lunes, 21 de julio de 2025

CORRUPCIÓN (Una de las lacras de nuestra especie)

Enredado en el análisis de los comportamientos de la especie humana, salen a la luz, con demasiada frecuencia, casos de corrupción como los que estamos observando en estos momentos, en este país nuestro. Estos casos, confunden a la ciudadanía, trastocan la vida política y dan pie al oportunismo mediático y político. Lo que se conoce como derecha es brutalmente eficaz en la oposición para destruir a los gobiernos de progreso en manos de grupos de izquierda. Y no lo hace como alternativa democrática, porque no son demócratas. Su objetivo es controlar el poder político para corromperse a lo grande e incrementar la desigualdad.

La tercera acepción de corromper en la RAE dice: Sobornar a alguien con dádivas o de otras maneras. Esta es la definición que más se aproxima al caso que aquí estamos tratando. A ello podríamos añadir o aclarar que, en el caso político, se trata del uso ilegal de dinero público en beneficio propio, estableciéndose tramas o mafias de corruptos.  

El perfil del corrupto o corrupta es el de una persona de bajo nivel intelectual, opuesta a la integridad, ambiciosa, de comportamientos reaccionarios, enemiga del pueblo y dejados llevar por una ideología de extrema derecha.

La corrupción política es la principal causa del deterioro democrático, de una democracia exclusivamente representativa, pero sostenible hasta la fecha. A ello habría que añadir un electorado, en gran medida, miedoso y de bajo nivel intelectual, que es arrastrado por el más agresivo, incapaz, aquellos, de apreciar la mentida. Un pueblo ignorante que ha sido absorbido por un sistema y adiestrado bajo los valores de la desigualdad y el individualismo, incapaz de sublevarse ante la injusticia.

 Corrupción institucional

En cierta ocasión le dije a un amigo, por entonces profesor universitario, que las dos grandes instituciones más corruptas eran la Universidad y la Judicatura. Sorprendentemente se enfadó mucho porque dijo que era su lugar de trabajo. Se puede ser trabajador de un lugar y ser crítico con la organización, la dirección, etc., pienso yo.

Bien, en el caso de la universidad, por el grado de autonomía de que disponen, hacen y deshacen a su antojo, todos aquellos que disponen de algún tipo de poder. La adscripción y promoción del profesorado se hace de manera endogámica, no existe ningún control externo de lo que allí se hace. Basta recordar las últimas acusaciones delictivas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y ciertos miembros del Partido Popular.

 Pero es al caso de los Jueces, y sus corrupciones, a los que me quiero referir, que tanto protagonismo tienen en estos tiempos. Téngase en cuenta que un simple juez de instrucción tiene más poder que el propio presidente del Gobierno. Puede investigar a quien se le ponga en gana, buscando indicios delictivos hasta debajo de las piedras. Su corrupción, más que dineraria es política. La corriente mayoritaria en este país es de tipo conservador, apoyando sin miramientos la política de derechas y de ultraderechas de la oposición y tratando de desgastar  a quienes trabajan por un estado de progreso.

Es necesario particularizar en estos momentos para descubrir la naturaleza y el comportamiento de la legislatura en este país nuestro. Aún quedan restos franquistas en los órganos de gobierno añadidos a los que, de motu proprio, muchos son reaccionarios, desclasados, alejados del pueblo llano y de las políticas de progreso. Ahora es el llamado Juez Peinado quien se ha empeñado en destruir al Gobierno actual y ,en particular, a su Presidente, en sintonía con una oposición antidemocrática rabiosa e inoperante. El corporativismo, como una forma más de corrupción,  se manifiesta ahora como en tantos otros casos.

 +Corrupción y Democracia

La Democracia de este tipo de países ya es de por sí bastante limitada. El hecho de que cada cierto tiempo acudamos a las urnas no es suficiente cuando una parte significativa es presa de la manipulación del sistema y de quienes lo controlan mediante el poder económico y velan por sus intereses, convirtiendo el estado real en una Oligarquía.

Alguien dijo alguna vez que una Dictadura es corrupción en si misma y que en Democracia cabe la corrupción, tal como hemos podido comprobar a lo largo de tiempos atrás. Sin embargo, no es difícil distinguir unos casos de otros. En las filas de la derecha la corrupción es a lo grande y su deseo de triunfo electoral es para tener el campo libre a la corrupción. La urgencia de adelanto de elecciones y el acoso al Gobierno actual es para encubrir los aproximadamente 30 casos que tiene abiertos y que se irán resolviendo pronto.

