una cierta obsesión, hacen los jubilados, aunque, en este caso, no tenga que recurrir al IMSERSO para ahorrarse una “perrilllas”. Sinceramente, no le veo en consejos de administración, al estilo de lo que han hecho  otros de su misma “casta”.
Yo le conocí por aquellos tiempos de Reforma del sistema educativo a finales de los ochenta y comienzos de los noventa, en los que coincidimos, aunque con la distancia que hay entre Ministro o Secretario de Estado y un simple Asesor o Consejero técnico, que es lo que yo era por entonces. De cualquier forma nunca me pareció una persona brillante en sus tareas como dirigente en materia educativa. Ni él, ni los que le apoyaban en sus funciones desde las Direcciones Generales. Tampoco fueron Ministros destacables otros Como Solana o un tal Pertierra, que pasaron por allí sin pena ni gloria. Fue Maravall el único que se distinguió como un buen Ministro de Educación. Sin embargo, le tocó enfrentarse a una potente protesta del profesorado, teniendo que dimitir más por razones políticas que técnicas.
Pero no es demasiado importante lo que este hombre vaya a hacer en el futuro, o lo que haya hecho en el pasado, sino su actuación última, en relación a la sucesión Monárquica, lo que me atrevería a denominar “operación Rubalcaba”.
No se entendería que este cese de la política no se hubiera producido a raíz de los derrumbes electorales más recientes, si no fuera por las razones ocultas que le obligaban a seguir. Tendría que estar allí para pactar con la Corona y con el PP, de forma precipitada, las normas que dieran continuidad a la Monarquía, incurriendo en el ridículo cuando anunciaba que su partido era de honda tradición Republicana. Pero el pueblo llano es ingenuo y demasiado tolerante. La picaresca y la mentira son dos genuinas lacras de nuestros gobernantes. Las pantallas de TV lo aguantan todo. La reiteración de una mentira o de un absurdo hace que pasen a la categoría de normal.
La abdicación, y posterior proclamación de un nuevo Rey se ha llevado a cabo con la anuencia de los dos partidos mayoritarios del Congreso, con la oposición de la izquierda política y sin una aceptación popular manifiesta. Por el contrario, la mayoría de las voces que hemos podido escuchar se decantan por la petición de una consulta popular.

Rubalcaba se va, pero el daño ya está hecho. Si el PSOE se hubiera unido a las fuerzas políticas discrepantes habrían creado serios problemas al relevo Real, pero en este país nuestro las cosas de esta índole se “atan” con seguridad para que luego cueste desatarlas, o para que queden consolidadas a causa del olvido y de la indiferencia.

miércoles, 11 de junio de 2014

REPÚBLICA O MONARQUÍA

Ante la decisión personal del actual Monarca, se vuelve a abrir el debate Monarquía-República. Un asunto recurrente que muestra que la actual es una situación forzada y establecida a espaldas del pueblo y de la razón.
Aunque desde este mismo momento apostamos por la opción republicana, hemos se señalar que la República, por sí misma, no garantiza la mejora de las clases populares, ni un mejor reparto de la riqueza. República o Monarquía no constituye la principal contradicción desde una óptica social o económica. Por eso, como en otras ocasiones, queremos ir un poco más al fondo del problema, abordando globalmente el sistema socioeconómico, sus miserias y sus efectos sobre una sociedad de clases.

El poder y el miedo en un sistema de dominio
El poder y el miedo son dos elementos dinámicos que juegan un papel fundamental en la dimensión represiva que conlleva una práctica política imperfecta como la vigente a la que, por ingenuidad o ignorancia, una amplia mayoría reconoce como democracia. Una democracia limitada, manipulada y establecida desde el poder como una estrategia para el mantenimiento de eso que llaman “paz social”, tan necesaria para que los de arriba sigan dominando y enriqueciéndose sin poner límites a su avaricia.
El poder y el miedo, como hemos expresado en anteriores ocasiones, se encuentran en relación inversa: a más miedo menos poder y viceversa. Los que ostentan el poder imponen las reglas del juego de los que se manifiestan ante la injusticia y la desigualdad. Es el sistema el que, a través de sus tentáculos (las instituciones políticas, los medios de comunicación y la escuela) determina lo que está bien y lo que está mal. De esta manera, han ganado la baza pacifista. Las protestas se han de llevar a cabo sin violencia, lo que les preserva de cualquier desequilibrio, y les refuerza su poder. Así, el pueblo llano es temeroso cuando incumple las normas impuestas, lo que le resta poder.
Los que tienen el poder tratan de mantener una amplia franja de seguridad para proteger sus intereses y su riqueza. Por lo tanto, cuando barruntan que su poder puede quebrar, no dudan en tomar medidas desorbitadas y desproporcionas a los efectos que algunos acontecimientos pudieran producir, situación a la que estamos asistiendo en estos días.

