lunes, 27 de diciembre de 2021

LAS CUATRO Y DIEZ Luis Eduardo Aute

 

No sé por qué  razón, hace unos cuantos días me dio por volver a escuchar la música de Aute.  Luego leí su biografía y, a pesar de seguirle desde hace tantos años, y de haber coincidido personalmente con él en algunas ocasiones, no conocía en profundidad todas las dimensiones en las que desarrollaba su actividad.

A esa canción que tituló “Las cuatro y diez” le he estado dando vueltas, oyéndola varias veces, y he hecho mi propia interpretación de su contenido. Lástima que no pudiera haber comentado con él el texto y el origen de la letra. La publicó en el 73, y a mí me lleva a esos tiempos, tan intensos, con esa forma de vivir las primeras relaciones amorosas, en esas edades y en esas circunstancias.

 Esta es mi interpretación, con comentarios:

En la letra se muestran dos momentos con una distancia de, al menos, 10 años. La película a la que hace referencia se estrenó en los EEUU en 1955. Supongo que aquí a España, en aquella situación política, tardaría unos años en llegar.  

Comienza recordando un cine, sentados, él y ella, en una mesa de un restaurante, un cine céntrico, donde se estrenaban películas que permanecían en cartel un año o más. Ir al cine era la única diversión para la juventud de aquellos 16 años, edad a la que te permitían entrar a determinadas películas censuradas, aunque simplemente fuera por una secuencia de un beso de amor. Describe la represión de la época cuando dice que a la salida, en  la puerta, nos pidió un triste inspector nuestros carnets.

En la mesa de ese restaurante están ahora y, en esa misma mesa estuvieron en ese otro momento en el que vieron la película. Ella le esperó hora y media mientras él estaba en clase de francés. En aquellos años había un centro en la calle Tetuán de Madrid que se llamaba, y continúa llamándose, Academia Briam, al que iban entonces los jóvenes de familias de clase media, para aprender o reforzar algún idioma

Uno le enseña al otro una foto, no se sabe quién es el que la muestra, pero se supone que está casada o casado y tiene varios hijos.

Por último, él le dice a ella que no se demore, no sea que no llegues a la hora al almacén. Sin duda se refiere al Corte Inglés de la calle Preciados que hace esquina a la calle Tetuán donde se encuentra Briam, el centro de estudios de idiomas en el que él estudió francés, entonces. Luego se despiden de una manera un tanto fría. Toda la futura relación lo limitan a una simple llamada si es posible: llámame el día que puedas. Se supone que se lo dice él a ella, sin respuesta por su parte. Claro que la composición rítmica limita bastante el contenido del texto.

 Concreción

La canción cuenta la historia de un reencuentro, después de una relación previa. Lo primero es ese amor de juventud, un primer amor, pero firme ya que ella es capaz de esperar a él una hora y media. ¿Quién no ha tenido, o le han tenido, que esperar una o dos horas por amor? Esa etapa de la edad y esa época, calculo que en la década de los 60, dónde el refugio era el cine. Un amor este que acabó, aunque no se cuenta por qué motivos, pero, a modo de asignatura pendiente, uno de ellos llama al otro o a la otra para recordar aquellos primeros tiempos. Sin embargo, parece que la cosa no pasa de ese simple reencuentro y una petición de llamada de teléfono, se supone.

No me cabe la menor duda de que es un relato autobiográfico. Luis Eduardo es posible que asistiera a Briam porque dominaba 5 o 6 idiomas, entre otros francés. Ella es, en el momento del reencuentro, una empleada del CI, cercana al centro de idiomas al que él asistió entonces.

 Letra

Fue en ese cine, ¿te acuerdas?
En una mañana al este del Edén
James Dean tiraba piedras
A una Casablanca, entonces, te besé

Aquella fue la primera vez
Tus labios parecían de papel
Y a la salida, en la puerta
Nos pidió un triste inspector nuestros carnets

Luego, volví a la academia
Para no faltar a clase de francés
Tú me esperaste hora y media
En esta misma mesa, yo me retrasé

¿Quieres helado de fresa
O prefieres que te pida ya el café?
Cuéntame cómo te encuentras
Aunque sé que me responderás: "muy bien"

Ten, esta foto es muy fea
El más pequeño acababa de nacer
"Oiga, ¿me trae la cuenta?"
"¡Calla!, que fui yo quien te invitó a comer"

No te demores, no sea
Que no llegues a la hora al almacén
Llámame el día que puedas
Date prisa que ya son las cuatro y diez

domingo, 12 de diciembre de 2021

ESTO ES LO QUE HAY

Para el análisis político, por lo general, observamos la evolución política y los comportamientos sociales de la forma más rigurosa posible, para lo que es conveniente seguir un método. Pero a veces conviene bajar al fango, a lo vulgar, a lo chabacano, a aquello que ocupa al pueblo llano.

