lunes, 16 de marzo de 2015

AFORISMOS (II) Una foto fija de la situación actual

El día 8 de septiembre de 2011, escribí un artículo utilizando este tipo de recurso gramatical (*). Ahora leo y releo lo que dije, y poco ha cambiado la cosa desde entonces. La foto fija de la actual situación bien podría ser, en lo fundamental, la de aquel otro día de hace tres años y medio. No obstante, intentaremos complementar o matizar algunos asuntos que nos permitan ver con mayor claridad todo lo que tenemos que soportar día tras día. Por lo tanto es una foto fija heredada, o exportable a un futuro, al menos, cercano, con algunas variantes que se nos ofrecen a modo de espejismo, como si todo fuera a dar la vuelta, aunque, en realidad, lo que puede suceder es que, recurriendo una vez más a Lampedusa, algo cambie para que todo siga igual.

1.      En nuestro país y, en general, en el mundo, los Estados ya no tienen el control de su propia actividad. El poder de los grandes capitales, y de los gestores de los mercados, pueden cambiar el rumbo de cualquier país o nación. La inestabilidad está servida.

2.      Antes, la clase dominante se resumía en los propietarios de los medios de producción. Ahora el poder económico se encuentra diluido, habiendo desplazado la economía financiero-especulativa a la economía real-productiva.

3.      El cambio tecnológico en la actividad productiva, junto a las nuevas formas de enriquecimiento (mercados financieros), han influido de forma determinante en la necesidad de fuerza de trabajo.  Estos dos factores han expulsado del mundo laboral a un gran número de personas que no encuentran, ni encontrarán, un nuevo empleo, convirtiéndose en parados de larga duración. Por las mismas razones, muchos jóvenes jamás podrán incorporarse a la actividad laboral.

4.      Nos tendremos que acostumbrar a convivir en una sociedad con unas gentes ocupadas y otras desocupadas. Los Estados tendrán que establecer fórmulas estables para cubrir las necesidades vitales mínimas de amplios sectores.

5.      Poco a poco hemos ido caminando hasta encontrarnos ahora en unas sociedades en las que la desigualdad se ha institucionalizado y las clases populares se resignan a vivir con unos ingresos mínimos de subsistencia, haciéndose realidad uno de los principales enunciados del Manifiesto Comunista de Marx y Engels.

6.      La ambición de los poderosos, llevando a la población a tal extremo, choca frontalmente con una concepción democrática de la sociedad. 

7.      Una cosa es el cambio de modelo político y otra muy distinta la revolución. En el primer caso, el poder real adoptará nuevas formas políticas para seguir manteniendo el dominio de unos cuantos sobre las mayorías. La revolución es la trasformación radical del sistema socioeconómico.

8.      ¿Tiene nuestra especie la madurez intelectual necesaria para vivir en sociedades sin clases? Todos los intentos para conseguir una sociedad en la que impere la justicia y la igualdad han fracasado, incluida la Revolución Bolchevique.


9.      La alternancia bipartidista implica el gobierno alternativo de dos partidos que defienden los mismos intereses. Otra cosa diferente es un grupo que ofrezca una alternativa de progreso.

10.  Podemos (nuevo grupo político) es un fenómeno social que, al margen de sus dirigentes, rompe con una práctica política enquistada y corrupta, pero ¿su acceso al poder político, si lo consigue, supone una verdadera alternativa transformadora?

11.  Tal vez su aparición (la de Podemos) en la escena política dé luz a la diferencia entre la codicia y la generosidad, los intereses personales y los colectivos, los honestos y los deshonestos, la inteligencia y la ignorancia. En suma, que se distinga a las personas buenas de las malas.

12.  El fracaso de Podemos puede ser la escusa para que después vuelvan los “salvadores de la patria”.

13.  La delincuencia política se convierte en noticia y pasa a la categoría de normal. La noticia pone fin al atropello. El delito no les supone ningún coste político a los gobernantes.

14.  Ciertos programas de TV de algunas cadenas (cuatro, sexta, en España) cumplen su función: son la válvula de escape de ciertos sectores sociales.

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