Los más recientes acontecimientos  
Son varios los acontecimientos que ahora se suman a la ya de por sí deteriorada situación política, económica y social de nuestro país: El proceso judicial de miembros de la Corona, los resultados de las últimas elecciones y la abdicación y relevo del Monarca. ¿Guardan relación unos hechos con otros? Como es habitual, los motivos oficiales que se suelen aludir ante situaciones de cierta transcendencia suelen ser falsos, como está ocurriendo con el cambio de Rey. Nadie se ha creído eso de la regeneración como causa única y fundamental del relevo. En los “mentideros” de la corte se comenta que el “amor” está jugando un importante papel, con el fin de añadir una nota romántica al asunto aunque, en realidad, el comentario se convierte en algo totalmente irrisorio. Un anciano en tan mal estado físico lo que necesita es asistencia sanitaria.
Los medios de comunicación, como siempre al servicio del que tiene más poder, no han analizado con el rigor que se requiere la relación entre esos tres acontecimientos que hemos enumerado.
Como premisa, hemos de señalar que el propio Jefe de Estado, en su alocución de fin de año, no mostraba muestras de abandono, por el contrario nos dijo que seguiría en su puesto. Ahora nos quieren convencer de que una semana después tomó la decisión de abandonar.
A mi juicio, el relevo en la Corona se ha precipitado por los otros dos acontecimientos. El inevitable e inminente procesamiento de miembros de la Monarquía, y las posibles implicaciones directas del Monarca, son motivos más que suficientes para establecer desde el poder una estratagema de esta índole. Si a ello se le añade los resultados de las elecciones del 25 de mayo, que rompen con el modelo político del bipartidismo y la alternancia, es razonable pensar que se cierre el círculo de la manera que se ha llevado a cabo: procesamiento por corrupción-ruptura del modelo político-abdicación. Abdicación consensuada con los miembros del poder real o poder económico, y gestionada por los políticos serviles.
Es posible que los miembros de la realeza procesados por corrupción se libren de las penas correspondientes a los presuntos delitos cometidos. Las leyes están hechas para castigar a la plebe y defender a los poderosos. En ese sentido, como en tantos otros, poco nos distancia del Medievo. Pero, en cualquier caso, cabe esperar que la Institución quede tocada, aunque el titular sea otro diferente.
El otro acontecimiento que ha precipitado el relevo en la Corona es, sin duda, el derrumbe del bipartidismo puesto de manifiesto en las últimas elecciones del mes de mayo. De no variar demasiado el panorama político, ningún partido obtendrá mayoría absoluta en las próximas confrontaciones electorales. Además, tanto PSOE como PP tendrán una considerable caída en número de votos. En resumen, los votos y escaños quedarán repartidos entre un amplio número de grupos. Por lo tanto, este es el momento que les ha parecido más adecuado, con mayorías de populares y socialistas en las Cortes, para el relevo en la Corona.  
En toda esta operación, hay que destacar el sucio papel jugado por Rubalcaba y los suyos. Obligado por el poder a declarar de forma manifiesta su contradicción, renunciando a esa vocación republicana, les ha llevado al extremo del ridículo.


