Una
vez aceptado socialmente que la violencia, la represión y la actuación por la
vía de hecho le corresponden exclusivamente al Estado, la única salida
que les queda a los ciudadanos son las acciones pacíficas. A la clase trabajadora nos han limitado el campo de acción, y lo más penoso es
que se han aceptado las reglas del juego impuestas por los que nos dominan. Un
engaño más.
En
otros tiempos, en las décadas de los 70 fundamentalmente, unos años de elevada
actividad reivindicativa, las huelgas y las manifestaciones tenían los efectos
deseados por estas razones:
1. Las leyes, aunque en el marco de un régimen dictatorial en España, no eran tan laxas como ahora en materia de despidos masivos, lo que garantizaba más estabilidad en el empleo.
1. Las leyes, aunque en el marco de un régimen dictatorial en España, no eran tan laxas como ahora en materia de despidos masivos, lo que garantizaba más estabilidad en el empleo.
2. Los beneficios del capital se obtenían fundamentalmente de la plusvalía. La actividad productiva estaba en plano apogeo. La fuerza de trabajo era pieza clave en la dinámica capitalista.
3. La correlación de fuerzas nos era favorable. Teníamos poder porque nos tenían miedo. Tal vez, como algunos han manifestado, el miedo era desproporcionado a la fuerza real de los trabajadores, pero eso nos sirvió para alcanzar las metas.
Las
acciones ciudadanas o de los trabajadores de entonces no valen hoy día. Estas
son las razones:
1. Las leyes laborales permiten despedir sin apenas costes, lo que hace que muchos trabajadores tengan miedo al despido.
2. Estamos en una fase postproductiva. Las ganancias del capital se obtienen ahora por otras fórmulas: especulación, corrupción, endeudamiento, compra de deuda soberana de países como el nuestro, etc. Los capitales acumulados no se reinvierten en la actividad productiva.
3. Hoy, con un excedente de fuerza de trabajo, las huelgas se hacen en defensa del puesto de trabajo, no por la mejora de salarios y condiciones de trabajo, como así se hacía en otros tiempos. Los paros no producen los efectos de antes, incluso les favorece en algunos casos a los patronos, o a los dirigentes políticos, porque la tendencia es la de reducir las plantillas. “Miel sobre hojuelas”: los descuentos por los paros supone ahorro en los costes de producción que es lo que se persigue.
4. Han aprendido que las manifestaciones son inofensivas. El ciclo es el siguiente: se suele quedar con algunos conocidos, se hace el recorrido autorizado, finaliza y, después, cada uno a su casa. El único coste para el Gobierno es el gasto de las horas extras de la policía, pero eso lo pagamos entre todos. Sólo algunos reciben su parte alícuota, pero en forma de cachiporrazos.
A
través de la actual práctica política nos han limitado el campo de acción,
asignando a cada cual el papel que ha de llevar a cabo. En este amago de
democracia, el “rol” asignado a la masa es el de votar cada cierto periodo de
tiempo. Los elegidos son los encargados de “hacer política”, siempre al
servicio de los que más tienen, aunque haciéndonos creer que velan por los
intereses generales. El engaño se ha convertido en la herramienta más potente
de los elegidos. Los votos les hacen invulnerables durante el periodo del mandato
para el que son nombrados, por muchos desatinos e irregularidades que puedan
llevar a cabo.
La
mentira va siendo aceptada socialmente hasta el punto de asumir sin repulsión
el descaro de los dirigentes políticos. En esa línea de ir tragando con todo lo
que se nos presenta, por muy escandaloso que sea, llegará un momento en el que,
por ejemplo, el actual Presidente del Gobierno, una vez demostrado que todo lo que está ocurriendo es como lo que la mayoría pensamos, llegaría a decir respecto al caso
Bárcenas,: ”¡bueno, y qué!”. Y no pasaría nada, y seguiríamos soportando con
resignación la estupidez, la ineficacia, la mentira y el escándalo.
Ninguno
de los grupos políticos en el Congreso llevará a cabo acciones que den un giro
a favor de las mayorías, en beneficio de sus votantes. Por otro lado, me parece que es conveniente hacer una profunda reflexión sobre el origen y finalidad de los llamados “movimientos
sociales”, de tantos grupos que nos convocan una y otra vez a esas
movilizaciones que sólo sirven para darnos de bruces contra un muro cuando se
llevan a cabo. Podría ocurrir que su razón de ser fuera la de
canalizar el descontento por la vía de la simple salida a la calle de vez en
cuando, impidiendo, de esta manera, ejecutar otras acciones que pudieran
dar mejores resultados. La ineficacia de tales movilizaciones hace que cada vez sean
menos numerosas, frustrando las expectativas de sus convocantes y de los convocados.
En
consecuencia, es necesario hacer un esfuerzo intelectual para pensar en
acciones eficaces que, al menos, nos saquen de este círculo vicioso en el que
los actos de protesta sólo sirven para desahogo de unos cuantos que no ven más
allá de sus narices. Las manifestaciones de protesta al uso son
admitidas, incluso valoradas, por los agentes más abyectos y por las fuerzas más reaccionarias (ver las últimas
declaraciones de la delegada de Gobierno de Madrid). Mientras esto siga así, mientras nos
refugiemos en acciones como las que ahora se llevan a cabo, seremos presa de
los malvados, y, consciente o inconscientemente, seremos cómplices del
mantenimiento de un mundo injusto, irracional, inhumano y cruel.
Vengo del diario El Pais donde he visto un comentario suyo que me ha gustado y veo que lo que escribe aqui es lo mismo que pensamos muchos españoles...Es más facil que un rico pase por el agujero de una aguja que los politicos arreglen España. www.antoniolarrosa.com www.narrador.es
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en todo, incluso en no encontrar la salida eficaz que canalice el descontento social, una alternativa que haga que las manifestaciones tengan un provecho efectivo. La mentira política que vivimos deviene de lejos, es histórica, hoy se hace mas evidente por que la sociedad es mas culta y ve el engaño. Algunas cosas han cambiado a peor, cuando Felipe González hablaba de las bondades de la especulación, seguramente lo hacía de la plusvalía del dinero por el dinero, que crear riqueza no crea, mas bien pobreza, de esto sabe mucho la banca europea y su fiel escudero el BCE.
ResponderEliminarVale , de acuerdo y ¿ que hacemos ?
ResponderEliminarYo por lo pronto le he dado a mis compañeros una foto para el recuerdo de la primera absolución de F. Camps. Dando caña!!!!!
ResponderEliminarVale , de acuerdo y ¿ que hacemos ?
ResponderEliminarno sabemos en que acabará esto. Hay un par de cosas seguras. Una, el actual sistema está agotado. Dos, no hay alternativa, no hay ningún agente transformador, las acciones que se están llevando a cabo no sirven para nada.
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