miércoles, 2 de diciembre de 2020

¿QUÉ ES CULTURA?

Existen términos en el diccionario, la mayoría, con varias acepciones, algunas de las cuales expresan lo definido con precisión, otras con ambigüedad, lo que permite que se conviertan en "cajón de sastre". Es causa de la imprecisión semántica de nuestro léxico. Queremos referirnos ahora al caso concreto de la palabra cultura, mal utilizada, intencionadamente, por protagonistas del mundo de la farándula, y aceptado por el pueblo llano y por ciertos sectores, supuestamente, ilustrados. Consideran cultura el consumo de cine, teatro y otros actos de carácter masivo. Y para ellos, para los protagonistas, cuanto más masivos mejor. Pero eso, no es cultura, como intentaremos justificar al final del escrito, con un previo crítico de los participantes en el espectáculo.

   

Estamos hartos, al menos yo, de falsos filántropos que aparecen en los medios, presumiendo de hacer el bien en campañas contra el hambre o promocionando ONG’s, cuando en realidad es un simple acto de promoción, exposición y exhibición personal. Otras veces, escriben manifiestos atribuyéndose la autoridad o poder que tal vez no les corresponda, abusando de la bondad, de la tolerancia, de la generosidad, quizás de la sumisión de sociedades formadas por individuos con un  incipiente desarrollo intelectual.

 

Una vez, Iñaqui Guevara, a la sazón Secretario General de la Unión de actores y actrices, me invitó a tomar un café. Allí en su despacho, me dijo que un porcentaje muy pequeño del colectivo de profesionales de este sector podía vivir de su trabajo. Pero a estos afortunados, sobre todo a la elite, lo que le importa es su bolsillo y su ego. La solidaridad brilla por su ausencia. Tal vez sea este el sector en el que la desigualdad entre unos y otros trabajadores sea la mayor. Un negocio camuflado bajo un término, secuestrado al auténtico acervo cultural. Lo que hacen, en el mejor de los casos, es espectáculo, como lo es cualquier evento deportivo. Lo que hacen, repito, no genera  cultura.

 

Días atrás, he visto en TV a un par de famosos, aprovechándose de ser conocidos para pedir dinero, amparándose en su tarea artística a la que tildan de cultura. Uno de ellos era una de las “estrellas”, con un alto caché, de ese programa tan “cultural” como es “Cuéntame”. ¿Es eso cultura? El otro, que confesaba tener una abultada cuenta corriente, tampoco se caracteriza por haber hecho películas de culto. Hay una regla, que me he atrevido a enunciar, sobre la instrumentalización que el sistema hace de los famosos, de la que uno de los corolarios podría ser el siguiente: La asignación dineraria de los famosos es proporcional al efecto alienante que generan.

Hoy, uno de los dos ha vuelto a la carga en una emisora de radio de ámbito estatal. La reivindicación se centra en su propio interés, utilizando como tapadera la pena por la cantidad de puestos de trabajo en precario, aunque, en realidad, los ERTE’s, los comedores sociales, las familias sin ningún recurso, la pobreza, en suma, le importa una mierda, lo que quiere es seguir enriqueciéndose. Por cierto, a este adalid de la lucha sectorial le he visto, hoy mismo, en un anuncio en TV de algo tan “cultural” como la propaganda de un operador de telefonía.

 

La cultura es algo bastante diferente a la asistencia pasiva a los espectáculos que llevan a cabo actores y actrices. Aunque algunas o algunos se escandalicen, me atrevo a decir que asistir a un concierto de música clásica o a una exposición de arte tampoco añade cultura al asistente.

La cultura deriva de cultivar, y cultivar es producir. Cultura implica actividad. Es el crecimiento de alguna dimensión humana. Ha de haber un desarrollo intelectual o una destreza. Algunos ejemplos: Aprender un idioma, tocar un instrumento musical, pintar, practicar algún deporte, etc. Siempre con actividad intelectual o física.

  

viernes, 2 de octubre de 2020

...Y 200

 Como vengo anunciando desde hace ya algún tiempo, y en varias ocasiones, pondré fin a esta etapa de escritos cortos que he publicado en forma de artículos en Portales digitales y en mi propio Blog. Los 150 primeros están recogidos en un libro (Artículos para pensar) y la intención es publicar los 50 restantes en un complemento al ya existente.

Todo esto comenzó a principios de la década que ahora acaba, una vez finalizadas mis tareas profesionales. Después de una trayectoria de participación política, a nivel de base, abandoné la militancia y decidí expresar mi pensamiento en textos de mayor o menor envergadura. Fueron unos años, los primeros, de frenética actividad, como si tuviera la necesidad de soltar todo aquello que estaba retenido durante los años que me ocupaba en asuntos cuyo contenido nada tiene que ver con esto, aunque bien es cierto que, en ambos casos, se trata de ejercer una actividad intelectual. El análisis es una capacidad transversal, aplicable al campo de la ingeniería, a la sociología y a tantas otras dimensiones.

Este último escrito, de esta etapa, lo dedicaré a resaltar ideas, frases o conclusiones que han sido enunciadas y que han ido madurando a lo largo del tiempo.

 

Tal vez, no seamos del todo conscientes, tal vez nada conscientes, que nuestras vidas, nuestra cultura, nuestra tecnología, descansan sobre lo irracional, en la mentira universal, en las tablas de las leyes de las religiones, en las creencias en dioses inexistentes. Vivimos en la incongruencia, en el absurdo. En los países de occidente, y en muchos otros, estamos en el año 2020 cuyo contaje arranca con el nacimiento de un ser inexistente al que se le atribuyen poderes sobrenaturales y se le adora. Otras zonas del planeta cuentan con otras “divinidades” que solo existen en la imaginación. Un simple repaso a mis trabajos anteriores da muestras más que sobradas del desarrollo de este dato que aquí simplemente enuncio.

 

A lo largo de toda esta etapa he hecho varias veces un “punto de control” a modo de resumen, recogiendo las ideas que me han servido de base para todo el desarrollo. En consecuencia, aquí me limitaré a relacionar esas ideas anteriormente recogidas en otros escritos con este formato. En concreto, constituyen el número 30 y el 149 (más estructuradas, y desarrollando las del número 30) del siguiente texto:  https://www.bubok.es/libros/212974/ARTICULOS-PARA-PENSAR.

Aunque enunciadas en tiempos anteriores, al día de hoy, siguen vigentes en su totalidad y con el mismo rigor. Sólo he realizado algunos matices, marcados en cursiva.

 

En el número 30 (Abril 2012):

Ideas transversales.

A pesar de haber publicado cada uno de mis artículos con diferente título, abordando temas de actualidad, aparecen de manera explícita, o subyacen, en todos ellos una serie de principios o postulados, a lo que me gusta llamar ideas-clave, que les dan coherencia y continuidad. De manera resumida son estos:

 

-La situación económica actual responde al agotamiento del sistema capitalista, enmascarado bajo el paraguas de la “crisis”. Crisis de la que nadie es capaz de pronosticar su final.

-El poder político está sometido al poder real, es decir, al económico. Lo mismo ocurre con el judicial y el mediático. El vigente modelo democrático es una estratagema para la dominación de clase. Como dice mi amigo Luís Salcedo, si esta “democracia” no les funcionase se inventarían otra.

-Los medios de comunicación cumplen a la perfección su función de embelesamiento, enajenación y embrutecimiento de los individuos. La manipulación y el engaño de sus actores es recompensado con unos ingresos disparatados, convirtiéndoles en clase privilegiada. Algo parecido ocurre con el deporte. En ambos casos, sus agentes son instrumentalizados.

-Las clases dominantes han conseguido imponer y generalizar sus “valores”. El dinero se ha convertido en el máximo exponente en el actual modelo de vida. El afán de enriquecimiento y la codicia dominan a todos aquellos que tienen algún patrimonio. El afán de enriquecimiento no es más que un esfuerzo por ocultar a los demás, y a sí mismo, una intolerable pobreza humana (A. Zugasti). La ley de la codicia dice que “el afán de enriquecimiento es directamente proporcional a la riqueza que se posee”. 