Pero parece que este es el camino. Ante la irrupción de nuevos grupos políticos, que sintonizan en mayor grado con la ciudadanía, intentarán formar los Gobiernos mediante pactos entre PP y PSOE, como algunos elementos a sueldo del gran capital vienen anunciando. Alemania ha abierto la brecha. Estas alianzas, actuales o futuras, son muestra evidente de que el sistema buscará siempre la forma política  más adecuada a los intereses de los que dominan. El acuerdo de gabinete para sacar hacia adelante la ley de abdicación del Rey es un primer paso en esa camaleónica práctica política de estos países que se autodenominan democráticos. Por tanto, hay que ser prudentes a la hora de reivindicar la República, porque el sistema no tiene problemas de adaptación a cualquiera de las fórmulas, para mantener, como ahora, la desigualdad y el poder en manos de unos pocos.

miércoles, 28 de mayo de 2014

CRISIS SÍSTEMICA Y DERRUMBE DEL MODELO POLÍTICO

El sistema  socioeconómico actual se sustenta, básicamente, sobre tres pilares: el modelo político, el modelo educativo y cultural y las técnicas alienantes para distraer y embelesar a las masas de su realidad (pág. 40, http://www.bubok.es/libros/193055/EN-LOS-LIMITES-DE-LA-IRRACIONALIDAD-analisis-del-actual-sistema-socioeconomico). Cuando alguno de estos tres elementos se tambalea, como es el  caso, se intenta reforzar los efectos de los otros dos, con la intención de salvar los restos del naufragio.  El otro día escuché en algún medio que el fútbol era la religión del siglo 21 (sic), y motivos no le faltan, solo hay que observar los últimos acontecimientos futbolísticos, donde las más altas instancias de dos países, España y Portugal, estaban presentes en las gradas de “honor”. Por si fuera poco, tenemos un campeonato mundial a la vuelta de la esquina. En lo educativo, los recortes, la vuelta al pasado y, en general, la usencia de una tecnología educativa que permita definir procesos formativos y el desarrollo intelectual de niños y jóvenes, redundan en una nefasta e intencionada formación. Enajenación mediante técnicas alienantes y sometimiento y obediencia a través del paso por la escuela y la universidad son los instrumentos que tratan de paliar el derrumbe del modelo político.
Lo que llaman crisis va más allá de lo netamente económico. Nos atrevemos a decir que va más allá, incluso, de una crisis global del sistema de producción capitalista, aunque para entendernos utilicemos el término como recurso lingüístico. Nos unimos a quienes dicen que lo que nos está ocurriendo forma parte de la evolución propia de la especie; que el capitalismo no se fundó y, en consecuencia, no es posible refundarlo en una situación de agotamiento como la que padecemos.
No es fácil averiguar la relación causa-efecto entre la agonía del sistema y el derrumbe del modelo político. Lo que si podemos asegurar es que ahora van de la mano. Al debilitamiento progresivo de la actividad productiva y comercial, a la aparición del mercado del dinero, al enorme paro, a la desigualdad extrema, a todo esto, como elementos fundamentales del sistema en estos momentos, le acompaña el descredito de la práctica política al uso como una pieza más de contención y engaño para mantener un sistema de clases.
Centrados en el caso de este país nuestro, hemos comprobado cómo se diluye el voto en las elecciones europeas del presente mes, rompiendo con el modelo de alternancia bipartidista. Algo parecido ha ocurrido en los demás países de la UE, siguiendo la pauta iniciada en las últimas elecciones alemanas, y forzando a la formación de una coalición de gobierno entre conservadores y socialdemócratas.
Las dos formaciones, de momento, más grandes en cuanto a número de votantes, PSOE y PP, constituyen el soporte político que el sistema necesita. Cuando las distintas opciones políticas no ofrecen modelos sociales y económicos claramente diferentes, no constituyen alternativas válidas. Cuando esas opciones, abierta o subrepticiamente, asumen el mismo sistema económico y la misma organización social, y se soportan sobre ellos, se burlan de los ciudadanos, abusan de su ignorancia (generada intencionadamente), vacían de contenido cualquier atisbo de auténtica democracia y convierten la política en un simple mercado. Y este juego parece que ha tocado techo.
En algunos países las formaciones de corte fascista han incrementado de forma alarmante el número de votos, llegando incluso a ser la fuerza más votada, como es el caso de Francia, por ejemplo. Afortunadamente, en España, a la vez que en Gracia, la grieta, como ellos mismos dicen, la han protagonizado grupos que ofrecen una verdadera alternativa social y democrática.
En esta última cita electoral, el voto se ha fraccionado tanto que, de ser así en el caso de unas elecciones generales al Parlamento, la complejidad para formar Gobierno sería tal que podría llevar a una situación de ingobernabilidad. En este caso, ni la unión de las dos mayores formaciones suman el 50% de los votos.
Sorprendentemente, irrumpe una nueva formación con el nombre de Podemos, creada hace tan solo cuatro meses. Un grupo sin apenas estructura, ni dinero, pero que, a pesar de ser desconocidos por amplios sectores sociales, han obtenido casi un millón y medio de votos, convirtiéndose en la cuarta fuerza política, y la primera en sitios tan emblemáticos como Rivas Vaciamadrid, feudo de IU hasta ese momento.
Un grupo que alienta a una juventud que parecía indiferente ante los partidos de corte tradicional. Y no sólo a esa juventud que quiere ver cosas nuevas en política, sino también a todas aquellas personas de talante progresista que han elegido la opción de la abstención como medida de protesta ante una práctica política que se dedica a defender los intereses propios y los de los ricos.

