viernes, 27 de junio de 2014

OPERACIÓN RUBALCABA: EL DAÑO YA ESTÁ HECHO


Ahora nos encontramos con el abandono de la política de Pérez Rubalcaba para dedicarse a la docencia. Después de tantos años alejado tendrá que echarle tiempo a su actualización. La química debe de haber evolucionado bastante desde que abandonara las clases como profesor. Nunca es tarde para cambiar de actividad, pero a Rubalcaba le quedan un par de años para la jubilación forzosa, aunque algunos prefieren aguantar hasta los 70. No se resignan a perder poder adquisitivo, porque, por lo demás, pocos son los éxitos científicos que se obtienen como consecuencia de esa prolongación de vida laboral activa que, incluso, se alarga con eso de convertirse en eméritos. En fin, es posible que a este hombre, sin demasiados problemas económicos, le veamos pronto gozando de una espléndida jubilación, viajando, al estilo de lo que, con una cierta obsesión, hacen los jubilados, aunque, en este caso, no tenga que recurrir al IMSERSO para ahorrarse una “perrilllas”. Sinceramente, no le veo en consejos de administración, al estilo de lo que han hecho  otros de su misma “casta”.
Yo le conocí por aquellos tiempos de Reforma del sistema educativo a finales de los ochenta y comienzos de los noventa, en los que coincidimos, aunque con la distancia que hay entre Ministro o Secretario de Estado y un simple Asesor o Consejero técnico, que es lo que yo era por entonces. De cualquier forma nunca me pareció una persona brillante en sus tareas como dirigente en materia educativa. Ni él, ni los que le apoyaban en sus funciones desde las Direcciones Generales. Tampoco fueron Ministros destacables otros Como Solana o un tal Pertierra, que pasaron por allí sin pena ni gloria. Fue Maravall el único que se distinguió como un buen Ministro de Educación. Sin embargo, le tocó enfrentarse a una potente protesta del profesorado, teniendo que dimitir más por razones políticas que técnicas.
Pero no es demasiado importante lo que este hombre vaya a hacer en el futuro, o lo que haya hecho en el pasado, sino su actuación última, en relación a la sucesión Monárquica, lo que me atrevería a denominar “operación Rubalcaba”.
No se entendería que este cese de la política no se hubiera producido a raíz de los derrumbes electorales más recientes, si no fuera por las razones ocultas que le obligaban a seguir. Tendría que estar allí para pactar con la Corona y con el PP, de forma precipitada, las normas que dieran continuidad a la Monarquía, incurriendo en el ridículo cuando anunciaba que su partido era de honda tradición Republicana. Pero el pueblo llano es ingenuo y demasiado tolerante. La picaresca y la mentira son dos genuinas lacras de nuestros gobernantes. Las pantallas de TV lo aguantan todo. La reiteración de una mentira o de un absurdo hace que pasen a la categoría de normal.
La abdicación, y posterior proclamación de un nuevo Rey se ha llevado a cabo con la anuencia de los dos partidos mayoritarios del Congreso, con la oposición de la izquierda política y sin una aceptación popular manifiesta. Por el contrario, la mayoría de las voces que hemos podido escuchar se decantan por la petición de una consulta popular.

Rubalcaba se va, pero el daño ya está hecho. Si el PSOE se hubiera unido a las fuerzas políticas discrepantes habrían creado serios problemas al relevo Real, pero en este país nuestro las cosas de esta índole se “atan” con seguridad para que luego cueste desatarlas, o para que queden consolidadas a causa del olvido y de la indiferencia.

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