-En el terreno del pensamiento “progresista”, en una especie de delirio evasivo, se confunde lo deseable con lo posible. Así se publican textos y artículos, o se pronuncian discursos que engatusan a quienes necesitan alguna válvula de escape para encontrar seguridad y consuelo ante una situación que les angustia.

-Los sindicatos se han integrado de pleno en el sistema. Se han convertido, junto a los partidos políticos, en instrumentos del poder real, contra las clases más desprotegidas.

-Al poder se le combate con otro poder. El miedo está en relación inversa al poder, a más miedo menos poder y viceversa. Cuando un poder se debilita el contrario se refuerza. En Román Paladino: Si se lleva a cabo una acción, pongamos por caso una huelga, y no se consigue nada, los patronos o los políticos adquieren más fuerza para llevar a cabo sus fechorías. Cuando se llevan a cabo acciones y no se alcanzan los objetivos, las acciones decaen, se extinguen por sí mismas.

-Los trabajadores, totalmente ausentes de conciencia de clase, se han convertido en un segmento refractario e inmovilista por el miedo a perder lo que tienen.

-La sociedad actual está afectada en grado sumo por la indiferencia, la insolidaridad y el conformismo.

-En el fondo de todos nuestros males subyace la inmadurez intelectual de una especie que aún no merece el reconocimiento de humana.

 

En el número 149 (Junio 2017):

1, El Sistema y el poder

-El poder real es el de la oligarquía, lo que convierte a los estados en plutocracias. El político, el judicial y el mediático son poderes delegados.

-El actual sistema está en crisis. La principal consecuencia es el incremento de la desigualdad y de la desatención de las clases más desfavorecidas.

-El anuncio de la separación de poderes es una burla.

-El poder y la sumisión son dos pasiones que minan la convivencia y frenan el progreso evolutivo.

-Poder y miedo: El miedo y el poder están en relación inversa. A más miedo menos poder y viceversa. Al poder actual se le combate con otro más fuerte. Las manifestaciones y protestas callejeras, las mociones, recusaciones y los controles parlamentarios no perturban la marcha del poder real.


-La corrupción y otros saqueos son hijos del poder.


-La acumulación de riquezas, y la aparición de “paraísos fiscales” son causa de la flaqueza intelectual de algunos que aún no han desarrollado esa parte del cerebro llamada córtex, aquella que nos distingue de otros mamíferos. Este punto bien podría incluirse en el último bloque: Esta especie nuestra.


-Los que tienen el poder tratan de mantener una amplia franja de seguridad para proteger sus intereses y su riqueza. Por lo tanto, cuando barruntan que su poder puede quebrar, no dudan en tomar medidas desorbitadas y desproporcionadas a los efectos que algunos acontecimientos pudieran producir.


-En conclusión, la especie, mal llamada humana, no es capaz de superar un sistema como este: injusto, irracional, inhumano y cruel.

 

2. Política

-Ruptura del modelo político: la alternancia bipartidista ya no funciona como estrategia. 


-Este tipo de democracia cada vez es más cuestionado. Tampoco funciona ya el artificial binomio izquierda-derecha. Cada vez menos se hablará de esta división, aunque los políticos se empeñen en mantenerlo.


-Europa está políticamente dislocada: la Socialdemocracia ha pasado a la historia, aparecen los fascismos, en algunos países con fuerza. El sistema busca una nueva fórmula estable que siga defendiendo sus intereses, pero de momento nos movemos dentro de una laguna de arenas movedizas. Sus deseos apuntan hacia la hegemonía de un solo partido, apoyado por otros sin ideario propio, y una débil oposición. Pero otros elementos de carácter ecológico o medioambiental, ajenos a las relaciones sociales, pueden variar el rumbo de sus deseos.


-(Esto era en 2017, pero el pronóstico totalmente cierto). En lo concreto, en España, El PP se puede convertir en ese partido único que gobierna y seguirá gobernando con el apoyo de PSOE y Ciudadanos (lo que se ha dado en llamar partidos “muleta”) y una débil oposición de Podemos. Sólo el derrumbe absoluto del PP (posibilidad remota, a pesar de la corrupción) podría propiciar la unión de PSOE y Podemos como opción política para formar gobierno, aunque inestable y muy laborioso por su parte, mientras se mantenga activo el sistema. Nota: Pedro Sánchez transformó la posibilidad remota en realizable  a corto plazo, como así ha ocurrido, aunque lo de inestable y laborioso es una realidad.


-El centro político no existe. Quienes presumen de ocupar ese espacio ficticio son los grupos más reaccionarios. Otros grupos lo utilizan como táctica para suavizar su posición. Así, algunos se definen como centro-derecha y otros como centro-izquierda. Pero, como hemos señalado, ni izquierda, ni derecha definen las políticas que ponen en práctica. Con mayor propiedad deberíamos hablar de prosistema (en defensa de los intereses de los ricos) y antisistema (en busca de un sistema más justo). 


-En este país, el PSOE ya no podrá ser jamás fuerza mayoritaria. Su impostura ha relegado a los partidos mal llamados socialistas a ser formaciones a la deriva en toda Europa. En estos tiempos que corren, el PSOE no podrá tocar poder sin contar con Podemos, aunque la reciente historia, la soberbia y la frustración les traslada al mundo de lo onírico.


-El sistema socioeconómico y el modelo político no se pueden cambiar a posiciones de progreso e igualdad desde dentro del propio modelo. Sólo se podrá llevar a cabo si es para agudizar las contradicciones entre ricos y pobres, como así está ocurriendo ahora.

 

3. Sociedad

-La clase media no existe. El sistema ha generado una serie de términos que definen situaciones y estados virtuales entre los que destacan: estado de bienestar y clase media. Con ello pretende desligar a las clases trabajadoras de su realidad, alejando a sus integrantes de su condición de clase explotada y haciendo que pierdan esa conciencia de clase de la que, en otros tiempos, eran conscientes. Y bien que lo han conseguido.


-En consecuencia, se han impuesto los valores y la ideología de la clase dominante. Valores tales como el deseo de igualdad, la solidaridad y la fraternidad, recogidos en ese ideario de lo que se conocía como izquierda (la izquierda real de antaño) han sido sustituidos por la envidia, el egoísmo, la ambición, la insolidaridad, el miedo, la inseguridad y, en el mejor de los casos, la indiferencia.


-Hay dos Leyes sociales de cosecha propia: La Ley de la codicia y la Ley de la  instrumentalización. Revisables, y fácilmente mejorable su definición y desarrollo.

Ley de la Codicia: el afán de enriquecimiento es proporcional a la riqueza que se posee, lo que denota una enorme pobreza humana.


-Ley de la Instrumentalización: a cada individuo o a cada grupo social le corresponde una asignación monetaria, o una recompensa, que es función de la posibilidad de instrumentalización que el sistema puede hacer de él o de ella para alienar, adormecer o, en suma, para mantener o incrementar la situación de desigualdad entre ricos y pobres.

 

4. Medios

-Los medios de comunicación siempre han sido un instrumento en manos del poder, junto a otros tales como una controlada forma de educación para la fácil integración en el engranaje social, el modelo político y  otras tantas técnicas alienantes. Las religiones siguen siendo, aún, una buena herramienta enajenante.


-Los medios de comunicación cumplen a la perfección las funciones encomendadas: la manipulación, la intoxicación y la de hacer creer que si algo no aparece en las pantallas de TV no existe. La TV y el fútbol son una excelente combinación para embrutecer y alejar a las masas de la injusta situación social y económica.


-Los dueños de las cadenas de radio y TV privadas o de los diarios escritos son grandes grupos financieros o empresariales, pertenecientes a la oligarquía.

Los medios públicos están en manos  del grupo que gobierna, ya sean de carácter estatal o autonómico (en España).


