lunes, 27 de mayo de 2013

¿PUEDE UN IMBÉCIL SER PRESIDENTE DE GOBIERNO?


Esta sociedad nuestra, poco a poco, se va dando cuenta de la verdadera identidad de quiénes nos gobiernan, de sus capacidades, de sus limitaciones, de sus intereses. Hay dos razones que justifican este sentimiento generalizado, dos razones que interaccionan. Por un lado, después de más de 30 años, gran parte de la ciudadanía ha  ido despertando,  comprueban que ese papel de representatividad que se atribuyen los políticos es falso. Motivos no les faltan, no nos faltan. Por otro, la política se ha convertido en profesión, se ha ido formando un grupo estable, al que sin error se le denomina casta,  que, o bien se sientan en los escaños (también ocurre en los ayuntamientos),  o son colocados en instituciones públicas o privadas, o se quedan como liberados en su partido. Algunas voces se alzan reclamando un “barrido” general, diciendo que ese grupo que nutre los Parlamentos y demás entidades desaparezca y den paso a nuevas caras, supongo que se refieren a personas honestas, libres de vicios y de rutinas. Pero esto no deja de ser pura fantasía. Es el deseo de muchos y muchas que traducen su desesperación en aquello que linda con lo onírico.
En ese marco de convivencia enquistada, de desilusión perdida, de no saber por donde tirar, aparecen figuras esperpénticas que refuerzan el desanimo, la desesperación o la impotencia. La reciente aparición en televisión de un individuo nos pone ante nuestros ojos la estupidez, la pobreza personal e intelectual de un tipo que ha sido el director de orquesta de una panda de sinvergüenzas que, por una u otra vía, se han llenado los bolsillos. Él se encuentra entre estos que se han enriquecido. Eso, el hecho de tener repletos los bolsillos,  es lo que le permite dirigirse a las cámaras con esa aparente seguridad sin ningún tipo de pudor cuando balbucea esa sarta de insensateces  que salen de unos inmóviles labios incrustados en una cara que, cuando gesticula,  muestra expresiones que bien podrían ser escenas de un thriller.
Actos como este, actos insustanciales en su contenido, nos dan una muestra inequívoca de la personalidad y nivel intelectual de los que nos “dirigen” políticamente. Sin embargo, todas las cadenas de radio y TV han ocupado gran parte de su programación en reproducir y comentar el huero acontecimiento retransmitido inicialmente, lo que dice muy poco a favor de todos esos medios de comunicación que nos bombardean con noticias banales, que se repiten hasta la saciedad, y que logran aburrir a un sector que poco a poco se va desenganchando, lo que no deja de tener algo de positivo. Tendrán que inventar nuevas fórmulas, porque su finalidad está claramente definida.
Es posible que nuevos imbéciles con responsabilidades políticas vuelvan a aparecer en TV. Es posible que sigan con sus insustanciales declaraciones, insultando nuevamente a la inteligencia colectiva. Nunca aprenderemos del todo, ni todos los que componemos estas sociedades, siempre habrá quienes les sigan votando para bochorno y vergüenza ajena de los  que deseamos gobernantes sensatos, instruidos, capaces y con sentido ético en sus actos como responsables políticos.

domingo, 19 de mayo de 2013

HABLANDO CLARO


Tal como señalé en un artículo del 10 de enero del presente (http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/2013/01/una-desesperada-descripcion-de-los.html), de vez en cuando es aconsejable aparcar la reflexión y el análisis para limitarnos a describir con meridiana claridad los hechos y las situaciones que se van sucediendo día a día, arrastrando a  sociedades como esta nuestra hacia la pobreza, la desigualdad, el desconcierto, la impotencia y la desesperación. A todo esto, la indiferencia sigue siendo el refugio de aquellos y aquellas a los que la desgracia no les ha alcanzado aún.

1. Según los datos que proporcionan los organismos oficiales, el número de parados en España supera los seis millones, y el de la Eurozona supera los veintiséis. Y la tendencia es que esas cifras sigan aumentando. A ello hay que añadir la precariedad y los bajos salarios de quienes aún mantiene su puesto de trabajo. Si el final de la crisis se refiere a la consecución del pleno empleo,  a la estabilidad laboral y a un salario digno, podemos decir, sin ningún tipo de dudas, que esto que llaman crisis económica, no tendrá  nunca final en el marco del actual modelo económico, político y social.
Axioma nº 1: El actual sistema nunca será capaz de proporcionar trabajo a los millones de parados que existen, ni a los que cada día van engrosando esa tremenda relación.

