viernes, 19 de marzo de 2021

PRINCIPIO Y FIN DEL GRUPO CIUDADANOS EN UN MODELO POLÍTICO A LA DERIVA

Ciudadanos surge en el 2005 como plataforma cívica denominada Ciutadans de Catalunya.  Por su aceptación en el ámbito local, decidieron, allá por el bienio 2014-2015, hacerse presentes en todo el territorio del Estado. Un tiempo en el que el modelo de alternancia bipartidista ya había entrado en crisis.

Ese modelo bipartidista, PSOE-PP, se quebró con la aparición de Podemos, que surgió en 2014 a raíz del movimiento 15 M de 2011. La clase dominante, con esa visión tan miope de la situación socioeconómica, entró en pánico y buscó la forma de contrarrestar el fenómeno Podemos, que en algunas encuestas del 2014 le daban como primer partido en intención de voto. Fue entonces cuando centró la atención en Ciudadanos, viendo venir el desgaste del PP por la corrupción generalizada de la cúpula de este partido.

Ciudadanos es un grupo político de salón que nace sin ideología, sin militancia, sin organización y sin experiencia. Sus fundadores intentaron colocarlo en un espacio virtual de centro, pero su inconsistencia no le permite ocupar un sólido lugar en el panorama político. Sólo por el apoyo desde arriba, de la ambición de unos cuantos, por la corrupción de la derecha política clásica y por la ignorancia popular, consiguieron una representación en el Congreso de los Diputados, más o menos estable, que se materializa en 40, 32 y 57 diputados en los años 2015, 2016 y 2019A respectivamente. Pero es en noviembre de ese último año (2019N), en segunda convocatoria, cuando sufren el batacazo, limitándose su representación a 10 Diputados. Finalmente, es en las elecciones catalanas, celebradas el 14F donde Ciudadanos pasa de 36 representantes anteriores (el más votado) a 6.

Todo este periodo de tiempo está sembrado de otras elecciones municipales y autonómicas en las que Ciudadanos participa, pero sólo consiguen gobernar en coalición en contadas Comunidades y Municipios, en particular en Madrid, Andalucía, Castilla-León y Murcia.

Atención. El declive de Ciudadanos coincide con el auge de Vox, grupo político de corte fascista, que se presenta tras la máscara de la extrema derecha. El paso de 57 a 10 Diputados de Ciudadanos coinciden con el paso de 24 (en 2015 y 2016 no obtuvieron representación) a 52 de Vox.

Ya en mayo de 2015, me atreví a situar a Ciudadanos en la extrema derecha, por utilizar términos entendibles, en aras de sus actuaciones, su desorientación y a las declaraciones de sus dirigentes. Comprobando que Ciudadanos no se ajustaba a lo que sus poderosos creadores esperaban, optaron éstos por apoyar al original, es decir, a Vox.

A partir de ese momento se inicia la descomposición de Ciudadanos, comenzando por la dimisión y abandono de su jefe.  Ahora vemos como se resquebrajan los gobiernos de coalición de PP y Ciudadanos. Comienza el Gobierno Regional de Murcia en el que Ciudadanos, con el ánimo de sobrevivir, pretende romper con el PP y pactar con el PSOE, pero como esto no se puede permitir, han sobornado a la mitad de los Diputados para parar la moción de censura. Pero el daño para este grupo en esa Región ya está hecho.

En Madrid, donde gobiernan también en coalición con el PP, la Presidenta, oliéndose una operación similar, ha disuelto la Asamblea con el ánimo de obtener mayoría en las elecciones convocadas y pactar con Vox.

Ciudadanos ya no es necesario. Por lo tanto, su desaparición total es cuestión de tiempo, de poco tiempo. Sus dirigentes, huyendo de la quema, buscan un hueco en otros grupos, lo que pone de manifiesto que esto no es un grupo político al uso, sino una panda de truhanes que buscan una situación cómoda que les proporcione buenos ingresos.

Fracasado el ensayo Ciudadanos, nos vemos abocados a ser gobernados, en cualquier ámbito, por una derecha radical formada por PP y Vox en la que este último marcará la pauta, como ya está ocurriendo en aquellos lugares donde gobierna la derecha y Vox tiene presencia, aunque no forme parte del Gobierno o de  la coalición. La única tabla de salvación que les libera de esta catástrofe son los partidos nacionalistas en aquellas zonas donde tienen presencia.  Ya en julio de 2016, a raíz de los resultados electorales del  26J, dije que los nacionalistas jugarían un importante papel en el panorama político.

 

Sistema y modelo

El modelo político al uso en los países de occidente, está pensado como soporte del sistema capitalista, y la democracia como estrategia.

El sistema siempre se ha visto necesitado de una cobertura política que, de una u otra manera, le proteja y le permita operar de la forma más tranquila posible. Cuando ha sido necesario utilizar modelos represivos, no ha tenido inconveniente en llevar esas prácticas hasta sus últimas consecuencias. Las democracias modernas ofrecen una aparente paz social, haciéndonos creer que éste es el menos malo de los modelos de convivencia. El término “democracia” se ha convertido ahora en el parapeto político de un sistema injusto tras el cual toda actuación se legitima por el mero hecho de estar encuadrado en lo que no es otra cosa que una mera fachada para mantener la mansedumbre de las masas y para contener cualquier intento de rebeldía.

 

Hasta el momento, en este país, todos los Gobiernos han funcionado bajo esta regla. Los que se han pronunciado como de izquierdas, y los votantes así lo han entendido y aprobado con sus votos, han engañado al pueblo, jugando a la impostura, comenzando con aquel que ahora juega en el campo de los poderosos debido al pago recibido por los servicios prestados.

Sin embargo, lo que se conoce como derecha, una derecha casposa y fascista (antidemocrática y autoritaria) creen que son ellos los auténticos poseedores del poder político, y razón no les falta por pura coherencia. Por eso no reconocen a los Gobiernos que se definen como de izquierdas. Así, por ejemplo, el éxito de la última moción de censura que tumbó a Rajoy es interpretada por la actual oposición de derechas como un robo al, según su versión, auténtico Gobierno de derechas salido de los anteriores pactos.

 

En realidad, no tendremos una verdadera política de izquierdas mientras los triunfadores en las urnas no sean capaces de cambiar la actual correlación de fuerzas, y sean las clases populares las que tengan el auténtico poder para ir eliminando la desigualdad y la injusticia, inherentes a un sistema capitalista, ahora agotado, aunque sin alternativa a la vista.

 

El futuro no es demasiado halagüeño. La única solución que se les ha ocurrido a los que nos dominan es extremar la política, incorporando nuevos grupos claramente autoritarios y antidemocráticos (es decir, fascistas) como Vox, manipulando a la población, en la seguridad de que su mensaje cuaja en un colectivo mayoritario poco dotado intelectualmente.