Desigualdad creciente con la
intención de llegar a la bipolarización extrema de ricos y pobres, paro y
precariedad, impunidad para los corruptos, acumulación irracional de capitales,
decadencia de la fase productiva de los últimos 150 años, innecesaria fuerza de
trabajo para enriquecerse, una práctica política inservible y una inacción
popular frente al desastre son algunas notas interrelacionadas que dibujan el
actual panorama socioeconómico.
Por todo ello, cada vez es más
palpable esa situación vital que apunta hacia un nuevo paradigma, pero que parece imposible que pueda
consolidarse a largo plazo. Sin embargo, el proceso de transformación que
estamos viviendo supone pobreza y sufrimiento para una parte creciente de la
sociedad.
¿Cabe alguna posibilidad de que el
camino emprendido por el poder real pueda enmendarse, o serán las leyes
naturales las que regulen la vida futura en sociedades como la nuestra?
¿Quiénes son los políticos?
De los actuales políticos de uno u
otro bando poco cabe esperar. El acceso a la política oficial está totalmente
restringido, acotado y controlado. Los gobernantes se fraguan en los partidos
políticos, gentes sin experiencias laborales externas, reduciéndose sus
vivencias a la exclusiva relación dentro del partido y de su dinámica, una
dinámica basada en la promoción interna a través del vasallaje, del
enfrentamiento entre tendencias, de la suerte y del oportunismo; todo ello
requiere la afiliación temprana y…, a esperar y aguantar. Los diputados(as),
senadores(as), los ministros, los alcaldes, etc., todos ellos surgen de esos
“yacimientos”, de los partidos políticos. No hay ninguna posibilidad de acceso
al poder si no es mediante esta vía. ¿Quién garantiza las capacidades,
incluidas las intelectuales, de estas gentes que nos gobiernan?, ¿cómo romper
la actual situación?
El
surgimiento de movimientos sociales, y su ineficacia
Dos
motivos han dado lugar a la aparición en España de un elevado número de grupos
de lo que se conoce como movimientos sociales: la degeneración de la
democracia, ya de por sí dañada desde su nacimiento, y la ausencia de grupos
políticos que trabajen por la trasformación del actual sistema socioeconómico y
del modelo político que lo sustenta.
Movimiento 15M, 25S, Frente Cívico,
Democracia Real Ya, Cumbre Social, Toma el Congreso, son algunos de esos grupos
que desde hace algunos años llevan a cabo acciones al margen de la práctica
política de los partidos.
Me parece que es conveniente hacer una profunda
reflexión sobre el origen y finalidad de esos movimientos, de tantos grupos que
nos convocan una y otra vez a esas movilizaciones que sólo sirven para darnos
de bruces contra un muro cuando se llevan a cabo. Podría ocurrir que su razón
de ser fuera la de canalizar el descontento por la vía de la simple salida a la
calle de vez en cuando, impidiendo, de esta manera, ejecutar otras acciones que
pudieran dar mejores resultados. La ineficacia de tales movilizaciones hace que
cada vez sean menos numerosas, frustrando las expectativas de sus convocantes y
de los convocados.
En consecuencia, ante la posición
de los partidos políticos, y la ineficacia de tantos y tantos llamamientos
dirigidos a la ciudadanía, es necesario hacer un esfuerzo intelectual para
pensar en acciones eficaces que, al menos, nos saquen de este círculo vicioso
en el que los actos de protesta sólo sirven para desahogo de unos cuantos que
no ven más allá de sus narices. Las manifestaciones de protesta al uso son admitidas,
incluso valoradas, por los agentes más abyectos y por las fuerzas más
reaccionarias. Mientras esto siga así, mientras nos refugiemos en acciones como
las que ahora se llevan a cabo, seremos presa de los malvados, y, consciente o
inconscientemente, seremos cómplices del mantenimiento de un mundo injusto,
irracional, inhumano y cruel.
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