miércoles, 22 de marzo de 2017

EL PAPEL DE LAS REDES SOCIALES. LO FUNGIBLE Y LO PERENNE

Las conocidas como redes sociales son asumidas, utilizadas  y bendecidas por amplios sectores sociales a nivel planetario. Los gestores de este tipo de empresas se han integrado en el gremio de las personas más ricas del mundo. Han superado con creces las máximas capitalistas, obteniendo los más elevados beneficios en un plazo breve y con un coste mínimo en mano de obra. La rentabilidad de estos negocios supera con creces la de las grandes corporaciones del sector industrial. Las nuevas tecnologías de la información son bien vistas por las sociedades sin que nadie se pare a pensar la función que cumplen, el origen de su existencia, el auge que han tenido o el impacto que tienen sobre el desarrollo intelectual y emocional de las personas. Por lo tanto, el papel de las redes, como una parte significativa de estas nuevas tecnologías, requiere un análisis en profundidad, aunque aquí, por las limitaciones de espacio, nos limitemos al estudio somero de este asunto. No nos adentraremos en el papel que juegan en la juventud, en las adicciones o en el mal uso (y el abuso) que de ellas se hace, porque esto conllevaría un extenso tratado. Tampoco haremos referencia a los artilugios físicos en los que “ruedan” las redes, ni a las emisiones que pueden afectar a la salud. En consecuencia, esto es sólo una señal de alarma, invitando a los lectores a la reflexión y a la toma en consideración.

Las técnicas digitales y la integración progresiva de componentes electrónicos han dado lugar a la aparición de circuitos con una elevada capacidad de almacenar datos y de gestionarlos a una gran velocidad. En paralelo se han ido desarrollando lenguajes de programación que, en conjunción con esos potentes componentes, han originado complejas aplicaciones, entre las que se encuentran las redes sociales.
Su facilidad de manejo y la aparente gratuidad han permitido que se extienda como la pólvora a lo largo y ancho del planeta. A la misma velocidad los rectores del sistema se han ido dando cuenta de la eficacia de esas potentes armas de manipulación y control.

Las redes sociales se han convertido en las bases de datos más potentes del mundo que hayan existido a lo largo de toda la historia. Cuántos de los cientos de millones de usuarios se han preguntado alguna vez: ¿de dónde obtienen los millonarios beneficios los gestores de las redes?, ¿por qué es gratis su adscripción y uso?, ¿saben los usuarios que son ellos mismos el producto que venden las redes? Los datos proceden de los que el propio usuario aporta cuando se suscribe, cuando amplía su perfil, cada vez que la red te invita a hacerlo, y de los “amigos” con los que compartes tu amistad, de tus seguidores y de aquellos a los que tú sigues. Las redes venden tus datos a empresas, agencias de viajes, comercios, a otras redes, etc. Por otra parte, cada vez que te conectas, la red te ofrece aquello por lo alguna vez te has interesado, o lo que creen que se ajusta a tu perfil.

En otro sentido, las redes se han integrado perfectamente en la arquitectura social del actual sistema, ya que cumple a la perfección con esa función de enajenación. Las redes compiten con los medios de comunicación en algunos casos, aunque, en el fondo, son fieles aliadas para embelesar y distraer de la imperfecta convivencia social. Los que se escapan por unos son “rescatados” por los otros.
Es tal vez en el terreno intelectual y emocional en el que inciden más negativamente el mal uso de las redes. Las redes responden a la inmediatez para contactar con otros u otras aunque eso sea sencillamente para preguntar: ¿dónde estás?, ¿qué haces? Por lo general, los comentarios, las notificaciones o similares suelen ser insustanciales, mal expresados o, incluso, con faltas ortográficas. Por esto, ese incorrecto uso de las redes se enfrenta a la reflexión y a la capacidad de pensar, en suma, a la razón. Por otro lado, la ausencia de respuesta del destinatario o el propio mensaje recibido se pueden convertir en frustración, angustia, inseguridad, estrés, a veces, agresividad y otras tantas “lindezas” que van deteriorando la personalidad y conformando una forma de ser vulnerable a la mentira y a la manipulación. Además, potencia la cobardía y el oscurantismo al permitir que se puedan crear perfiles anónimos tras los que se esconden el insulto, la descalificación, incluso, la amenaza.  