-Los más peligrosos medios son aquellos que muestran una imagen escorada a la “izquierda” con la intención de captar a ciertos sectores sociales. Son lobos con piel de cordero. Pero cada vez engañan a menos gente. En este país nuestro son dos cadenas de TV: la Cuatro del grupo Mediaset y la Sexta del grupo A3media.


-El consuelo lo hallamos en ciertos medios digitales, ajenos al poder real, pero, ojo, es conveniente seleccionar entre toda esa amplia oferta. Desde una óptica de progreso, conviene descartar, por ejemplo: El País, El Independiente, Vozpopuli u OKdiario. Con otros tantos hay que andarse con pies de plomo.

  

5. Esta especie nuestra

-Pasiones. Somos una especie que estamos dominados por las pasiones en detrimento de la razón, herramienta exclusiva y necesaria para convivir y entendernos con el medio natural del que procedemos y compartimos. He aprendido de E. Fromm que son dos las pasiones que esta especie practica para vincularse con el resto de seres vivos: el poder y la sumisión. Pero en ambos casos, los individuos que necesitan recurrir a ellas están llamados al fracaso.


-La causa principal por la que la vida trascurre de espaldas a lo que sería una fórmula racional de convivencia es la aún inmadurez intelectual de nuestra especie, dominada por la enajenación y la ignorancia, y en nuestros días, por la indiferencia, el miedo, el desconcierto y la inseguridad, hijas, todas ellas, de esa ausencia de madurez.


-Inmadurez de los de “arriba” por manifestar ese afán de enriquecimiento sin poner límites, inmadurez de las clases más o menos “acomodadas” por imitar a los que más tienen. Inmadurez de las clases más oprimidas por no ser capaces de luchar, cuando las circunstancias lo permiten, para subvertir el sistema en el que esos sectores son los perdedores; inmadurez por no haber mantenido los logros alcanzados en algún momento; inmadurez por aceptar y adoptar los esquemas y la ideología de las clases dominantes, y por dejarse embaucar por los poderosos a través de los políticos y los medios de comunicación. Inmadurez, en suma, de la sociedad en su conjunto por estar como estamos, cuando cabría la posibilidad de vivir y convivir con arreglo a los dictados de unos determinados valores, descubiertos hace ya bastante tiempo, cuya puesta en práctica nos haría de verdad humanos y, por otro lado, de mantener la conveniente armonía con el entorno natural.

     

sábado, 26 de septiembre de 2020

CARTA A UN AMIGO

 

Previo a la carta

Comencé a escribir en este terreno del análisis y del pensamiento crítico con un libro que titulé  “En los límites de la irracional” sin saber muy bien, al principio, por qué le di este nombre. Con el subtitulo, “Análisis del actual sistema socioeconómico”, aclaraba algo más cuál sería su contenido. Después continué con otros textos largos, y, previamente, llevé a cabo un trabajo que dio pie al mencionado antes. Una tesis de carácter didáctico, proponiendo nuevas formas de aprendizaje, todo ello integrado en el modelo socioeconómico vigente.

Luego vino otra larga etapa en la que he escrito textos cortos, a modo de artículos o post publicados en diferentes diarios digitales y en mi propio Blog. También en este caso hay un previo que comenzó a comienzos de este siglo con artículos enviados, puntualmente, a periódicos de amplia difusión. Unos fueron publicados y otros no.

En todos estos escritos cortos, que comenzaron a publicarse hacia el año 2011, he expresado el texto de diferentes formas: relatos o cuentos, silogismos, aforismos y, mayoritariamente, de forma descriptiva a modo de breves ensayos, aunque siempre en aplicación de un método para el análisis, rehuyendo de la mera opinión, la conjetura o el “yo creo”. Pero nunca he publicado alguna de las múltiples cartas que he cruzado con amigas y amigos. Por lo tanto, he decidido en este penúltimo escrito de esta tanda, en el 199, hacerlo ahora porque aquí expreso mi actual estado de ánimo, afectado por los acontecimientos que vivimos y por la repercusión y los efectos que éstos tienen en las conductas y sentimientos de una ciudadanía perdida en este mar de incertidumbre.

Mi carta es una respuesta al envío de un “correo” con una carta adjunta que, creo, que Luis me dirige con un carácter muy personal.

 Querido Luis

Me entusiasma recibir noticias tuyas siempre y, sobre todo, en estos tiempos de incertidumbre. Situaciones estas que desbordan al más pintado. Momentos que no se saben resolver, o que no quieren.

Tu ironía y tu sarcasmo no dejan de sorprenderme, hasta el punto de la confusión, tal vez por mi ignorancia. En Pablo Ce de  tu carta, que interpreto como Pablo Casado, no pillo lo de Ce. Por otra parte, no sé si el escrito es reciente o es de mayo, como figura al final del mismo. Con sutileza e ironía, tu carta, refleja esa situación de desasosiego y hastío que estamos malviviendo.

 

Como muy bien detectas en los textos de mi Blog, quiero cerrar una etapa que inicié hace ya unos cuantos años, desencantado y ausente de ese entusiasmo con el que comencé. Todo ese recorrido me ha servido para darme cuenta de que este tipo de actividad, la de escribir y denunciar en Blogs, portales digitales, en las redes o cualquier otro medio no conduce a nada en el plano del cambio a mejor de nuestras formas de vida, ni en las personales, ni en la de nuestros semejantes.

Estamos en un tiempo malo, dicho sea con palabras sencillas. El sistema absorbe e integra, a modo de agujero negro, todo lo que se ponga a su alcance. Nos ilusionamos con el 15M, hace nueve años, y ahí tienes el resumen: un partido que forma parte de un Gobierno al servicio de la oligarquía, como siempre.

Yo comencé toda esta "andadura" de análisis con una premisa: la inmadurez intelectual de la especie, y la esperanza de que, a corto-medio plazo, pudiera enmendarse, de una u otra manera. Ahora estoy convencido de que la cosa ha ido a peor, hasta el punto de ser todos más vulnerables, más manejables. El miedo es nuestro mayor enemigo. El miedo nos arrastra a la paranoia, al aislamiento (potenciado desde arriba) a la indiferencia, a la insolidaridad, a la desconfianza y a la agresividad entre pares. 

El sistema capitalista está agotado en su esencia, pero no hay alternativas para avanzar hacia estados de progreso y de igualdad. Marx decía que el capitalismo lleva implícito el germen de la autodestrucción, y esa falta de alternativas nos sitúa en esa franja de incertidumbre en la que los perjuicios de ese declive irán en progresión directa de abajo a arriba, como ya está ocurriendo. Hasta el virus que ahora nos acecha se ceba en las capas sociales más modestas. Virus que está jugando ese papel del miedo, para asustar, y encubrir la crisis sistémica.

 

En fin, no podré evitar seguir recogiendo, en forma digital, lo que pienso, aunque solo sea por mantener una cierta actividad intelectual, y darle trabajo a las neuronas para que no se acorchen, pero lo haré, sobre todo para mí, en relatos más largos, tal como comencé hace más de una década.

Una actividad que me gustaría mantener, y así lo haré, es el intercambio epistolar con amigas y amigos, sea como sea, en uso de estas nuevas tecnologías que nos facilitan la tarea, tal como vengo haciendo desde hace tiempo.

Pues nada, Luis, a seguir sobrellevando esto, refugiándonos en la familia, en la amistad y en uno mismo. Recibe un fuerte abrazo.

sábado, 12 de septiembre de 2020

EL VIRUS, LOS MEDIOS Y LA MANIPULACIÓN

 

Son, con éste, tres escritos cortos los que me quedan para cerrar un capítulo que comenzó hace unos nueve años. Yo mismo, como vengo anunciando, me he ido cerrando las puertas, negando la eficacia de este tipo de trabajos de cara a un cambio de rumbo de estas sociedades, cada vez más dividas en ricos y pobres, lo que nos conduce a un país subdesarrollado y menos democrático, si es que alguna vez lo ha sido, después del triunfo del Frente Popular en el marco de la II República. Una tendencia que puede afectar a todo occidente.