Ahora, sus militantes se han convertido en presa de los medios de comunicación y están en el punto de mira de esos “tertulianos” trasnochados, adalides de la más rancia tradición. Sin disponer de muchos más datos, a mí me parece que se inicia una nueva etapa en el terreno político con lo que pudiera ser un imparable crecimiento de Podemos. Un crecimiento inevitable si no les cortan el paso, cosa que intentará el poder con todos los medios a su alcance. Sus dirigentes deben analizar con talento y prudencia la aproximación a otros grupos políticos de corte convencional, y me refiero en concreto a IU. Su campo de acción deben buscarlo entre aquellos que han optado por la abstención activa, en los movimientos sociales no adscritos a grupos políticos y, en general, en los sectores sociales más desfavorecidos. Desde estas breves líneas, y con todos nuestros mejores deseos,  auguramos un futuro de éxitos crecientes a Podemos.  

miércoles, 12 de febrero de 2014

ACERCA DE LA CONCIENCIA

Se dice que nuestra especie es la única que es consciente de su propia existencia y de su relación con el entorno, pero: ¿hasta dónde alcanza ese conocimiento? Ser consciente de tu propio ser, de tu existencia es algo tan elemental como la ambigua e incompleta definición del término. Limitar la conciencia a ese sencillo reconocimiento existencial nos sitúa en la frontera con otras especies que forman parte de ese amplio grupo de los primates, porque también dicen que algunos monos se reconocen cuando se miran en un espejo.
La conciencia es una variable, por lo que, aunque con dificultad, sería posible elaborar una amplia taxonomía de hombres y mujeres con diferentes niveles de ella. Bien entendido que tener un nivel mayor o menor de conciencia no exime de derechos u obligaciones a todos y cada uno de los que nos agrupamos en sociedades como la nuestra, o en otras diferentes.
La conciencia individual se va desarrollando a lo largo de la vida. De niño no se tiene noción del principio o fin de la existencia de uno mismo, por ejemplo. Poco a poco la persona va adquiriendo el conocimiento sobre su existencia y el papel que juega en su entorno familiar y social. Por alguna causa, a la que luego haremos referencia,  el desarrollo de la conciencia toma uno u otro camino, o adquiere una dimensión más o menos amplia.
Es muy complicado conocer con exactitud el nivel de consciencia de cada uno de los individuos que configuran una sociedad. Cuando se habla de ello no queda más remedio que referirse al nivel medio, o nivel de conciencia de la mayoría. Sin embargo, no todos nos encontramos en ese gran grupo, o en ese grado medio de consciencia. Es conveniente destacar que una parte relevante de la humanidad se desmarca de la mediocridad, escapando de las garras de los que nos dominan y marcan la pauta que a ellos les interesa mediante los mecanismos e instrumentos en su poder.
Aquellos que dominan se aprovechan de la superstición y del miedo de la inmensa mayoría para conducirles por el camino que les marquen. Así las cosas, podemos establecer, grosso modo,  dos niveles diferentes de consciencia. Por un lado, las masas que se impregnan de la ideología dominante, se dejan llevar por los que otros deciden y, por lo tanto, son víctimas del engaño. Por otro, y este, a mi entender, es un grupo bastante heterogéneo, son aquellos a los que ya hemos hecho referencia y que son capaces de pensar por ellos mismos, y son conscientes, aunque en distintos grados, de la realidad en sus múltiples dimensiones.
K. Marx decía que “no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia" (La ideología alemana). Estamos completamente de acuerdo con la segunda parte. El actual sistema de explotación capitalista no sólo marca el desigual reparto de la riqueza, sino que determina la escala de valores, y permite que los que dominan impongan su ideología. De esta manera, esa mayoría social se encuentra alienada. Se deja conducir y no son capaces de cuestionar el sistema que les margina y les explota.