El objetivo del inscrito es conseguir el máximo de contactos, de amigos o de seguidores, aunque con la mayoría de ellos jamás se comuniquen. La red conocida como Twitter guarda algunas peculiaridades. Por un lado, limitan el texto a 140 caracteres, lo que obliga a que el comentario sea frugal y confuso, al punto de que a veces resulta incomprensible. Por otro, se ha convertido en la medida de la fama y la popularidad de políticos y gentes de la farándula, convirtiéndose en la principal plataforma para trasmitir algún dato, aunque por su brevedad y presencia en pantalla pierde valor comunicativo.
Por una parte, la multitud de mensajes y comentarios, como digo, son rápidamente sustituidos por otros, lo que les hace fungibles. Pero, por otra, los datos que se graban quedan allí toda una “eternidad”. Alguien de la realeza, por ejemplo, ha pedido que sus datos, referidos al proceso por el que ha sido condenada, desaparezcan de las redes, pero ha desistido porque resulta del todo imposible.
Este es el panorama con el que nos encontramos. Unas prácticas socialmente asentadas y con una enorme implantación en jóvenes, cada vez  a más temprana edad. Como en tantas ocasiones, la avaricia de algunos, recurriendo a todo tipo de artimañas e instrumentos de manipulación y engaño, nos arrastra hacia un futuro incierto. Puede ser que en ese futuro que desconocemos, unos sean extremadamente ricos y otros muchos demasiado pobres, pero ¿de qué les servirán sus riquezas y su poder a los primeros ante una sociedad dopada y deprimida?


domingo, 19 de marzo de 2017

UN FUTURO INCIERTO

El sistema de explotación capitalista arranca a raíz de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XIX, distinguiéndose de etapas anteriores por la consideración de la fuerza de trabajo como un tipo más de mercancía. Desde entonces hasta nuestros días el sistema se ha caracterizado por la desigualdad como su principal razón de ser. Desde el comienzo ha  tenido lugar una progresiva mejora de las condiciones de vida  de la clase trabajadora. Sin embargo, hace ya un par de décadas que esa situación ha sufrido un quebranto. Se ha producido una inflexión. El momento que vivimos y el futuro, en países como el nuestro, bien pueden ser calificados como inciertos.  

El desarrollo tecnológico es fruto de la dinámica capitalista según la cual el objetivo que se busca es el del beneficio máximo al menor coste. Por esa razón, se ha ido reduciendo la fuerza del trabajo a costa de la automatización de los procesos productivos. La acumulación progresiva ha dado pie a la inversión en nuevos métodos y más potentes sistemas automáticos, hasta llegar en nuestros días a la robotización, monitorización e informatización en la industria y en los servicios. Todo ello con una creciente disminución de mano de obra. Algunos autores, como J. Rifkin,  se atreven a augurar el “fin del trabajo” a mediados del presente siglo.
Pero todo esto pasa desapercibido para el aparato político. Mientras, el trabajo estable va desapareciendo y va siendo sustituido por precariedad, inestabilidad y pobreza. Mientras, la sustitución de mano de obra va siendo sustituida por robots y ordenadores. Mientras esto ocurre, los políticos se dedican al mero debate, a la descalificación recíproca, a la lucha por el acceso al poder o a mantenerse en él, en uso del insulto, de la mentira y de la demagogia. Es como si inconscientemente huyeran de la realidad, en esa realidad en la que el poder real les otorga un espacio privilegiado. También habría que añadir, a esa desatención al problema, la falta de capacidad para abordarlo.

Algunos autores, entre ellos E. Wallerstein,  señalan que parece que el mundo ha caminado en positivo, a modo de “ley del trinquete”, es decir, se han producido avances y retrocesos, pero los avances han superado a los retrocesos de manera que en valor absoluto las sociedades han mejorado. También es cierto que muestra sus dudas de cara al futuro.  

Decimos que ahora vivimos momentos de incertidumbre, de desasosiego, porque se ha producido un desajuste entre el progreso tecnológico y la capacidad de consumo de los ciudadanos. Entre el crecimiento del capital y la reducción de las rentas del trabajo. Y esto implica una profunda ruptura social que no se ha producido en otros tiempos. Así, en los tiempos de la semiesclavitud, a comienzos de la industrialización de los procesos, los patronos pagaban el salario suficiente para la subsistencia y la posibilidad de reproducción para mantener la fuerza de trabajo necesario. Esta situación daba pie a una forma de organización social marcada por dos clases antagónicas claramente definidas y acotadas: explotados y explotadores. Más adelante, debido a la superproducción, por el desarrollo tecnológico, fue necesario convertir a la clase trabajadora en masa consumidora. El tremendo incremento de la productividad, el movimiento obrero y el miedo a la “amenaza” de la Unión Soviética dio lugar a la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora. De esta forma, se aprovechó la oligarquía para inventar términos tales como estado de bienestar y clase media, intentando ubicar allí a amplios sectores sociales para desclasarles y negar la lucha de clases. Y es cierto que han logrado que, poco a poco, esos sectores hayan huido de su verdadera condición. En estas circunstancias, aunque con una clara división por clases, el sistema ha conseguido adecuar la nueva organización social a las relaciones de producción, desactivando a la sociedad e instalando la indiferencia y la estabilidad que demandan para seguir incrementando la grieta entre ricos y pobres.
Sin embargo, debido a la deriva del modelo instalado, se están produciendo dos fenómenos divergentes que dan lugar a una situación inédita. Por un lado, tal como hemos señalado, la tecnología está eliminando mano de obra, sin que, a ciencia cierta, sepamos donde está el límite. Por otro, y como consecuencia del punto anterior, la mano de obra es menos necesaria, y los empleos cada vez son más precarios y peor remunerados, por lo que la capacidad global de consumo cada vez es menor. La codicia de la clase dominante, la incapacidad de los políticos y esa ausencia de reacción del pueblo nos llevan por un camino cuyo destino es tan novedoso como incierto.