2. Los políticos y los “expertos”, de una manera atrevida e insolente, nos anuncian  la salida de la crisis sin ningún tipo de firmeza, aplazando ese final cada vez que les viene en gana, sin aportar la mínima información de cómo será la recuperación, ni de la activación de los factores que deberían intervenir para que esto ocurriera. El deseo social de que esto se arregle permite que estas incoherentes noticias calen en la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas.
Axioma nº 2: Los políticos se blindan de cara al pueblo, se refugian en el acto electoral cada cuatro años, los intereses comunes se la traen al pairo, y su único objetivo es vivir cómodamente y seguir viviendo como clase privilegiada, integrándose, en muchos casos, en esa práctica corrupta que se ha hecho endémica en este país nuestro. 

3. Los medios de comunicación, radio y TV, cubren gran parte de su programación con eso que llaman tertulias, convertidas en un tipo más de reality. Son una panda de elementos muy bien elegidos que rotan y saltan de cadena en cadena acumulando un sueldo astronómico, en relación a los miles de profesionales de la información infrapagados e infravalorados, obteniendo estas ganancias a cambio del sucio papel que desempeñan.
Axioma nº 3: Los medios de comunicación, sometiendo a la población a un permanente “lavado de cerebro”, son (todos) la barrera de contención del poder real y de los políticos, añadiéndose ellos mismos a ese sector de clases privilegiadas. 

4. La desigualdad se hace cada día más patente, internándose en todas y cada una de las diferentes capas sociales. Las grandes fortunas crecen en número y cantidad: las diferencias son cada vez mayores entre los muy ricos y los pobres (desigualdad con mayúsculas). Por si eso fuera poco, a diferencia de otros tiempos, la clase trabajadora está totalmente desestructurada: existen enormes diferencias entre personas con el mismo nivel formativo, experiencia laboral, edad, etc. (desigualdad con minúsculas). En una breve taxonomía encontramos asalariados bien retribuidos en trabajos acorde con su perfil, subempleados con salarios de miseria, empleados y empleadas eventuales con bajos salarios, precarios o parados. Además, la lista de excluidos se alarga día tras día. En ella se encuentran los que jamás podrán tener acceso a un empleo por muy miserable que este sea.
Axioma nº 4 (a modo de corolario del axioma nº 1): El actual sistema, o aquello en lo parece desembocar, nunca tendrá capacidad para eliminar o reducir la desigualdad.
Axioma nº 5: La pobreza crece sin parar, afectando a amplias capas sociales. Entre ellas se encuentra una buena parte de la juventud lo que genera una especie de espiral que va ahogando al propio sistema.

5. La desigualdad, el paro, la precariedad, el justificado desprecio por la política actual y por los políticos son el origen de la aparición de un sin fin de organizaciones y “movimientos sociales”. Cada día nos encontramos con alguno nuevo. Los medios de comunicación no tienen ningún reparo en hacerse eco de ellos, de sus protagonistas y de sus actividades, lo que demuestra que no suponen ningún peligro para el sistema, dado que los mass media, tal como hemos señalado, son uno de los principales instrumentos de defensa de los poderosos.
Axioma nº 6: Las acciones de estos grupos no dañan al sistema. Al no conseguir logros, los movimientos se van diluyendo como azucarillos en un vaso de agua (el último llamamiento del 15M, al que acudieron unas 200 personas, parece una prueba evidente).    

6. La respuesta a la actual situación tal vez la encontremos en el poder omnímodo del sistema que ha ido conformando y configurando el estado intelectual y emocional de una sociedad que, poco a poco, ha ido perdiendo aquellos valores que, en otros tiempos, nos hacían más humanos, y, en gran medida, el interés por la superación intelectual.
El dinero se ha convertido en el valor único, y tras él se esconde la codicia. A ella le acompañan la ambición, la envidia, la admiración hacia los que más tienen y el egoísmo, de tal manera que todo ello es asumido sin reparos por amplias mayorías de la sociedad. Por lo tanto, los grandes problemas materiales que nos aquejan no se resolverán de la noche a la mañana.
Axioma nº 7: Mientras la sociedad no se escandalice por la barbaridad que supone el que algunos guarden grandes fortunas en paraísos fiscales, por los enormes ingresos de deportistas, “estrellas” de radio y TV, por los salarios de los gestores de entidades bancarias y por sus jubilaciones (la última 88 millones de Euros). Mientras no produzca una repugnancia generalizada saber que los corruptos acumulan tanto dinero, mientras todo esto no provoque, al menos, una revolución interna en todos y cada uno de los que formamos esta sociedad, poco podemos esperar.