Sin embargo, no estamos de acuerdo, en su totalidad, con la primera parte: “no es la conciencia la que determina la vida”. De ser  así, estaríamos condenados a vivir en un único modelo a perpetuidad. Si bien es cierto que esa inmensa mayoría nunca será capaz de indagar o buscar nuevos modelos y nuevas actuaciones, aquellos con un grado de conciencia mayor han intervenido, o podrían seguir interviniendo, para iniciar nuevos caminos, nuevas vías hacia una forma de vida más racional. Pero es indiscutible que sin la intervención de la mayoría cualquier cambio es imposible, a pesar de que surgiera un agente transformador formado por aquellos con mayor nivel de conciencia.
Bien es cierto que, examinando la historia, nunca se ha consolidado una situación socioeconómica, cultural y política acorde con el pensamiento y el deseo de los que buscan, o han buscado, un mundo más humano y más racional. El único hito histórico lo marca la Revolución Bolchevique. Pero, por unas u otras circunstancias, hemos asistido al derrumbe de lo podría haber sido otra forma de vida. Después del examen de la historia no tenemos más remedio que concluir en que la causa final de nuestra errática trayectoria es la inmadurez de una gran parte de los individuos que conforman esta especie nuestra. Inmadurez intelectual que es el origen de esa ausencia de conciencia, prueba inequívoca de que, en su mayoría, no estamos aún preparados para vivir en armonía e igualdad, y con respeto al medio en el que nos movemos.
En lo concreto, diremos que, bajo la presión del poder real, para esa mayoría social pasan inadvertidas situaciones que determinan esta forma de vida, por lo que se hace complicado iniciar un cambio de rumbo. Son hechos que se asumen sin la menor discusión, aunque perjudiquen notablemente a los más débiles. El rechazo a la actual situación debería comenzar por tomar conciencia de hechos que tanto daño están haciendo, como, por ejemplo, son: a) lo que llaman iniciativa privada que se traduce en que el trabajo está en manos de unos cuantos que buscan su propio beneficio; b) que el poder político es una barrera de contención para proteger al poder real, es decir, las transformaciones no vendrán dadas por el cambio político; c) que, en consecuencia, la actual práctica democrática es sencillamente una estrategia del poder real para contentar y calmar a las masas.  

A pesar de ello, ante la injusta e irracional situación vivida ahora en países como el nuestro, se vislumbra un rayo de esperanza que se centra en el rechazo al actual modelo político. La abstención va en aumento año tras año. Eso no es todo, pero algo es algo.   