martes, 7 de marzo de 2017

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN A EXAMEN

Los medios de comunicación de masas se han convertido en el instrumento más potente de los que dispone el actual sistema para enajenar a una sociedad cada vez más indolente, intoxicando, manipulando y distorsionando la verdad.
Estas empresas, como un apéndice más del entramado productivo, no escapan a la desigualdad entre unos y otros trabajadores.  En la cúspide, las “estrellas” de la radio y la TV con unos emolumentos desorbitados. En otro nivel inferior, los tertulianos y tertulianas, pluriempleados, que se mueven de emisora en emisora con unas consignas emanadas del poder real. Por lo general, suelen dividirles en dos bandos: los de la izquierda y los de la derecha. Una clasificación ficticia ya que ambos bandos están al servicio de los mismos dueños. Entrando en detalles, observamos que los de la derecha son más impertinentes y suelen tener un tono de voz más elevado, mientras que los del ala izquierda son más educados con un tono de voz moderado. Este es el juego con el que gozan los más reaccionarios y con el que engañan a amplios sectores de la sociedad.
En la cola del pelotón de esa escala están los becarios, los que hacen prácticas y los precarios con salarios ridículos. Fuera de la estructura todos aquellos y aquellas que están en paro, con ganas de formar parte del tinglado, dispuestos a trabajar por unas migajas.
Ahora, aparece una nota de la conservadora Asociación de la Prensa de Madrid denunciando el acoso del grupo Podemos a los periodistas. El mundo al revés. Algo inaudito porque son estos, los de Podemos, los que han sido (y lo siguen siendo) calumniados y vilipendiados, falseando la realidad como hacen, habitualmente, cuando alguien se sale del guión.
A mí me suena que pudiera ser un grupo de “viejas glorias” del periodismo los que piden amparo a esa anquilosada APM. No creo que sean esos chicos y chicas que van, “alcachofa” en mano, de un lado para otro al albur de que alguno  de esos políticos les suelte alguna frase insustancial.
Con esta denuncia, sin sentido, todo apunta a que quieren sacar del circuito mediático a los de Podemos. Es una intentona más para destruirles, fracasada la anterior, montada en torno a la última asamblea celebrada en Vistalegre. Saben que la presencia en los medios es imprescindible para funcionar en política, y estos viejos recalcitrantes se ponen al servicio de la oligarquía para frenar a Podemos, porque, pudiera ser que fueran a más, ahora que ya ocupan un significativo espacio en el hemiciclo y en otras instituciones.

Desde hace bastante tiempo, vengo denunciando el papel de los medios en una sociedad que, a modo de círculo vicioso, cada vez es más manipulada y cada vez más dependiente de la Radio y, sobre todo, de la TV. Permítaseme expresar mi visión de los mass media a lo largo de estos últimos seis años, entresacando algunos párrafos de los artículos escritos a lo largo de ese periodo.

“En particular los medios se han encargado de envenenar a la sociedad y crear un diccionario maldito con términos tales como revolución, subversión, comunismo, clase dominante, explotación, enajenación y otras muchas entre las que se encuentra antisistema”. 25 de junio de 2011.

“Las mayorías sólo son receptivas a la información que proporcionan los medios de comunicación audiovisuales, con una carga de intencionalidad programada. La información, a veces densa y muy específica, no es captada por la ciudadanía, pero deja mensajes nítidos, a modo de consigna, que son reproducidos, boca a boca, por el pueblo llano”. 5 de agosto de 2011

“Medios de comunicación que están en manos del poder real y que amplifican y reproducen al dictado lo que les encomiendan, jugando un nefasto papel contra los más débiles y sembrando la duda y la descalificación de todo aquello que pueda impedir la marcha de los poderosos”. 16 de agosto de 2011.

“El binomio política oficial-medios de comunicación se ha constituido en un instrumento de engaño y manipulación, arrastrando a una sociedad, cada vez más enajenada, hacia la destrucción total de la conciencia e, incluso, de su propia identidad como seres humanos”. 8 de septiembre de 2011.

“El binomio medios de comunicación-deportes cumple a la perfección la tarea de alienación o embelesamiento de las masas y, en consecuencia, alimenta una pérdida, cada vez mayor, de la conciencia social”. 8 de septiembre de 2011.