También he huido de escribir sobre asuntos de carácter netamente coyuntural, aunque en ocasiones no haya tenido más remedio que hacerlo, como es este caso, que se inscribe en el epílogo de esta faceta. Bien es cierto que siempre he intentado ir un poco más allá, profundizando en comportamientos de nuestra especie y en sus consecuencias, a través del análisis. Las ideas básicas subyacen, de una u otra forma, en casi todos los artículos o post de mi Blog, lo que da pie a que, en apariencia, me repita demasiado.

 

El tan famoso virus -el Corona virus o COVID 19, no he descubierto aún, como profano que soy en la materia, la diferencia o similitud entre ambos nombre (ni distinguir el género)- ha influido en los comportamientos o conductas, ha monopolizado las noticias en radio y TV y, éstos, han sembrado, como nunca, la desinformación, el desconcierto y la incertidumbre.

Los mass media de este país, a pesar del uso de las nuevas tecnologías, han sacado a la luz su más rancia tradición informativa, su incompetencia y su instrumentalización más descarnada  al servicio del poder real.

La combinación de estas tres circunstancias dan lugar a una información sesgada cuyo principal objetivo es el de intoxicar al pueblo, claro que con audiencias, cada vez, más menguadas. Sectores que piensan son inmunes a sus peroratas. Las nuevas generaciones no les prestan ninguna atención.

Ante su ineficacia para potenciar la socialización y entretener con asuntos de carácter cultural, se emplean en desgracias, catástrofes e imprecisiones en los datos (son ágrafos en matemáticas). Siempre hay un asunto que predomina y eclipsa a otros. Suelen ser temas recurrentes en las últimas décadas: los accidentes de tráfico, los incendios en verano o la violencia de género. Pero cuando hay otros asuntos que asustan más los demás no existen. Es el caso de estos últimos meses. El Covid 19 monopoliza los informativos de todas las emisoras de radio y TV, pero el exceso informativo y la abundancia e imprecisión de datos está creando, afortunadamente, desencanto, desinterés y cansancio. Hace unos años fueron “las tormentas solares”. Casi nos llegaron a convencer que estábamos a un paso del apocalipsis. Pero no pasó nada aunque, supongo, que la actividad solar sigue siendo la misma.

 

Los medios de comunicación, principal instrumento de manipulación en nuestros días, están influyendo de manera decisiva en los comportamientos sociales. El miedo creado intencionadamente, genera angustia y paranoia. Y un poco más grave: neurosis que requieren tratamiento. Los datos y las medidas, que llegan a ser obligatorias, generan en amplios sectores, en la mayoría, confusión, desconfianza y agresividad. Por otro lado, surgen protestas “negacionistas” que responden a las presiones ejercidas por los gobiernos, vía medios de comunicación. Conductas de contestación ligadas, en este país, a la extrema derecha política. Muchos incautos se dejan llevar, aunque no participen de esas ideas.

Otros, entre los que me encuentro, permanecemos expectantes, intentando que las informaciones influyan en la menor medida en nuestro modo de vida, a la espera de que pase la tormenta.

miércoles, 26 de agosto de 2020

SE BUSCA UN REY (CUENTO DE VERANO)

 

Cada verano me gusta escribir un corto escrito en forma de cuento, inspirado en algún hecho lejano ¿o no? Por lo tanto, hay que entenderlo como ajeno, ¿o no?, a la realidad que vivimos. La realidad, a veces, suele ser más increíble que el mero fruto de la imaginación. El 2020 da de sí para un largo relato, pero ya se me ha adelantado el autor de “El resplandor” y tantos textos del mismo género. En un ingenioso texto de una de mis camisetas reza: “2020 written by Stephen King”.   

 

Érase un extraño lugar en el que un sanguinario dictador veía que llegaba el final de sus días, el final de la represión a un pueblo temeroso por todo el castigo recibido durante tanto tiempo. Fue entonces cuando comenzó la búsqueda de alguien que le sustituyera para seguir gobernando, bajo la misma tiranía, a esa sociedad sometida. Como él se consideraba investido “por la gracia de dios”, quería congraciare con la divinidad para ser bien recibido en ese cielo inventado, ofreciendo a ese dios algún gobernante que fuera de su agrado.

Miró a un lado y a otro, y se dio cuenta de que, después de haber destruido la vida democrática de un país, además, había interrumpido un proceso sucesorio en el que unos sustituyen a otros por el simple hecho de haber nacido en cierta familia. Una forma de poder cuya única forma de legitimación es la tradición. Una práctica irracional y medieval, pero admitida por los individuos convertidos en súbditos. No encontraba nada, y sus secuaces le decían: “no te preocupes, nosotros seremos fieles seguidores de tu tarea de exterminio”. Pero a él mismo le parecían demasiado crueles sus lacayos, y el temor al infierno le forzó a seguir en esa búsqueda por otros mundos.

Buscó en lugares próximos y encontró al hijo de aquél que debería ocupar su lugar, tal vez con mano menos cruel que la suya.   

Al fin murió el dictador. Una especie de paripé dio continuidad a los poderosos que había creado el dictador. Un estado en forma de monarquía en manos de un inexperto. Un pelele que se sometería a los deseos de los más ricos, al que coronaron como rey. La resistencia de los que lucharon contra el sanguinario se esfumó, fueron absorbidos porque sus dirigentes pactaron con el aparente nuevo régimen.

Así comenzó una nueva etapa no exenta de amenazas por aquellos restos de tiempos pasados. Muchos atribuían esa buena nueva al sucesor, al rey impuesto. Un rey adiestrado por el dictador, procedente de una dinastía monárquica, pero pobres como ratas.

Fue tal la propaganda de aquellos pregoneros de la mentira que el pueblo llano lo aceptó como mandamás, hasta el punto que nadie se manifestó en contra cuando se hicieron leyes para que nunca pudiera ser juzgado, hiciera lo que hiciera. Reminiscencias de ese vínculo con lo divino. Ante esta impunidad él pensó en un dicho que rondaba por esos lugares: ¡Ancha es Castilla!

Aquel de lenguaje impreciso y abobado en la expresión se puso en manos de los ricos del lugar a cambio de las indemnizaciones que iría recibiendo. “Tú consigue contratos en lejanos países, y tendrás tu recompensa”, le decían. De esta manera, acumuló una gran fortuna. Para camuflar toda esa riqueza, y eludir a los recaudadores de su reinado, se lo llevaba a otros lugares.

Los súbditos conocían los tejemanejes de su rey, pero callaban y no hacían nada para denunciarle. A esa exagerada ambición se unía su afición por el sexo, cayendo, a una edad madura, en la lascivia. Con tanto dinero acumulado se permitía pagar a toda una legión de cortesanas, atraídas más por el dinero que por el atractivo personal del personaje.

La impunidad y la ausencia de protesta popular le cegaron y le arrastraron a cometer una serie de desmanes tan abundantes que alarmaron, incluso, a los más pudientes del lugar, hasta el punto de que estos le dieron un toque. Fue entonces cuando el pueblo comenzó a despertar y darse cuenta de lo que tenían. Después de hacer público algunos de sus desatinos se inició el declive de su reinado, de tal manera  que le llevaría a la abdicación. Allí estaba su vástago para sustituirle con esa irracional forma de sucesión, más propia de tiempos muy, muy remotos. Así que negando aquel dicho de “a rey muerto, rey puesto”, se originó una situación confusa, extraña y, hasta, ridícula: dos reyes y dos reinas en vida.

Todos vivían en la opulencia: palacios, riquezas, servicios, etc. No tenían ninguna necesidad de violar la ley. Esa ley diseñada para protegerles a ellos y castigar a los súbditos. Pero lo hicieron. Fue tal el escándalo, que el sucesor renunció a la herencia del padre, sin darse cuenta que lo esencial de la herencia es la sucesión en la corona. Pero él siguió en su puesto. Se hizo un lío, pero, como cuentan, ahí siguió. Claro, el nivel intelectual medio de los protagonistas y de sus asesores no daba mucho más de sí. Dijo eso y se quedó tan ancho. Sabía que esto era un trágala para el pueblo, y que no sería necesaria la fuerza contra una sociedad manipulable y, por entonces, dormida, aturdida y navegando a la deriva en un mar de incertidumbre.  