La socialdemocracia actual, encabezada por Pedro Sánchez, no presenta signos de corrupción de forma generalizada. No obstante, en sus filas surgen sinvergüenzas que deterioran profundamente a su partido y al actual Gobierno, aumentando las presiones ejercidas por la derecha-ultraderecha.

 Deterioro de la Democracia y avance de la ultraderecha

Lejos de una democracia participativa, abierta a una ciudadanía crítica e inteligente, mantenemos un modelo representativo enmarcado en un sistema capitalista en el que priman los intereses de los más ricos. No obstante, los Gobiernos de corte progresista, como el actual, gobiernan pensando en los menos afortunados, a favor de la igualdad. La corrupción, al parecer, está instalada en gran parte de los individuos de esta especie. En política algunos se refugian en unas siglas para actuar en beneficio propio, como es el caso al que estamos asistiendo ahora. Cuando esto ocurre en las filas de lo que se conoce como izquierda es mucho más llamativo, porque, de alguna manera, el sistema se siente dañado y carga contra los más débiles, poniendo en marcha todos los instrumentos que maneja.

Rara vez, como es ahora, el término Democracia adquiere más contenido que cuando el gobierno lo ejercen grupos de corte antidemocrático como es el PP.

Los casos de corrupción actuales entre los militantes y cargos políticos del PSOE deterioran la Democracia de manera notable y desorientan a una sociedad miedosa y manipulable.

El deterioro de las instituciones, junto a otros factores, dan lugar al crecimiento de los grupos fascistas con posibilidad de gobierno en solitario o en coalición.

Otros factores, en España, tienen que ver con el descontento al deseo independentista de Cataluña y el deseo de unificación territorial, la reacción al auge del feminismo y otras agendas progresistas, descontento con los partidos tradicionales, rechazo a la inmigración y la inseguridad, la influencia del gobierno en otros países y el apoyo de los pseudomedios y el manejo de las redes sociales. La extrema derecha sabe manejar todos estos factores ante unos grupos sociales miedosos, ignorantes y manipulables. Esto nos hace pensar como ya hemos señalado en otras ocasiones, en la existencia de varias subespecies.

Lo que, a mi modo de ver, en estos tiempos, aparecen dos subespecies en lo que se conoce como homo sapiens: pensantes y no pensantes. Las causas por las que se establece esta clasificación, en torno al mayor o menor desarrollo intelectual, se centran en: la carga genética de cada cual (inteligencia fluída), la ineficacia del sistema educativo, la influencia de las religiones y la presión del propio sistema. No hay una línea nítida entre ambas categorías, por el contrario, es posible apreciar unas subcategorías en cada grupo. Además, es posible observar comportamientos comunes en las dos. Por ejemplo, se puede ser corrupto en ambas. Por el contrario, no se puede ser manipulable en los individuos de los pensantes. En lo que si se puede concluir es que, en  el  proceso evolutivo, la especie está “inacabada”, y que el estado actual parece bastante estable.

 

miércoles, 1 de enero de 2025

CUESTIÓN DE CLASES

 Hasta donde alcanza la memoria, la especie humana ha estado dividida en clases, que yo clasificaría en dos grandes bloques diferentes, dependiendo de la época de su existencia, Patricios y plebeyos, Señores y siervos, Reyes y súbditos, Patrones y trabajadores. La desigualdad es, tal vez, la mayor de las ruindades de esta especie, dejando a un lado la esclavitud o la guerra y su crueldad, quizás, por ese deseo de poder que entraña esa desigualdad de querer ser dominador de tierras y personas, sin reparar en la muerte y la destrucción.  

Remitiéndonos a tiempos más recientes, a partir de las Revoluciones de mediados del siglo XIX, la estratificación social era la de propietarios de los medios de producción y obreros que trabajaban con esos medios, pero sin ser suyos. Para abreviar, la sociedad se dividía en explotadores y explotados, dejando a parte el clero, que siempre ha estado del lado del poder. Durante bastante tiempo, sobre todo en el sector industrial, los trabajadores eran consciente de su situación y tenían conciencia de clase. No tanto los trabajadores de “cuello blanco” (Técnicos y otros sectores) a pesar de estar sometidos al mismo grado de explotación o de ser utilizados como “esbirros” de los trabajadores de categorías más bajas. Esa conciencia ha dado lugar a rebeldías en forma de huelgas y manifestaciones consiguiendo mejoras salariales y de condiciones de trabajo. La lucha de la clase obrera dio lugar a la creación de partidos y sindicatos en los que los trabajadores se organizaban. Las ideologías eran tan fuertes que muchos perdieron la vida o sufrieron cárcel y persecución por la defensa de los intereses colectivos.

