Guardo
algunas referencias de cartas y artículos enviados a diarios publicados en
papel desde comienzos de este nuevo siglo XXI, pero es en 2008 cuando comencé a ordenar los escritos en forma de textos de diferentes envergaduras: libros, artículos
enviados, periódicamente, a distintos diarios digitales y post en un modesto Blog. Son miles de páginas para expresar esas
ideas que uno va fraguando a lo largo de una vida, fruto, fundamentalmente, de
mis inquietudes, de las vicisitudes de esa vida por la que uno ha tenido que pasar, de mi
trayectoria política y de la observación activa de los comportamientos sociales
de una especie a la que, de forma gratuita, se le atribuye la condición de
humana. Todo ello, en un contexto de relaciones de Poder y Sumisión, pasiones
de las que resulta difícil escapar, analizado, sobre todo, en estas
sociedades de países que dicen desarrollados.
Mis
análisis, y alguna que otra conclusión, han contado con la lectura de trabajos
de tantos que, magistralmente, se han dedicado, a lo largo de la historia, a
tareas semejantes. También con los escritos de tantos y tantas analistas
contemporáneos que sintonizan con esas ideas, con esos deseos de transformación.
Todo
este relato, de textos largos y relatos más cortos, está cargado de
artículos-resumen, tal vez debido a una mente “cartesiana” (he dedicado algunos
artículos al método), pero, fundamentalmente, porque nunca llegas a la esencia de lo que quieres decir. También es
cierto que, en lo básico, no se producen cambios significativos. En mi caso, leo y releo artículos y textos
escritos hace, por ejemplo, diez o doce años y los escribiría ahora tal cual lo
hice en su día.
Cuando
decides ponerte a escribir, integrándote en lo que yo considero “pensamiento
crítico”, habiendo tenido una vida política activa, es decir, habiendo sido
militante y activista en grupos políticos, en algunos tiempos clandestinos,
pretendes continuar con cierta actividad, analizando el sistema (en este caso
el capitalismo y, en consecuencia, la situación socioeconómica que conlleva) e
intentando aportar algo de luz. Al comienzo, en un trabajo denominado “En los límites de la irracionalidad”,
digo esto: “Uno de los objetivos
principales (de escribir) es el de
poner algo de luz en un mundo tan en penumbra como este en el que nos ha tocado
vivir”.
Comencé,
de manera poco consciente, con una aparente contradicción. Por un lado,
intentaba aportar información a los individuos para cambiar las condiciones de
vida de un sistema que considero injusto e irracional. Por otro, ya partía de
la base de la inmadurez intelectual de la especie.
En
ese mismo texto de 2010, al que he hecho referencia, también digo: La causa por la que la vida discurre en
estas sociedades, tal como lo hace, hay que buscarla, y este es el resultado al
que me refiero, en la ancestral y flagrante inmadurez intelectual.
Por ser la inmadurez
intelectual una de las claves sobre las que se sustenta todo nuestro
razonamiento, queremos, desde el principio, ofrecer una aproximación
conceptual:
Falta de capacidad
necesaria para convivir en armonía con el medio natural y en igualdad entre
seres de la misma especie, con arreglo a los dictados de la razón y del entendimiento.
Posesión de
comportamientos “primates” que impiden manifestarse como un ser verdaderamente
racional y humano. Pobreza humana.
Términos asociados:
conciencia (ausencia de), enajenación, sumisión, dominio (instinto de), poder,
etc.
Conviene señalar que
cuando hablo de inmadurez me refiero a la especie nuestra en general, huyendo
de atribuciones personales, si bien es cierto que quiero resaltar el esfuerzo y
el sacrificio de todos aquellos que han luchado y luchan por un mundo
diferente.
Método:
No es el momento de la improvisación. No soy partidario de hacerlo. Mis
manifestaciones se mueven en el terreno de la reflexión, del análisis, del
razonamiento, desechando la mera opinión, la conjetura, el disentimiento
improvisado o el vano comentario. Por lo general, esas manifestaciones van
tomando cuerpo y se consolidan con el paso del tiempo. Un pronóstico solo cabe
hacerlo cuando se sustenta sobre un sólido análisis de la realidad, acompañado
de la observación de los hechos que apuntan de manera inexorable al final que
se infiere.
