lunes, 19 de junio de 2023

ELECCIONES

 I Previo. Cuando, en este país, se dan situaciones políticas como la actual, aparece, entre sus pobladores, ese pesimismo generalizado de que esto durará poco y pronto gobernará lo que llamamos derecha, como forma más afín con el actual sistema socioeconómico. Además, la oligarquía busca maneras más reaccionarias que refuercen a esa derecha con aparente imagen moderada, es decir, el PP. De esta manera crearon esa formación que llamaron Ciudadanos, pero ante el fracaso, han recurrido directamente a reforzar al fascismo que en España se materializa en Vox, aunque no permitirán que sea más que un apoyo al PP, ya que un gobierno abiertamente fascista podría generar un revuelo que fuera más allá de un simple apoyo a la conocida izquierda moderada.

Además, algunos han analizado la trayectoria electoral y han establecido la regla de los ocho años o dos legislaturas de permanencia en el Gobierno. Entre unas cosas y otras, el mensaje optimista se sustenta en el esfuerzo que hay que llevar a cabo para romper con esa regla y con ese pesimismo histórico de ruptura del gobierno más progresista.

E. Wallerstein estableció una norma que denominó “La ley del trinquete” según la cual el proceso hacia una sociedad más avanzada, más democrática, se apoyaría en la alternativa y no en la alternancia de fuerzas políticas, que es la fórmula aplicada en países como el nuestro. El gobierno del PP con el apoyo de Vox supondría una involución con la supresión de leyes promulgadas en los últimos años.

II El actual Presidente del Gobierno, supongo que consensuado con sus Ministros, ha adelantado unos meses las elecciones generales para el día 23 de julio de este año, es decir, para dentro de mes, más o menos. El detonante ha sido los malos resultados en las Autonómicas y Municipales del 28 de mayo y el éxito del PP que globalmente supera al PSOE en unos 700.000 votos, lo que supone un 3% aproximadamente.

Con esta medida P. Sánchez, con arrojo, da un paso hacia adelante, convirtiéndose en protagonista este hecho, ante la celebración del éxito del PP, y evitando la permanente petición del adelanto de elecciones, lo que supondría un desgaste político y personal de los miembros del actual Gobierno.

En los últimos días, P. Sánchez ha propuesto un cara a cara con Feijóo durante seis semanas. Los del PP se acojonan. P. Sánchez les lleva, de nuevo, la delantera.

Hasta aquí, un resumen de la información que la mayoría conocemos o deberíamos conocer, ahora: el análisis.

III ¿Cuáles son los motivos que inducen a que una persona se decida por una o por otra de las opciones que se presentan a las elecciones?:

Los intereses personales, ojalá fueran de clase. La ideología propia o inducida. La razón.

Puede ser un único factor, pero, por lo general, suele ser una mezcla de todos ellos, salvo aquellos que lo hacen sin criterio alguno muy ligado a quienes lo hacen por ideología inducida, sector mayoritario al que nos referiremos con detenimiento.

Votar por los intereses personales es, en la clase trabajadora, una forma razonable de votar a aquellos que trabajan por la mejora de las condiciones de vida del votante económicamente más débil, como por ejemplo el aumento de los ingresos, la mejora del acceso a la vivienda, la igualdad, etc. No cabe duda que aquellos que tengan unas condiciones de vida muy por encima de la media intentarán mantenerlas votando a grupos conservadores, salvo que algún otro de los motivos prevalezca. Sin embargo, esta norma no se ajusta a la realidad. Un gran número de votantes de la clase trabajadora votan a partidos que van o irán en contra de sus intereses.

El voto ideológico, como decimos, puede ser ajustado al ideario personal o inducido por el poder dominante. En el primer caso, suele ser un voto de izquierdas, y pertenecer a personas íntegras, a quienes les gustaría un sistema diferente, y trabajan, en la medida de sus posibilidades, y de su voluntad, para conseguirlo.

Sobre el voto inducido es necesario preguntarse: ¿Qué clase de personas necesita el poder en un sistema como éste? 

Necesita hombres y mujeres que cooperen sin rozamientos en grandes grupos, que deseen consumir cada vez más, y cuyos gustos estén estandarizados y fácilmente puedan ser influidos y previstos.

Necesita hombres que se sientan libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, a ningún principio, a ninguna conciencia; pero que quieran ser mandados, hacer lo que se espera de ellos y adaptarse sin fricciones al mecanismo social. (E. Fromm).

Este, el voto inducido, constituye el grupo mayor de individuos de este tipo de sociedades, lo que desvirtúa la idea y la práctica de democracia. Los medios de comunicación, como tantas veces hemos dicho, son una potente herramienta del sistema para frenar el avance hacia la igualdad. En la actualidad, es algo contra quien tiene de combatir el actual Gobierno. No hay ninguna cadena o emisora neutral, ni tan solo las públicas. Grandes masas que apoyan a la derecha son embaucadas y sufrirán el deterioro de su medio vital con las políticas que llevarán a cabo aquellos a los que han votado. El caso más sangrante es el de la Comunidad Autónoma de Madrid. Le otorgan la mayoría absoluta a quienes recortan, y seguirán hasta suprimir, los servicios públicos.

En este caso, subyace una sociedad con un bajo nivel de capacidad intelectual de la que se aprovecha el poder dominante. Por este motivo hace muy poco para universalizar una población pensante.

 Hay otra forma para elegir el voto que está por encima de intereses o ideología que consiste en pensar, al alcance de muy pocos, haciendo uso de la razón. Por lo general, esta opción suele coincidir con un pensamiento de izquierdas y se suele ejercer con miras más amplias, pensando, en primer lugar, en la eficacia de aquellos a los que se vota y, en segundo lugar, en la imagen del país cara al resto del mundo.

 IV Ante las próximas elecciones de julio, de sus resultados, hay una diversidad de opiniones, más o menos interesadas. De todas ellas destacan dos entre la clase trabajadora: quienes, en aras de ese pesimismo habitual, y de los resultados de las elecciones de mayo, creen que ganará la derecha. Por otro lado, quienes piensan que “reinará” la razón y se apoyará a los grupos de izquierdas para, al menos, mantener las medidas de progreso llevadas a cabo en los últimos años, aproximándonos más lo que podría ser una alternativa y no una alternancia.