lunes, 13 de enero de 2014

A MODO DE RESUMEN

Con motivo de la convocatoria de la huelga general del 29 de marzo de 2012, escribí un artículo para Nueva Tribuna, diario en el que periódicamente publicaba, pero ese artículo fue censurado y no lo publicaron. Eso puso fin a mi colaboración. Desde ese momento rechazaron todos los envíos que les hice: ¡Viva la libertad de expresión! A partir de entonces decidí cambiar de rumbo, y no volver a elaborar más escritos de ese estilo, anunciando, tal como señalé, “un punto y seguido”. “Punto” por la interrupción impuesta por NT, pero “seguido” porque mi intención era seguir escribiendo, aunque de otra forma y en otro estilo. Sin embargo, el Blog que había iniciado unos meses antes, y el interés de otros diarios por mis escritos, me dieron pie para seguir en la misma línea y continuar así hasta la fecha.
Motivos e ideas no han faltado, ni faltan, para seguir publicando artículos. A veces los “proyectos” se han acumulado, y ha sido necesario tomar notas hasta agotar páginas y páginas, aunque de manera un tanto desordenada. Al día de hoy son varias decenas de artículos los que están pendientes de desarrollo, pero, tal vez (o sea seguro) esos escritos se queden en simples Post de mi Blog. No tengo demasiado interés en compartirlo en las redes sociales. Por cierto, éstas se hacen ineficaces para la comunicación de reflexiones o asuntos tratados con seriedad y profundidad. Las redes, sobre todo Twitter, tan de moda y uso entre políticos y gentes del famoseo, se han convertido en mensajeras de la frivolidad, de la descalificación de otros y de propaganda personal de sus titulares. En ningún caso utilizaré más veces el correo electrónico.

Ahora sí que habrá una inflexión, lo que no quiere decir que lo deje todo. Las razones por las cuales tomo esta decisión intentaré exponerlas a continuación. Tal vez, algunas de las ideas, propuestas o razones, como algunos me han manifestado, se hayan repetido, aunque, en defensa propia, he de decir que en contextos diferentes con títulos distintos.  Ese afán por intentar llegar a la médula, a la causa última, al núcleo del problema, me ha obligado a funcionar en forma de espiral, manejando aquellas ideas preconcebidas, aquellas de partida que me han permitido elaborar un montón de páginas, y las que han ido naciendo a raíz de esa especie de investigación. Tal vez, una lectura rápida y aislada de cada escrito haya llevado al “cansancio” de aquellos que han recorrido el camino junto a mí. Es esta una de las razones, aunque no la principal, por las que tomo esta decisión. Sin embargo, desde este mismo momento quiero agradecer a todos aquellos y a todas aquellas que me han enviado sus comentarios, tanto de apoyo como críticos. La intención de difundir mis reflexiones no ha sido otra que compartirlas con aquellos y aquellas que considero afines con mi pensamiento. Espero que de algo haya servido. Desearía que, antes o después, hayan hecho el mismo recorrido que yo. En el terreno de lo anecdótico (al menos así quiero definirlo) dos personas que recibían mis artículos me pidieron de manera explícita que les eliminara de la lista de receptores. En un caso, sé que mis críticas al sistema y a los políticos (sobre todo al PP) le sacaban de quicio, según sus manifestaciones. En el otro caso, desconozco los motivos.   

La razón fundamental de este giro hay que buscarla en la culminación de un proceso a través del cual he llegado a entender, con meridiana claridad, las claves que justifican este tipo de vida que nos han preparado los que nos han dominado, y los lacayos que les parapetan, así como el poco margen de maniobra para cambiarlo. Tipo de vida, o sistema socioeconómico irracional, injusto e inhumano. Sistema agotado, lo que ha dado origen al desmadre actual, por eso cada vez son más necesarias normas más represivas, como lo es esa ley de seguridad ciudadana en ciernes, por lo que pudiera pasar, porque los poderosos no están dispuestos a "apearse del burro". Ese sistema se ha convertido en un fenómeno con vida propia, pero sin “materia gris”, que no hace fácil la manera de reconducirlo aunque sólo fuera para llevarlo a tiempos pasados donde la producción, la actividad productiva, era la que daba sentido a la organización social. La progresiva desaparición de la relación trabajo-capital (que origina un desempleo galopante) y el surgimiento de un mercado del dinero han dado al traste con aquel razonable, aunque injusto, equilibrio entre ricos y pobres de décadas anteriores. Tan imposible es el cambio a mejor que toda esa proliferación de movimientos sociales, y tantas y tantas manifestaciones, huelgas o, en general, acciones de carácter reivindicativo no tienen eficacia alguna, o una eficacia insignificante y desproporcionada al esfuerzo que se lleva a cabo. Por ser éste un factor de enorme importancia, más adelante, en el último apartado, insistiré en este asunto, aportando algún dato más.