Pero no quedó ahí la cosa. Un día se despertó la población con la noticia de que ese prócer, ese salvador de la patria, ese que todo lo hacía pensando en lo demás, en ese pueblo redimido, se había fugado. Un simple edicto de su sucesor anunciaba que su padre, al que tildaban de emérito, se había ido. No se sabía dónde. La gente impasible esperaba, día tras día, que le dijeran el lugar de destino. Así que un buen día, después de múltiples especulaciones, de que si estaba en un sitio o en otro, se enteraron de que se había ido a un lugar amigo (de él) en el que los Derechos Humanos brillaban por su ausencia. Era ese lugar cuyos jefes le ayudaron  a hacerse multimillonario. Se cerraba el círculo.

A pesar de ello, nadie garantizaba que aquél no regresara una vez pasada la tormenta de verano, ya que fue en plena canícula cuando ocurrieron estos últimos acontecimientos de fuga clandestina.

Cuentan aquellos y aquellas que lo vivieron que la sangre no llegó al rio. Pasó el tiempo, los desmanes no fueron juzgados, el viejo rey pasó los pocos años que le quedaban de vida en lugares lejanos, el pueblo se olvidó de él. El sucesor siguió en su puesto, aunque muy tocado por toda la triste historia que arrastraba.

 

jueves, 6 de agosto de 2020

ACERCA DE LA FUNCIÓN DE LA ESCRITURA, Y DE OTRAS ARTES

Además de un conjunto de textos más extensos, desde hace unos cuantos años, he escrito (al margen de mi actividad profesional) unos 195 artículos, o escritos cortos, publicados en varios diarios digitales y en mi propio Blog. Quería llegar a los 200 y cerrar un capítulo. Nunca mejor dicho. Le decía hace poco a un amigo que me va a costar escribir estos últimos cinco, porque, poco a poco, me he ido dando cuenta de que, en estos tiempos que corren, la palabra escrita, en el contexto de lo que se conoce como pensamiento crítico, es del todo ineficaz. En el anterior escrito de mi Blog decía: “De cualquier forma, venga la propuesta y la crítica de ese pequeño sector (ajeno a los mass media), o de los independientes que se atreven a participar en este juego del pensamiento crítico, su influencia es absolutamente nula. No se cambia (en estos momentos) un modelo o un sistema, por muy podrido que esté, por medio de la palabra escrita”. Bien es cierto que el abultado comercio de la narrativa y de las editoriales cumple una función primordial en esa tarea de enajenación de ciertos sectores que formalmente se sienten más avanzados intelectualmente, y por imitación, en otros que quieren parecerse. Pero esta afición lectora, potenciada por el poder real, es altamente contaminante.

Sin embargo, algunos se preguntan: si Sócrates, Platón y otros tantos han llegado hasta nuestros días a través de sus escritos: ¿por qué no vamos a poder hacerlo ahora? La “libertad de expresión” (limitada) y los medios a nuestro alcance permiten que proliferen textos, artículos, videos, discursos, comentarios en redes, etc. Precisamente esa enorme abundancia de escritos y medios de transmisión, no permite separar el “trigo de la paja”, la lectura reposada, ni la formación de corrientes críticas. Y tampoco se profundiza en la proyección de lo que se cuenta, en momentos como los que vivimos.

No obstante, el pensamiento crítico expresado por escrito o verbalmente, junto a la música y a otras artes, ha jugado un importante papel en épocas y momentos cruciales de la historia. Recordemos, sin alejarnos demasiado, en la intervención de los “canta autores” en la lucha contra las dictaduras. Los textos, entonces, del Materialismo Histórico y sus derivados. Y, de forma destacada, el papel de Víctor Jara y su criminal tratamiento. Pero hoy día, las artes y lo que se conoce, erróneamente, como cultura se han convertido en mercados que el propio sistema promociona. Pensemos en el actual papel de Serrat y Joaquín Sabina, en sus actuaciones masivas y en sus giras internacionales, por ejemplo, y en los “intelectuales oficiales” de baja talla moral e intelectual: Sabater, Muñoz Molina, Pérez Reverte y el adoptado Vargas Llosa. Esto es lo que tenemos.       

 

El papel de la observación, del análisis y de la reflexión crítica, hoy día, en una sociedad como ésta -desmembrada, desideologizada, absolutamente manipulable, temerosa, desestructurada y muy polarizada entre pudientes y no pudientes- no tiene cabida.

  

Siempre he pensado que cuando alguien escribe, que no sea un producto comercial, lo hace, en primer lugar, para uno mismo, y luego, por aquello de aportar algo que puede conectar con el pensamiento de otros, en la idea (hoy lo veo que cargado de ingenuidad) de que ello pudiera dar un poco de luz a esta sociedad. Cuando escribí mi primer libro sobre esta materia, allá por el año 2011, relativo a mi aportación, decía: “Por nuestra parte, iremos desgranando poco a poco los aspectos que constituyen una compleja manera de vivir con el fin de dar luz a quienes se les niega de manera permanente, de contrarrestar los lodos que nos impiden movernos como seres humanos, de limpiar el ambiente turbio que ciega a unos y a otros: a los que tienen y a los que no; de despertar alguna que otra conciencia dormida; intentaremos, en suma, establecer las claves de esto que consideramos los límites de la sinrazón”.

Pero ahora, durante todo este tiempo, desde que comencé a escribir, han cambiado bastantes cosas. Lo fundamental: desde lo que se conoce como crisis del 2008 la evolución social ha sido muy rápida, y a peor: considerable aumento del paro y el empleo cada vez más precario, pérdida considerable de lo que se conoce como estado de bienestar, con un importante aumento de la indiferencia acompañada de la pérdida de la poca conciencia social que quedaba. Una evidente muestra de ese deterioro fue el adelanto electoral y el triunfo de la derecha en 2011. Desde entonces no hemos levantado cabeza. Por el contrario, el fascismo ha aprovechado la ocasión.

Por otra parte, en lo personal, he ido perdiendo la ingenuidad, y observando la ineficacia de tareas que se limitan al exclusivo terreno de lo intelectual, en estos tiempos que corren. Ya ocurrió en otros momentos, cuando algunos creíamos que la militancia política podría cambiar el sistema desde dentro. El desencanto lo recogí en un capítulo de una breve historia de mi vida. Apartado que titulé: “Para qué sirvió todo aquello”.

 

En consecuencia, hay que ser consciente de que, hoy por hoy, no encontramos ninguna vía por la que caminemos hacia posiciones vitales de progreso. Por el contrario, vivimos en condiciones peores que hace algunas décadas. Asistimos al agotamiento de un sistema, sin alternativa, lo que nos sitúa en una incertidumbre de larga duración.

Concluyamos, pues, en que las críticas individuales o en pequeños grupos, a través de escritos, o verbales, no aportan soluciones, sobre todo cuando su contenido se centra en la coyuntura o es crónica política. Por lo tanto, a mi modo de ver, aquello que escribamos debe ir un poco más allá, profundizando en la naturaleza de nuestra especie y en su evolución. Una lenta evolución en la que 2000 años no es nada.   


viernes, 31 de julio de 2020

LA NUEVA NORMALIDAD. LA ACTUAL SITUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA EN ESTE PAÍS

La idea básica sobre la que descansa este nuevo relato consiste en caracterizar esa “nueva normalidad” de la que nos hablan, lo que nos cuentan de ella, y ofrecer mi visión de lo que  este último acontecimiento aporta a nuestras vidas, y de lo que es el día a día de los ciudadanos de a pie.

Pero veo las noticias en TV y aparece un espectáculo que da prioridad al esquema inicial y, por lo tanto, trastoca por completo el  desarrollo de esa idea y sus argumentos.