En contraste con ello, de vez en cuando, aparecen asuntos que se nos escapan y enmudecen el mero análisis por su complejidad, aunque afectan a la humanidad en su conjunto. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿dónde estamos?

 Mientras aflora una noticia sobre si el universo comienza con el Big Bang o ha existido siempre, tema de alcance, 1,5 millones de españoles (líder de audiencia) permanecen frente al televisor, viendo y escuchando a “Paquirrín”, el hijo de una folclórica y un torero. Esto es lo que hay.

El que dicen prestigioso físico de la Universidad de Edimburgo John Peacock ha sacado a la luz un asunto al que los científicos le siguen dando vueltas. Según el citado físico, resulta que el universo no ha tenido principio, ni tendrá final: ha existido siempre. Pero ¿qué más da? Al personal le interesa más saber de la vida de una familia que se gana la vida en los platós de televisión, hablando de sus desencuentros familiares. 1,5 millones de seres, se supone que adultos, pegados al aparato de TV, viendo y escuchando a Paquirrín, hijo de Paquirri y de la Pantoja. Que si se pelea con su madre, que si se reconcilia, etc. El caso es facturar una y otra vez. Paga una cadena creada especialmente para corromper, un vertedero que se supera, día tras día, como máquina vomitiva para, a modo de círculo vicioso, atontar a unos colectivos ya faltos de sentido común, de bajo tono intelectual, alienados al extremo, consecuencia de un largo proceso.

Lo del si hay uno o múltiples universos, si ha existido siempre, si ha habido Big Bang o no, ¿a quién le importa? Algunos se consolarán creyendo en que hay un cielo dónde hay un dios (Dios con mayúsculas para ellos y ellas) al que irán, aunque si eres malo irás al infierno que debe de estar cerca, pero aislado para que no le llegue demasiado calor a los buenos. Supongo que ni tan solo se plantearán si hay un cielo en cada galaxia, o en cada universo, si fuera cierto que hay varios (universos), como ahora dudan los expertos.

Mientras las diferentes religiones sigan teniendo tanto poder y tanta implantación en las diferentes zonas del planeta, poco podemos esperar de cambios significativos a mejor. Mientras no cambie el verbo creer por el de pensar poco podemos esperar de esta especie para avanzar hacia unas sociedades diferentes.

Mientras tanto, lo más deleznable del género mal llamado humano se potencia día a día y surgen nuevas fórmulas para construir sociedades cada vez más dependientes, más vulnerables y más indiferentes a la situación mundial de desigualdad, incluso de la suya propia. Mientras algunos, pocos, gozan de fastos, viajando en sus particulares barcos o aviones, otros, muchos, se convierten en nómadas, desposeídos de todo, buscando alguna solución para subsistir. Cada día son más quienes permanecen en campos de refugiados. En estas sociedades de los países que llaman desarrollados en los que existe desigualdad en varios niveles el elemento que dinamiza el día a día, cada uno en las medidas de sus posibilidades, es el consumo. Mientras tanto, las cadenas de televisión en su papel mintiendo, manipulando, asustando, en suma, atontando a unos colectivos de por sí ya enajenados de su propio ser, de su propia vida.

Pues esto es lo que tenemos, en los límites de la irracionalidad cabe de todo, desde la erudición de pocos a la baja actividad mental de las mayorías que se dejan llevar por la ideología dominante.