Como
he dicho antes, nunca llegas con nitidez a lo que quieres expresar, por eso,
trabajas en espiral, intentando aproximarte, de forma repetitiva, a esa idea.
En estos diez o doce años, he ido “afinando”, intentando aproximarme,
apoyándome en escritos anteriores. Poco a poco he ido desacelerando el ritmo de
las publicaciones, muestra evidente de que algunas de esas ideas, esas
propuestas, se han ido materializado o confirmando.
Todo
este proceso me ha servido, fundamentalmente, para reafirmarme en la premisa
inicial, y para encontrar las razones de los comportamientos de la ciudadanía.
En ese largo recorrido he coincidido con otros que, tal vez, tenían las mismas
pretensiones. Frente a mi cansancio, algunos continúan, quizás por ingenuidad,
quizás porque les reporta un beneficio. Evidentemente, cuando comencé no sabía
que, salvo para el propio desahogo personal, es inútil escribir, sobre todo ahora, en esta
etapa frente a la manipulación de los medios de comunicación. Por otro lado, la
interpretación que el interesado lector haga de lo que se escribe no se ajusta
a la idea o ideas que expresa el autor.
En
realidad, quería llegar a lo que enunciaba, como hipótesis, al inicio de mis análisis:
la inmadurez intelectual de la especie. Todo este recorrido me ha servido para
comprobar que es, y ha sido, inútil cualquier intento de superación de la
desigualdad entre unos seres y otros, de superar la esclavitud en otras etapas,
de superar que unos cuantos vivan, se enriquezcan del trabajo de otros, de
superar la explotación.
En
consecuencia, me he dado cuenta de que es ineficaz cualquier acción, por muy
intensa que sea, para cambiar la correlación de fuerzas, que los elementales cambios,
en esta última etapa, son los que el sistema concede para beneficio de los
poderosos.
Hemos
ido avanzando hacia un mundo, a una vida, soportada sobre la improvisación. Una
situación explosiva, de provisionalidad, de manera que cuando se produce
cualquier interrupción, por muy elemental que parezca, el sistema se tambalea
en su totalidad. La subida del gas, por ejemplo, genera una subida generalizada
de productos y servicios de primera necesidad. La ausencia de transportista en
Gran Bretaña repercute en toda Europa. Y a niveles mayúsculos, estamos en manos
de los que manejan los grandes ordenadores, y tal vez algún día tomen
conciencia y sean ellos mismos los que controlen la información y las
comunicaciones. Vamos camino de eso que ya se conoce como “Inteligencia
artificial”.
La
acumulación de capital en unos pocos es un fenómeno creciente que, alimentado
por la codicia (fruto de la sinrazón) da lugar a la corrupción, a la
delincuencia, y contribuye a la
autodestrucción del sistema.
La
observación, el análisis y la reflexión me sitúan en una posición contraria a
la de aquellos que dicen que hay que seguir manifestándose contra la situación
actual, pero ignorando que no hay fuerza para cambiar en lo básico. El sistema, como he señalado, hace concesiones
en cuestiones accesorias, ocultando la contradicción fundamental, haciendo
creer a ciertos sectores que han ganado la batalla.
Escribir
es un recurso que permite mantener una necesaria actividad mental, evitando
anquilosarte. Ha habido momentos, a lo largo de la historia, en los que las
aportaciones de pensadores han tenido una mayor incidencia social, sobre todo,
en ciertos sectores intelectuales o revolucionarios. Hoy por hoy, con los potentes
instrumentos con los que cuenta el Poder, es como predicar en el desierto.
En
consecuencia, seguiré escribiendo sobre asuntos, tal vez, más frívolos, aunque
siempre estarán presentes los sentimientos y los comportamientos propios y
ajenos.