“Se ha conseguido el control de los sentimientos y de las emociones a través de los medios de comunicación y el adiestramiento escolar; se ha alcanzado, en suma, un grado extremo de maleabilidad de hombres y de mujeres, abandonados a la suerte del más hábil, del más mentiroso, del más sinvergüenza”. 5 de enero de 2012.

“Los grandes medios de comunicación constituyen uno de esos resortes del poder para potenciar esa actitud masoquista de los individuos, incrementando el derrotismo y la aceptación de lo aparentemente irreparable. El oportunismo es el  principal recurso de esas  grandes  empresas de la manipulación y de la información irreflexiva y machacona. Son como buitres en busca de la carroña para luego limitar su papel al sensacionalismo neto, a un zafio tratamiento del acontecimiento y al posterior abandono sin valorar las consecuencias o la proyección social de los hechos”. 1 de febrero de 2012.

“Los mass media se han convertido en la mejor y mayor herramienta enajenante en nuestros días, más aún que las religiones y las sectas, aunque estas siguen teniendo una influencia nada despreciable. Están manejados para alienar, para propagar la mentira, para angustiar, para intoxicar y para meter miedo a la masa en nombre de otros”. 28 de mayo de 2012

“Por fortuna, las grandes redes informáticas juegan a favor de esas minorías que se enfrentan al sistema. La difusión de escritos y textos a través de este medio es imparable  y pone en cuestión la política clientelar y sectaria de los mass media, convertidos en una potente herramienta de embelesamiento”. 21 de junio de 2012.

“Los medios de comunicación manipulan la información, los tertulianos reciben excelentes emolumentos y el pueblo llano, sin voz ni voto, se deja llevar, sin indignarse,  por los absurdos pseudodebates de esos individuos de baja talla  intelectual”. 22 de noviembre de 2012.

“Cuando los medios de comunicación vomitan tanta basura en épocas de desigualdad radical como la que vivimos es porque están absolutamente seguros de la ausencia del rechazo por parte de una sociedad doblegada frente a la manipulación, a la mentira y al cinismo”. 10 de enero de 2013.

“Los políticos y los medios de comunicación forman un tándem que protege los intereses de los más poderosos. Las tertulias, en particular, son un negocio para unos cuantos que cumplen una  sucia función. Los tertulianos son una panda de servidores del poder a sueldo, lo que les convierte en un grupo cerrado que van de un sitio para otro haciendo caja”. 19 de febrero de 2013.

“Los medios de comunicación, sometiendo a la población a un permanente “lavado de cerebro”, son (todos) la barrera de contención del poder real y de los políticos, añadiéndose ellos mismos a ese sector de clases privilegiadas”.  19 de mayo de 2013.

“Los medios de comunicación juegan un importante papel, distrayendo, embelesando, enajenando y embruteciendo a los que se prestan a ello, es decir, a una buena parte de los votantes”. 27 de noviembre de 2013.

“Los medios de comunicación prensa, radio, TV están directamente en  manos del Poder real (los privados) o del poder político (los públicos), convirtiéndose, hoy día, en el instrumento más potente de enajenación”. 27 de octubre de 2014.

“Los medios de comunicación cumplen a la perfección con esa función asignada para trasmitir la banalidad y la mentira. ¿Pero hasta cuándo es posible seguir así?” 25 de noviembre de 2015.

“Las herramientas del poder real son: la política, la educación y los medios de comunicación”. 13 de diciembre 2015.

“En general, el grupo de “poderosos”, y sus comparsas (políticos y agentes de los medios de comunicación) habría que situarles, también, en esas capas de baja capacidad intelectual y humana, que les inhabilita para vivir en armonía e igualdad con sus congéneres, así como con el medio natural”. 29 de marzo de 2016.

“La masa electoral es víctima de la demagogia, de la mentira, de la manipulación, de la infamia y de la intoxicación provocada por los medios de comunicación”. 29 de marzo de 2016.

“Los medios de comunicación, con sus tertulias basura y sus ineptos e instrumentalizados “politólogos”, que intentan banalizar la política, en poco ayudan en poner luz y verdad a la realidad política”. 26 de mayo de 2016.

“Las últimas críticas de los medios de comunicación, y de los demás grupos políticos, son cargas de profundidad a su ideario (al de Podemos) y a su actual oferta ideológica”. 28 de junio de 2016.

“Por otra parte, unos medios de comunicación  corrosivos abundan en esa batalla por destruir la conciencia, la poca que quede, y por adocenar y embrutecer a las masas. Hace algún tiempo viajaba por la “red” un documento con diez estrategias de manipulación mediática, elaborado por el magistral N. Chomsky, que expresan con absoluta precisión la función que cumplen los medios de comunicación en países como el nuestro”. 18 de enero de 2017.