 La Revolución Industrial dio lugar a la creación de una clase poderosa que se hizo con el poder económico, derrotando al feudalismo a través de las Revoluciones burguesas del siglo XIX y comienzos del XX. De esta forma, aparece un nuevo sistema conocido como Capitalismo. Es en ese periodo donde se producen las luchas de la clase trabajadora, pero no tienen el poder revolucionario como para derrotar a un sistema injusto con potente capacidad de adaptación a los nuevos tiempos.

 El desarrollo tecnológico genera una creciente superproducción y, en consecuencia, una reducción de mano de obra productiva. En consecuencia, es necesario hacer consumidores a grandes masas. Así aparece el consumo como una herramienta necesaria para el sostenimiento del sistema. La pérdida de grandes concentraciones y el acceso al consumo de los trabajadores genera la pérdida de conciencia de clases y, por lo tanto, la lucha de la clase obrera. Hoy día nadie se siente obrero, aunque la capacidad adquisitiva media de la mayoría sea menor que la de otros tiempos. Se rompe cierta homogeneidad de tiempos atrás. Ahora existe una enorme desigualdad entre los recursos de unos y otros trabajadores. Por lo tanto, y alejados de todos los tópicos, hoy podemos dividir a las sociedades de los países desarrollados en ricos y pobres.

El sistema capitalista ha adquirido vida propia y ha infundido en la mayoría sentimientos como la ambición sin límites que ha calado, pasando a la categoría de normal. Eso ha dado lugar  a la disculpa, si no a la envidia, de los descerebrados que acumulan riquezas que podrían salvar la pobreza de muchos Estados.

Los ricos de ahora, rompiendo con las clásicas reglas de la economía, son aquellas familias, sea cual sea su naturaleza, sin ambición, que viven holgadamente y tienen reservas para cubrir todas sus necesidades, sin tener que esperar los ingresos de forma inmediata para seguir con su ritmo de vida. Por el contrario, los pobres son aquellos que viven agobiados con las dudas de si llegarán a final de mes. Aquellos jóvenes, y no tan jóvenes, que tienen grandes dificultades para adquirir una vivienda. A parte de quienes tienen que vivir de la caridad en condiciones infrahumanas.

 Esta nueva clasificación desprecia y desclasifica a quienes acumulan sumas astronómicas que rompen con los principios democráticos y humanos de igualdad. Incluimos aquí a quienes viven de las rentas como la mayor de las miserias de esta especie. Les sitúa en la franja más baja de la capacidad intelectual, próxima a la irracionalidad más extrema. Algunas especies animales acumulan con el ánimo de mantener la subsistencia, cosa que se aleja de la codicia incontrolada de aquellos que intentan relacionarse patológicamente con el mundo. Esta forma de buscar la unión con los demás, a través del poder, así como con la sumisión, según E. Fromm, están llamados a la derrota. Pierden su integridad y les hace dependiente de los demás. Yo, en estas líneas, les considero parte de una subespecie de tarados que nada tienen en común con aquellos que deseamos unas sociedades más justas, democráticas y con mayor igualdad. A estos, arrastrados por las reglas del sistema, se suman deportistas y cómicos que acumulan grandes sumas y tratan de multiplicarlas en lugar de repartir su patrimonio con quien han sido los culpables de sus riquezas, a quienes han sido “aborregados”.

Todos los intentos de cambio de un sistema injusto y cruel, hasta el momento, han fracasado, y no se vislumbre la posibilidad de hacerlo en el corto y medio plazo. La capacidad intelectual de la especie no da para más.

 En cuanto a la razón, como facultad natural de la especie, me atrevo a distinguir a quienes tienen la capacidad de pensar, críticos con el sistema y con ideario propio, de quienes viven enajenados sin esa capacidad de enfrentamiento y tolerantes con las pautas que el sistema impone. Lo que, a mi modo de ver, en estos tiempos, aparecen dos subespecies en lo que se conoce como homo sapiens: pensantes y no pensantes. Las causas por las que se establece esta clasificación, en torno al mayor o menor desarrollo intelectual,  se centran en: la carga genética de cada cual, la ineficacia del sistema educativo, la influencia de las religiones y la presión del propio sistema.

Por último, a modo de conclusión pensamos que la actual especie no tiene recursos intelectuales para superar el capitalismo, ni la desigualdad. En esta contradicción entre el capitalismo y el agotamiento del planeta estamos abocados al desastre.