Evidentemente a la hora de ponerme a escribir sobre estas cosas, partía de un ideario, de unas ideas que pretendía compartir con hombres y mujeres de ese sector social en el que me encuentro, o al que yo creo pertenecer. Pero el esfuerzo por llegar a descubrir las razones por las cuales este tipo de sociedades funcionan de esta manera, me ha permitido añadir otras que antes formaban parte de una nebulosa, de unas ideas sin matizar, o que simplemente estaban por descubrir en su totalidad. Por eso, quizás, haya sido yo mismo el receptor más beneficiado de mis artículos.
Sería muy extenso expresar en detalle todo aquello que llevaba en la “mochila” antes de comenzar a escribir estos 72 artículos que he hecho públicos a través de redes sociales, de mi propio Blog, de diarios digitales o a través del correo electrónico. Sólo decir que sin ser un ortodoxo comparto los principios básicos del materialismo histórico. Desde hace bastante tiempo, descubrí que la “historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”. Que el deseo de dominio, y su puesta en práctica, ha sido el eje en torno al cual se han establecido las relaciones sociales. Que el poder y el miedo caminan en relación inversa; que el miedo es una de las armas más poderosas de los que dominan para mantener su situación de privilegio. Que la democracia, este amago de democracia, es una estrategia del poder económico para contener a las masas. Que el parlamentarismo en un sistema como este es una fachada burguesa para la dominación de clase. Que los gobiernos “títere” se convierten en el gabinete de gestión de la clase dominante. Que las leyes son un instrumento en manos del poder para controlar y reprimir a la “plebe”, de su aplicación escapan los corruptos y los estafadores. Y tantas otras cosas que excluyo porque están recogidas en los artículos anteriores y en algunos de los textos más amplios, que están publicados en páginas de Internet.

A pesar de ser un simple aficionado, sin apenas trayectoria literaria (o lo que por tal se entiende), he utilizado varios estilos para describir mi pensamiento. El estilo periodístico, el ensayo, el relato/cuento, los aforismos, los silogismos y los axiomas han sido algunas técnicas que han dado forma a mis artículos. La verdad es que, desde el rigor y el compromiso,  me he divertido, y pienso seguir divirtiéndome.

Por último, recojo algunos párrafos que me parecen significativos. Por simple elección, se centran en la inquietud por encontrar las causas por las que los hechos y los acontecimientos trascurren de esta manera, en la necesidad de emplear un método o una herramienta para el análisis y en algunos de los descubrimientos que han ido apareciendo a lo largo de toda esta trayectoria.

La búsqueda de la causa última, o el origen de todos nuestros “males”
En ese afán por descubrir los motivos por los que esta especie ha llegado a la actual situación, escribí esto:
“Quienes intentamos poner algo de luz, y combatir la manipulación y la mentira, abordamos el análisis y la denuncia desde todos los ángulos posibles, procurando acercarnos lo mejor que podemos a la realidad que vivimos, y a sus causas. Pero, tal vez, ese esfuerzo no permita nunca hacer ese diagnóstico preciso que el autor desearía. Quizás ocurra como en matemáticas con el asunto de las asíntotas: la función sólo se une con la asíntota en el infinito. Es difícil dibujar con precisión el panorama actual, describir el proceso por el que hemos llegado hasta aquí o descubrir la causa última que ha dado lugar a los desatinos que ahora nos acosan. Aunque se profundice en todos esos factores, e, incluso, se llegue a un pronóstico, siempre quedará la duda de si hemos acertado. Para darle seriedad al análisis es conveniente huir de la simple opinión, y trabajar con un soporte científico más riguroso”. http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/2013/03/aunque-cueste-asumir-la-realidad.html

La necesidad de un método para razonar o inferir
Para llevar a cabo un examen serio de todas esas dimensiones (estudio o examen riguroso del sistema, o otras) es imprescindible una herramienta, un método que permita razonar e inferir con rigor. Es necesaria una verdadera,  y particular, “tecnología” de la información, de la comunicación y del estudio de sociedades como la nuestra.
(...)
 En mi caso, el método, a la hora de escribir,  se basa en la observación, el análisis y el razonamiento inductivo, tres capacidades que hay que poner en marcha cada vez que aparece una idea o un acontecimiento dignos de ser tratados. Por una parte, mediante el análisis del actual sistema, por ejemplo, es posible descomponerlo en las diferentes estructuras que lo configuran, buscando las causas que originan los comportamientos o hechos que se producen en cada caso. Además, para hacer un pronóstico, es necesario observar la situación actual, su evolución desde un tiempo atrás y comprobar, de forma razonada, si hay o no hay elementos que puedan modificar esa evolución

