A lo largo de un periodo de tiempo, tal vez desde el
comienzo de los últimos Gobiernos socialistas, incluidos los de Zapatero, he
pasado por un cambio de paradigma. Lo que era la creencia en una transformación
radical del sistema hacia la “arcadia”, se convierte en utopía. Pienso ahora
que la única manera de progreso es la reformista, paso a paso al estilo de la
“Ley del trinquete” enunciada por E. Wallerstein.
Este cambio, entre otras razones, ha influido en mi
estado mental y emocional, y cada día me levanto alegre con ánimo de celebrarlo
por el mero hecho de vivir, sin que sepa por qué, tal vez porque sea más
persona de lo que quieren que sea. Me salgo del engranaje social en el que
quieren que nos integremos sin fricciones, como dice E. Fromm. Lejos del poder,
de la ambición, de la sumisión, y desde la Razón, la igualdad y la justicia,
como sustrato o soporte, intento alcanzar la integridad y la libertad. Y
desde la Pérdida de miedos, la Tolerancia con los demás, asumiendo las
contrariedades por las que he pasado y las que puedan venir (Ampliado en: “Recuerdos
de algunas batallas ganadas y de otras perdidas”), huir del ideario impuesto
por el sistema, tener mi Ideario personal, desarrollar y gestionar mis propios
sentimientos y deseos, y ayudando en lo que esté a mi alcance, intento alcanzar
bienestar, equilibrio y serenidad.
Lejos de estereotipos, la manera de manifestarme se
materializa en comportamientos con el ánimo de lograr esa integridad, ese bienestar y esa serenidad
como metas.
De esta manera establezco la unión con
el mundo. De nuevo, volviendo a E. Fromm, el poder (el dominio), el deseo de
poder (ambición), la fama y la sumisión están llamados a la derrota en esa
posibilidad de integridad y de conexión con el resto de la humanidad y el medio
ambiente.
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