 

Un hecho destacado, que no es nuevo, en esa nueva normalidad

Un Jefe de Estado en una Catedral con toda una recua de curas ataviados con sus mejores galas, totalmente alejadas de la indumentaria habitual. Esto ocurre en un país cuyas leyes dicen que es aconfesional, que por miedo no se dijo, en su día, con nitidez, que era laico. Una ceremonia para exaltación de la iglesia católica y para intentar limpiar una institución, la monárquica, inmersa en asuntos de corrupción. Un acto ritual en torno a un dios inexistente. Un acto propio de épocas prehistóricas más próximas al homo erectus que  a la era digital. Un rito basado en la mentira y la manipulación. En realidad, esto forma parte de esa nueva normalidad, utilizando las mismas herramientas de siempre, aunque ahora de forma desesperada.

En coherencia con mi concepción de la vida, he apagado el aparato que retransmitía el esperpento, pero no cabe duda de que influye en la línea argumental del escrito porque me indigna que se ofrezca esto a una sociedad moderna y, lo peor, que esta sociedad lo tolere.

En ese marco de incertidumbre para todos y todas, para todos los estamentos e instituciones, comienzan a aparecer noticias sobre las “presuntas” corrupciones del anterior Jefe del Estado. Acusaciones y pruebas que no dan lugar a dudas. Entonces entiendo el acto religioso, incluso el posterior acto laico, y el periplo del actual Rey por la geografía de este país. La monarquía es una institución medieval que está fuera del espacio y del tiempo de un mundo globalizado y digitalizado. ¿Será que se encuentra en crisis? Un leve empujón la haría desaparecer de esta castigada tierra, pero ¿quién tiene poder, capacidad y voluntad de hacerlo?

 

Es indiscutible, como he señalado, que estas cosas que hemos relatado caben en esa “nueva normalidad”, como cabía en la anterior. En eso poco hemos cambiado porque cuando es la sinrazón la que triunfa, no queda otra que relajarse, resignarse y confiar que en el futuro esto pueda cambiar, porque hay que pensar que, hoy por hoy, la norma eclipsa la capacidad de pensar. Y es la norma la que manejan los de arriba a su antojo.

 

La nueva normalidad

Por lo tanto, retomando el esquema primitivo, hablaremos, tras la influencia de la pandemia, de la nueva normalidad trufada por las corrupciones en las instituciones, y por la utilización de las liturgias ancestrales que perduran. No cabe duda que todo ello conforma, de alguna manera, un todo que influye en la actual situación social y política de este país, tal vez de otros muchos.

 

Lo de la nueva normalidad, una normalidad impostada, o de laboratorio, tiene más de nombre que de contenido. Después de una larga temporada de confinamiento e incertidumbre, comenzó una “desescalada” para aterrizar en esta nueva etapa en la que perdura la incertidumbre, la inseguridad y el miedo. Las nuevas normas se concretan, más o menos, en el uso de mascarilla, el distanciamiento y la limitación de aforo en tiendas y locales de ocio. Pero como es imposible asignar un vigilante por ciudadano, no hay forma de controlar el comportamiento de los individuos. Así que afloran nuevos casos, lo que llaman rebrotes, aunque no nos cuentan la gravedad de los nuevos infectados.  

Sería difícil concretar en una sola palabra la actual situación, pero el término que lo caracteriza es el de incertidumbre. Si bien es cierto que es una característica que se viene observando en las décadas anteriores, ahora se manifiesta en grado sumo.

 

Algo de historia

No es el lugar este de adentrarse en las épocas de las monarquías decadentes para nuestro análisis de la etapa más reciente. Si arrancamos de la segunda República, observamos una España, políticamente, dividida. Y más que políticamente: ideológicamente. Aunque sea una ideología rústica, lo que caracteriza a estas tierras y, como ha ocurrido a lo largo de la historia, nos aleja de otras zonas de Europa donde las condiciones de vida, hasta el momento, son más favorables para la clase trabajadora.

Es, tal vez, en esa etapa republicana, o mejor, en la última etapa con el triunfo del Frente Popular, cuando el Gobierno estaba del lado del pueblo. Pero el Gobierno era frágil. Su victoria no fue aplastante, por el contrario ganó por muy poco a la derecha, defensora de la por entonces oligarquía, básicamente rural.

Desde entonces no hemos levantado cabeza. La larga y sangrienta dictadura desembocó en una confusa etapa, a través de un proceso que se conoció como transición, siempre con el temor al golpe de mano de las fuerzas armadas, sin que sepamos con certeza si finalizó o aún estamos en ella. De lo que no cabe duda es de que las sombras de esa etapa autoritaria perduran en políticos de antes y de ahora, en los medios de comunicación, en ciertas capas sociales y en las instituciones. Evidentemente, los pertenecientes a la oligarquía han cambiada de caras, pero siguen siendo tan carpetovetónicos, cavernícolas y reaccionarios como siempre.

Toda la lucha del PCE se esfumó. Fue absorbida por ese amago de democracia, concretándose en un puñado de Diputados.

Los primeros años de esa transición, con Gobiernos débiles, vivimos atemorizados, como digo, por un ejército de tradición golpista. Tuvo que venir en el 82 un impostor que en uso del populismo, la mentira y el apoyo financiero de fuera calmó a los poderosos, garantizándoles que estaba de su parte.

 

La actual situación (excluida la económica)

Como consecuencia de un proceso imperfecto, con la construcción de una democracia nominal, nos encontramos en una situación compleja, al margen de los últimos acontecimientos.

 

Monarquía

La Monarquía es una forma de Estado impuesta en ese marco de temor, pero hoy día se me hace anacrónica, como al resto de los ciudadanos, salvo a un puñado de nostálgicos que forman parte de ese foco de corrupción y comisionista. Cierto que tras sacar a la luz la trayectoria impúdica y delictiva del anterior titular, la institución está más cerca de su desaparición que cuando fue implantada por el Dictador. Puede suceder que en todo este maremagno sea la primera cosa que desaparezca en aras de la razón.

 

Judicatura

A pesar de la adaptación a situaciones de países de nuestro entorno, en este país sufrimos un “poder judicial” más propio del anterior régimen político. Si bien es cierto que en algunos aspectos nos hemos modernizado, los jueces y fiscales no lo han hecho, convirtiéndose en la fuerza política más reaccionaria (porque, indiscutiblemente, juegan un papel político), aplicando distintas varas de medir según sea el acusado. Un buen ejemplo, visto desde el punto de vista de un opositor al independentismo, lo encontramos en las injustas sentencias de los políticos catalanes encarcelados. El acceso a estos puestos de trabajo es aberrante, como lo es a cualquiera de los otros puestos de la Administración. Por eso, los jóvenes que acceden son adiestrados por los viejos y conservadores juristas.

 

Fuerzas armadas

Otras instituciones a las que se les “dora la píldora” son: el ejército, las policías y la guardia civil. Funciones demasiado halagadas por propios y extraños. Los políticos, sea cual sea su posición ideológica, ensalzan la tarea de aquellos cada vez que tienen oportunidad. Entre ellos, los políticos, y los medios de comunicación, intentan crear una corriente de opinión que cala en amplios sectores sociales. ¿Será por miedo?, ¿es una desgraciada herencia de un régimen dictatorial, sustentado en esas fuerzas?

Entre los miembros de esas instituciones habrá de todo, pero, según encuestas, la mayoría votan a lo que se conoce como derecha o extrema derecha. Desde la óptica de las capacidades, no se distinguen por su brillantez intelectual. Por unas cosas o por otras se mantiene un cierto aparato policial que atemoriza, alejado de lo que serían unas instituciones implicadas en la problemática social y protectoras de una ciudadanía que les reconociera con respeto y no por su autoritarismo.

 

Universidad

Otra de las instituciones sobrevalorada es la universidad, en todas sus modalidades, sean públicas o privadas. Los profesores se convierten, por la magia de los medios de comunicación, en expertos sea cual sea el tema a tratar. Así se crea una rutina que se le ofrece a una ciudadanía aturdida, como si eso que cuentan fuera el camino único y verdadero. Bueno, a esa retahíla de improvisados expertos de universidad se unen otros elegidos de los que daremos cuenta más adelante.