Algunas personas se empeñan en dar soluciones, anunciando que hay alternativas, pero su función no va más allá del simple discurso en el que se confunde lo que sería deseable con lo que es posible llevar a cabo con estos mimbres. Se olvidan de lo fundamental. Una alternativa avanzada no es un recetario, sino un agente social organizado y sólido que sea capaz de emprender un periodo de lucha, que se nos antoja largo, hasta conseguir un cambio radical, una ruptura definitiva con el actual sistema. Una alternativa política no se improvisa, ni se monta de la noche a la mañana, por eso UP (en España), en el que muchos han depositado su confianza, es una simple burbuja que ha reventado sin éxito alguno, sólo queda un rastro que poco a poco se va desvaneciendo. Una alternativa, como hemos señalado, ha de ser sólida, fundamentada en una determinada ideología y materializada en un grupo dirigente ajeno al actual montaje parlamentario, asentado en una base social suficiente como para respaldar las acciones que permitan la transformación. 

domingo, 5 de diciembre de 2021

LA CONSTITUCIÓN ¿PARA QUÉ?

A eso de las ocho, más o menos, conecto desde la cama el aparato de radio que está sobre la mesita de noche que se encuentra a la derecha. Como cada día, es RNE quien está emitiendo. No sé bien por qué esta emisora es la única que tengo sintonizada. Tal vez mi casa se encuentre en una zona de “sombras” donde las ondas de radiofrecuencia lleguen con dificultad, quizás sea por aquello de pensar que es una emisora pública, tal vez el aparato debiera ser sustituido por otro más moderno. Se oye al locutor de turno. Tengo la suerte de poder quedarme en la cama un tiempo, momento más que agradable para conectar lentamente con el mundo y recordar las tareas que tendré que abordar después de las abluciones matutinas.

El caso es que, como cada mañana, aparece la decepción. Uno espera una información neutral, equilibrada, si me apuras, algo tendenciosa hacia las posiciones gubernamentales, por aquello de que dependen del Gobierno, pero eso no ocurre. La esperanza es lo último que se pierde, dicen, pero esto está llegando a la desesperación, vía irritación. Mala forma de desperezarse.

A eso de las ocho, cuando conecto, comienza la intervención de unos tertulianos, de plantilla, claramente críticos con el Gobierno y con la izquierda en general. Me atrevería a decir, sin lugar a error, que son gente reaccionaria, conservadores se me queda corto. No te esperas lo que oyes de una radio pública. Claro que si ves las cadenas de TVE te ocurre lo mismo. En este caso, la emisión de todas las catástrofes se combina con los comentarios más reaccionarios.

 

Estas fechas de comienzo de diciembre dan de sí para hablar de la Constitución. Parece, además, que tenemos prisa, por qué será, y nos solemos adelantar a los acontecimientos. El caso es que la entrevistada, en este caso, era una señora que forma parte del Tribunal Constitucional (TC). “La Constitución es imprescindible, todos los países deben tener una Constitución” dice la señora, eso o algo parecido. Lo dice con alegría desde su posición de privilegio, aunque ella no lo sepa, y si fuera consciente, pensaría que se lo merece. Un miembro del TC gana unos 150.000 euros más los complementos por algún cargo, despacho, secretarias, coche oficial, etc. Desde ahí la Constitución es la hostia, pero para la mayoría es el soporte legal de un sistema injusto, papel mojado que en el capítulo de los derechos ciudadanos se queda en la letra. La Constitución española no sólo no promulga la igualdad, sino que potencia la desigualdad. En un modelo político como el actual la ley no es igual para todos.

El actual texto fue elaborado en un momento que aún podría estar encuadrado en el tardofranquismo, por elementos, en su mayoría, que participaron activamente en el anterior régimen, todo ello bajo la vigilancia y la amenaza de un ejército golpista. Una Constitución hecha a espaldas del pueblo y en su contra, asumiendo los signos de la Dictadura, y la Monarquía heredera de allí mismo.

El actual texto constitucional nada tiene que ver con el de la Segunda República de 1931, cuyo primer artículo dice de forma clara y contundente: España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y de justicia. Ahí tenían un buen referente para elaborar la nueva. Pero se trataba de elegir entre avanzar hacia un sistema más progresista o continuar con el régimen anterior bajo la vigilancia, como digo, de un ejército golpista.

La Constitución actual es el soporte adecuado para proteger al poder real y para reprimir a la ciudadanía. Así, de las últimas veces que se ha aplicado, ha sido a través del los artículos 135 y 155. En el primer caso, para modificarlo y dar prioridad al pago de la deuda pública. En el segundo, para suspender el estado autonómico en Cataluña.