viernes, 11 de agosto de 2023

JUEGO DE PALABRAS

 

¡Son tantas las veces, a lo largo de los últimos 20 años, que hemos hablado de alternativa y alternancia, de su definición, de sus diferencias! Sin embargo, para el común de los mortales son la misma cosa. Es una imposición, una victoria, de las tantas que forman parte de  ese ideario impuesto por el actual sistema.

Por primera vez en mi vida he votado, haciendo uso de la razón, dejando al margen mis principios, mi ideología. He votado al Partido Socialista, he votado al “Sanchismo”.

También es cierto, que he abandonado ese grupo ideológico cuyos individuos, en base a su ideología, piensan, pensábamos, que en la actualidad es posible presentar una alternativa transformadora del actual sistema capitalista. A veces confundimos lo deseable con lo posible. Y hoy por hoy es imposible vencer al camaleónico sistema. En consecuencia, me parece adecuado ir con pies de plomo y apoyar a quienes dentro de las actuales estructuras puedan conseguir ciertas mejoras que benefician a los más débiles. Que garanticen, que se consoliden, los derechos conquistados.

Soy optimista y pienso que, en las últimas elecciones del 23J, los ciudadanos hemos vencido a la dinámica impuesta, hemos rechazado la alternancia y hemos apoyado la alternativa de progreso como un paso adelante hacia otra más avanzada, hemos evitado la involución. ¿Seremos capaces de mantener esta situación durante cuatro años?, ¿seremos capaces de construir una alternativa democrática más avanzada que la actual?

Queda mucho por hacer. Queda avanzar, poco a poco, para combatir contra el sistema. Ya hemos conseguido frenar el fascismo en una Europa plagada de extrema derecha, incluso gobernando en países próximos.

 De momento, Sumar (grupo político) no va camino de convertirse en una alternativa. La mezcla de tantos grupos desfigura un ideario que arrope a una izquierda real. Yo mismo no soy capaz de enumerar todos los grupos que lo forman. Sí sé que, al final, se incorporó Podemos y que ya estaba dentro Izquierda Unida. Y que han bajado en número de representantes respecto a la unión de Unidas Podemos, más los de otras formaciones incluidas en Sumar, en las elecciones de 2019. Sumar es una construcción de última hora, y desde arriba, en la que hay grupos que han estado anteriormente enfrentados. Podemos se ha visto muy forzado para incorporarse poco antes de la campaña. La izquierda real se ha ido diluyendo a lo largo de las últimas décadas. Por estas razones, podríamos concluir en que el “Proyecto Sumar” ha sido un fracaso.

 Después de haber negado su validez en ciertas ocasiones, recurro ahora a la “Ley del trinquete” de Wallerstein para ir construyendo alternativas poco a poco. Un paso más, entre lo que podría ser una sociedad más racional, más democrática y más justa,  y lo que tenemos ahora, cabría, en el marco del actual sistema, una actuación de los gobiernos con talante progresista consistente en la intervención en asuntos de especial relevancia: a) el saneamiento  de las administraciones y de las dependencias de carácter publico; b) la persecución implacable de la corrupción, y la regulación normativa para evitar la especulación; c) la aplicación de una política fiscal que penalizara de manera auténticamente progresiva los elevados ingresos, lo que supondría poner límite a las crecientes desigualdades económicas entre unos y otros; d) el acuerdo internacional para evitar la evasión de capitales. Ahora bien: ¿es posible esto en el actual modelo de alternancia del poder político?, ¿es posible que la socialdemocracia, como fuerza política más progresista con posibilidades de gobierno, pueda o quiera dar este paso?

Por otro lado, a más largo plazo, tenemos una tarea de cambio político en la forma de Estado y evolucionar hacia una República.

En consecuencia, y visto lo visto, las próximas alternativas de progreso giran en torno al Partido Socialista. Sumar no se muestra como una alternativa. Es posible que IU y Podemos emprendan otro camino del que pueda surgir, a medio plazo, una alternativa que rompa con el bipartidismo, pero esa posibilidad no parece cercana.