La Universidad es una de las instituciones más corruptas del panorama español. Decir esto en público me ha acarreado más de un problema de relación con amigos, quizás, ahora, examigos. La endogamia, el clientelismo, el corporativismo, la prepotencia y la soberbia la he sufrido en carne propia y en otros miembros de mi familia. Con carácter más general que particular, piénsese, por ejemplo, en el caso de los Másteres de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Que también, ¡vaya nombre! Supongo que estarán pensando en cambiarlo, dadas las circunstancia.

Sin embargo, por desconocimiento, y por la manipulación de los medios, goza de un inmerecido reconocimiento social.

Su realidad es que la tarea, la de formar profesionales de alta cualificación (en teoría), está anclada en la práctica de las universidades medievales. El esquema formativo se reduce a la exposición netamente teórica del docente, la toma de apuntes del alumnado, la memorización de los apuntes y el examen-castigo. Pura memorización y obediencia. Nada de desarrollo intelectual y profesional, organizado en coherentes procesos de aprendizaje. Desde la óptica participativa, totalmente antidemocrática. El poder en manos del docente que otorga aprobados o castiga con el suspenso.

 

Medios de comunicación

Si algo faltaba, ahí tenemos a los medios de comunicación, convertidos en el centro de la información. Potente instrumento de manipulación en manos de la oligarquía. La realidad, lo que existe para los amplios sectores sociales, es lo que está en los medios. Queda una pequeña rendija ocupada por lo que se conoce como “redes”, utilizadas, generalmente, para la zafiedad y la insensatez. Alguna participación dedicada a la denuncia carece de fuerza por el corto alcance de su visualización, y por la falte de medios capaces de influir en la marcha del sistema.

Los informativos canalizan la información a gusto del Poder. Ya no es necesario que día a día les pasen la nota de lo que tienen que decir. Han colocado a individuos que tienen aprendido el papel de la manipulación y el susto para poder manejar mejor a la ciudadanía. Este año toca el Covid 19. Los incendios, el cambio climático y la violencia de género han pasado a mejor vida, o a un segundo plano. ¡Y qué decir de las tormentas solares! Asusta más lo del virus porque puede afectar más directamente a  la persona.

Luego están esos y esas tertulianas (os) de plantilla, de baja talla intelectual, que rotan de cadena en cadena, haciendo caja.

Se detecta unos medios y unos analistas que quedan fuera de los grandes mass media, y que son críticos con ellos. Pero resulta que ese grupito, que piden ayuda económica para su mantenimiento, es un sector cerrado, sin posibilidad de participar en ellos. Aquí también son presa de la endogamia, y funciona el amiguismo. De cualquier forma, venga la propuesta y la crítica de ese pequeño sector, o de los independientes que se atreven a participar en este juego del pensamiento crítico, su influrncia es absolutamente nula. No se cambia un modelo o un sistema, por muy podrido que esté, por medio de la palabra escrita.

  Conclusión

Así las cosas, concluimos que éstos son malos momentos para la humanidad, sobre todo para los que están abajo. Que, particularmente, en este país nuestro, incluido en este generalizado capitalismo salvaje, yo añadiría que agotado el sistema y aquejado de fuertes dosis de patologías mentales, no gozamos de la situación de libertad y participación de países vecinos. Que conservamos las huellas de la Dictadura. Esos miedos y esa ignorancia ancestral que nos ha distinguido desde, al menos, mediados de siglo XIX.


jueves, 4 de junio de 2020

REFLEXIONES DESDE LA PANDEMIA



Comencé a escribir sobre estos tiempos de pandemia el 25 de marzo de este año con un breve relato a modo de distopía, después continué con otros escritos el 7 y el 23 de abril, todos ellos recogidos en mi Blog. El confinamiento, la confusión y las dudas dan mucho de sí para la reflexión.

Dicen que cada generación sufre, al menos, un acontecimiento traumático que deja una huella imborrable en la mente y en los sentimientos de quienes lo han vivido. Llevábamos  bastantes décadas sin que, en esta zona de países de occidente, ocurriera algo que tuviera la suficiente importancia como para cambiar nuestras vidas en asuntos de carácter básico, desde la elemental óptica de la subsistencia. Y más allá de lo básico, en lo que respecta a nuestras emociones y relaciones sociales. Aún es pronto para evaluar con precisión las consecuencias de carácter económico y su repercusión en los diferentes sectores sociales, aunque mucho nos tememos, tal como vamos observamos, que esto sirva para incrementar las diferencias entre ricos y pobres y para distanciar, aún más, a los unos de los otros.

No olvidamos que otras zonas del planeta sufren los desastres y la miseria de forma permanente, sin que una epidemia como esta que nos afecta aquí ahora, influya de forma significativa en las muertes por hambruna, las guerras y otros tipos de epidemias. Son aquellos que están sometidos a esas inhumanas condiciones de vida, a los que no pueden socorrer ni la caridad, ni las organizaciones encabezadas por famosos que las utilizan para su promoción personal. Admiro a ciertas organizaciones como Médicos sin fronteras, y otras semejantes, que se entregan a esas tareas de cooperación, aunque su esfuerzo no se corresponde con los resultados, porque son los Estados llamados ricos quienes deberían abordar la situación del meridiano Sur, y no dedicarse a esquilmarlo. Es por eso que la labor de ciertas ONG honestas (no todas lo son) no obtengan los resultados adecuados. Es como una lucha entre David y Goliat, pero sin esa arma tan eficaz como la que, en la mitología,  utilizó el débil, aunque eso pasa sólo en esa fantasía creada para consolar a los que nada pueden hacer para salir de su desgracia.

Previo a la aparición del virus
Antes de la aparición del virus en China, la situación del mundo ya se encontraba en crisis: una crisis profunda. Un sistema sin alternativa, agotado, agónico o desolado: bajada del consumo tradicional y nuevas formas de acceso al mercado (Internet), agotamiento de las fórmulas de especulación y rentabilidad, reducción progresiva de la tasa de ganancia, deterioro medioambiental extremo. De golpe, aparece el Coronavirus en Wuhan y, como la pólvora, se extiende por todo el mundo. Este fenómeno da pié a la aparición de bulos y comentarios contradictorios. Yo me he mostrado aturdido al comienzo y durante todo el proceso (que aún no ha tocado techo): muy confundido.
¿Casualidad o causalidad? Hay una coincidencia entre la aparición del virus y la etapa actual de la crisis extrema del sistema. Las medidas que se han impuesto en los Estados, con algunas diferencias, son, a mi modo de ver, exageradas e inéditas, especialmente, en nuestro país.  Siempre nos quedará la duda de si detrás del virus hay algo más, que tenga que ver con esa crisis sistémica, que comenzó en unas décadas anteriores a la aparición del Coronavirus.
Por una parte, la respuesta social a las medidas impuestas, inicialmente, ha sido rotunda, sin ningún tipo de protesta, eso sí, bajo la sombra del miedo. Poco a poco, y con la permanencia del miedo en amplios sectores, aparece la picaresca y la irresponsabilidad sin causas justificadas, que rompen con las normas impuestas. Por otra, han aparecido fenómenos y situaciones nuevas: la fractura social se ha incrementado, las colas en los comedores de caridad han aumentado, el paro ha sufrido un duro golpe.
Todo apunta a que aumenten, y se consolide, esas grandes diferencias entre ricos y pobres, con amplios sectores populares sobreviviendo con ingresos de miseria, teniendo que recurrir, sin más remedio, a eso que se conoce como “Ingreso mínimo vital”. Si los movimientos sociales eran prácticamente nulos, este acontecimiento ha dado lugar a la  inactividad total. ¿Podría ser esto un ensayo para someter a las sociedades a medidas más severas ya que, como se ha comprobado, nos adaptamos sin fricciones a los mandatos que vienen desde arriba?