La razón, o causa última
Ya en los primeros apuntes o notas que iba tomando hace años, y que formalicé en “En los límites de la irracionalidad”, aparecía la inmadurez de nuestra especie como la causa última por la que hemos llegado a esta situación de desigualdad, injusticia y, en suma, de sin razón. http://www.bubok.es/libros/193055/EN-LOS-LIMITES-DE-LA-IRRACIONALIDAD-analisis-del-actual-sistema-socioeconomico, como algunos saben es un trabajo de análisis en el que la inmadurez intelectual es la pieza central del texto.

(…) la codicia es el resultado de una sucesión de causas que enraízan en la propia naturaleza de nuestra especie. Esa codicia, ese afán de enriquecimiento, surge del miedo y de la inseguridad que nace de la pobreza humana que, a su vez, es fruto de la inmadurez intelectual. En orden inverso, la sucesión, de origen a final, es la siguiente: inmadurez intelectual-pobreza humana-miedo e inseguridad-codicia.
Cabe establecer otras escalas para justificar otros comportamientos como son la aceptación incondicional de la mentira, la confusión entre lo que se desea y lo que es posible, la insolidaridad, la ausencia de conciencia, el maltrato medioambiental y el de los animales, etc. Pero la causa final siempre es la misma.

Algunos descubrimientos, fruto del análisis de algunos años
A lo largo de todos estos escritos, tomando el estado actual del sistema como elemento central del análisis, he ido descubriendo algunas de las razones por las que las cosas han trascurrido de la manera que lo han hecho. A título de ejemplo:

a) Principio y fin del estado de bienestar:
Ese estado de bienestar del que ha “gozado” una buena parte de la sociedad ha tenido lugar en el punto álgido de la actividad productiva, por el exceso de ganancia de la clase dominante, llevando a cabo una serie de concesiones que permitían mantener a los patronos la necesaria estabilidad para poder seguir enriqueciéndose, y, además, mejorar la formación y salvaguardar la salud de los trabajadores, tratándoles a estos como pura mercancía. No nos engañemos, el esfuerzo e, incluso, el sacrificio de los más luchadores han obtenido un rendimiento limitado, sin despreciar de forma rotunda su eficacia.
(…)
Ahora, cuando el sistema se va trasformando, y el capital no requiere apenas fuerza de trabajo, no es necesario mantener esos servicios porque a los poderosos no les importa la salud y la formación de amplios sectores que antes tenían fácil acceso a ellos.

b) La sociedad asume de forma incondicional que el empleo es cosa de particulares.
La desigualdad entre unos y otros individuos de una misma sociedad es un hecho irracional de orden superior. El principal motivo por el cual esto es así se debe a la aceptación incondicional de que son unos cuantos, los patronos, los únicos que pueden generar el empleo de una masa trabajadora. Este es uno de los hechos más aberrantes porque el objetivo de esos “empleadores” no es otro que su propio enriquecimiento personal.

c) La ineficacia de los movimientos sociales
En varios artículos o Post de mi Blog se justifica la ineficacia de tantas y tantas acciones que se están llevando a cabo a lo largo del territorio. Sin embargo, en ninguno de ellos hemos indicado, de forma concreta, que hay dos acontecimientos por los cuales esas acciones no surten efecto: En el terreno histórico el derrumbe de la URSS.; en el de la ignorancia, la creencia en el falso modelo político. Los Gobiernos se legitiman con las urnas. La pérdida del miedo al contagio y la farsa de esta “democracia” han dado lugar a una pseudo estabilidad social que impide cualquier tipo de trasformación. A la ineficacia de los movimientos sociales le he dedicado un artículo completo, además de múltiples referencias en otros: http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/2013/02/por-que-las-acciones-que-hoy-dia-se.html