Lo
que pretendo cada vez que escribo algo es que cada uno de los que tengan a bien
leerlo haga sus propias aportaciones y sean sus ideas las que prevalezcan. Por
eso, cada escrito se presta a interpretaciones y, por supuesto, a todo tipo de
críticas y comentarios. En el anterior artículo, por olvido o
intencionadamente, he omitido algunos datos que son de sentido común, y porque
no es un documento de carácter cuantitativo sino conceptual.
No
obstante, hay un dato, sin entrar en profundidades, que puede aportar algo de
claridad a lo que quiero decir. Las encuestas, con esa intención manipuladora
que he señalado, carecen del carácter científico que deberían tener.
Vamos
a ver, en el caso más próximo, en las encuestas de las elecciones del 28A,
declaran que quienes no votarán se encuentran entre el 13 y el 14%; sin
embargo, luego, la abstención real se aproxima al 40%. Por lo tanto, ¿dónde se
ubica esa diferencia entre ese 40 y el 13-14? Mi conclusión es que en las
encuestas les incluyen en ese 40% que llaman indecisos porque falsean la
realidad y no quieren declarar una abstención masiva. ¿Forma esto parte de lo
que llaman cocinar los datos? Que cada cual haga sus propias cuentas.
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