Soñar desde la ingenuidad
El capitalismo, como forma de vida, salvo honrosas excepciones, está incrustado en los individuos, sea cual sea su clase social y su lugar en el planeta, Ninguna organización política, o de cualquier otro tipo, plantea un sistema alternativo. Lo que se conoce como izquierda política han adaptado sus tesis al actual modelo a modo de reformas desde dentro, aunque se atrevan a pronunciarse como socialistas (y no me refiero a los partidos socialistas en Europa, voy un poco más hacia la izquierda). El pensamiento crítico tampoco tiene la fuerza y el protagonismo necesario para influir en la sociedad. Los medios de comunicación se encargan de anular lo que pueda cuestionar el sistema y sustituirlo por mentes planas que rotan por cadenas de radio y TV.

Por desgracia, hemos asistido al fracaso de los pronósticos de la Ciencia de la historia promulgada por el materialismo histórico. Aunque técnicamente es impecable, sus autores, como dijo Trotsky, sobrevaloraron la capacidad revolucionaria del proletariado y las transformaciones ulteriores del capitalismo. Descartado por ahora el cambio del sistema por esa vía, no nos resignamos a pensar en la posibilidad de autodestrucción como final del capitalismo.
Desechadas las vías en las que se pensaba a final del siglo XIX y comienzos del XX, y los cambios significativos desde dentro, se pone en marcha la imaginación y caemos, cargados de ingenuidad, en posibilidades que más que nada caben en el campo de lo onírico.
Uno creía que esta plaga que sufrimos haría pensar a los que tienen tanta riqueza que la vida puede acabar de repente, sin que su dinero lo pueda remediar. Pero esto no deja de ser un sueño. La vuelta a la realidad nos muestra ese ser, carente de las facultades necesarias para avanzar hacia la igualdad. Ya lo intentaron los Utópicos en el siglo XIX, pero no pudieron ir más allá de crear guetos que desaparecieron sin ninguna posibilidad de continuidad.    

La situación actual después de unos meses
A fecha de hoy, son ya tres meses de confinamiento en este y otros países, con las desescaladas que se van aplicando de forma progresiva. En todo este tiempo que ha trascurrido, el principal protagonista, como he señalado, ha sido el miedo. Aquí, la periódica y excesiva información oficial, y la aplastante redundancia de los medios de comunicación, no han hecho, sino, influir en el carácter y en las relaciones entre ciudadanos. Ese natural temor al contagio, potenciado por esa abusiva información, ha fraguado una tensión que hace que veamos a los demás como nuestros enemigos. Son frecuentes y ridículos esos rodeos cuando dos personas se cruzan en una calle. Si ya antes de esta crisis el cada uno a lo suyo era un hecho habitual, es ahora cuando se ha agudizado, alcanzando cotas tales que se manifiesta en forma de agresividad, individualismo y egoísmo extremo. En mentes más lúcidas, es el cansancio y el rechazo a los medios y a la abusiva información lo que está generando este fenómeno. El comportamiento general está condicionado por el aturdimiento, por el no entender muy bien que está pasando. Y como animalillos asustados, la mayoría se está manifestando de tal manera.

Buscando válvulas de escape a la angustia, y animados por las actuaciones fascistas de la oposición, en este país, hay un sentimiento generalizado mediante el cual culpan al Gobierno de todos los males, entrando en evidente contradicción cuando se les acusa de no haber iniciado antes el confinamiento y, a la vez, culparles de alargar el Estado de Alarma. La autorización de la manifestación feminista del día 8 de marzo en Madrid se ha convertido en el principal arma arrojadiza, jaleada en todos los medios por la derecha (que en realidad es extrema derecha).

El futuro cercano encierra mayor incertidumbre, si cabe. En el medio plazo, en lo socioeconómico, todo apunta, como hemos señalado, a que aparezcan grandes bolsas de pobreza con un bajo nivel adquisitivo, con lo justo para la subsistencia.
Los otros cambios, como hemos apuntado, se sitúan en el terreno de las emociones y los comportamientos, lo que se traduce en ese miedo remanente y en sus múltiples manifestaciones. No ha servido la pandemia para calar en la conciencia social y en los comportamientos éticos, tal vez, porque es esta una sociedad sin la madurez intelectual suficiente.

La ética y la razón antes, durante y después de la pandemia
Debido a los cambios que el tratamiento político, y el propio fenómeno epidémico, han ocasionado en las formas de relación de la ciudadanía, es conveniente hacer un breve repaso de lo que son, y lo que debieran ser, los comportamientos éticos de los individuos de sociedades como la nuestra.
Ética y moral son conceptos resbaladizos sin que puedan ser definidos con precisión. Términos que, lejos del lenguaje vulgar, a veces se complementan, otras veces se confunden. De cualquier forma, la ética y la moral, lo bueno y lo malo, responden a un modelo ideológico, doctrinal o a las normas y costumbres de una determinada cultura. En países como el nuestro, es la iglesia católica, y en general el cristianismo, quienes han marcado durante siglos las reglas morales. Reglas, a modo de represión, que permanecen en gran medida en los sectores populares de este tipo de sociedades. La iglesia ha guiado la conducta de las masas bajo el temor de ser castigado en “la otra vida”.

Es más adecuado, y preciso, hablar del comportamiento ético de cada individuo, conforme a lo que le dicte su conciencia. Desde la óptica de la evolución hacia cotas de mayor humanidad, el comportamiento debería tender a la consideración de igual a igual en todos los sentidos, incluido, de manera destacada, el económico.

Durante mucho tiempo, los poderosos, aunque sólo fuera por imagen, se ajustaban a ciertas reglas, aunque bajo cuerda hicieran y deshicieran a su antojo. Sin embargo, lo que ocurre es que, poco a poco, esas normas van siendo violadas por esos estamentos. Ya no quieren ser ese referente visual o dechado de virtudes en actos religiosos. Ya no les importa ir al infierno. Por eso no les importa corromperse, por eso rompen con cualquier escala de valores. Por eso no respetan las más elementales reglas de convivencia. Por eso sus sucios asuntos no respetan los más elementales principios éticos.

La razón es una facultad potente y exclusiva  de nuestra especie, una componente importante de la  real o potencial inteligencia de hombres y mujeres, pero que, por lo que parece,  no alcanza a aquellos que no encuentran saciada su codicia para acumular más de lo que necesitan. Quienes anteponen sus intereses engañando, robando, explotando o abusando de semejantes son de ese grupo de baja talla intelectual. En una sociedad madura, intelectualmente hablando, no existirían individuos despreciables como los que, por goteo, están entrando en las cárceles de este país. La sinrazón, entonces, es una de la causa, quizás la principal, de tantos desatinos, de tanta corrupción.

Aquellos que han utilizado o utilizan cualquier circunstancia, en este caso la pandemia, para seguir corrompiéndose, para sentirse poderoso, para satisfacer esa pasión, nunca llegarán a alcanzar plenamente el poder al que aspiran, porque la pasión-poder se encuadra en la patología de la normalidad (en referencia a mi admirado E. Fromm). Todos estos individuos están psicológicamente llamados al fracaso por mucho que acumulen lícita o ilícitamente sus riquezas.

He llegado a discutir con amigos -que, por su interés y su capacidad intelectual, me merecen un tremendo respeto- sobre si es la razón o es la ética, mejor dicho, la sinrazón o la ausencia de los más elementales principios éticos, lo que subyace en todos estos casos de corrupción de la oligarquía. Pues bien, por eso decimos que todos estos individuos que roban -de forma individual o en forma de casta, trama o mafia- son seres intelectualmente deficientes, carentes de cualquier valor o principios éticos y enfermos mentales. Muchos de los que habitamos estas tierras de picaresca, de Lazarillos, de Rinconetes y Cortadillos, de Buscones, etc., estamos hartos de golfos, de sinvergüenzas, de dementes. Ante la indiferencia de las masas y la inacción política y social sólo nos queda apretar los dientes e intentar tirar para adelante con paciencia y resignación, pero con rabia.

El proceso por el que estamos pasando, y su tratamiento, no hace otra cosa que incrementar la sinrazón y los comportamientos antisociales, lo que nos lleva por el camino contrario al de la humanización.