jueves, 18 de abril de 2019

APUNTE MATEMÁTICO


Lo que pretendo cada vez que escribo algo es que cada uno de los que tengan a bien leerlo haga sus propias aportaciones y sean sus ideas las que prevalezcan. Por eso, cada escrito se presta a interpretaciones y, por supuesto, a todo tipo de críticas y comentarios. En el anterior artículo, por olvido o intencionadamente, he omitido algunos datos que son de sentido común, y porque no es un documento de carácter cuantitativo sino conceptual.
No obstante, hay un dato, sin entrar en profundidades, que puede aportar algo de claridad a lo que quiero decir. Las encuestas, con esa intención manipuladora que he señalado, carecen del carácter científico que deberían tener.
Vamos a ver, en el caso más próximo, en las encuestas de las elecciones del 28A, declaran que quienes no votarán se encuentran entre el 13 y el 14%; sin embargo, luego, la abstención real se aproxima al 40%. Por lo tanto, ¿dónde se ubica esa diferencia entre ese 40 y el 13-14? Mi conclusión es que en las encuestas les incluyen en ese 40% que llaman indecisos porque falsean la realidad y no quieren declarar una abstención masiva. ¿Forma esto parte de lo que llaman cocinar los datos? Que cada cual haga sus propias cuentas.
  

martes, 16 de abril de 2019

40% DE INDECISOS


Como en anteriores ocasiones, los medios, en particular las cadenas de TV, nos torturan con encuestas sobre la intención de voto de la ciudadanía. Una información cansina y manipuladora. Una manifestación del poder real con el propósito de perjudicar a quienes les puedan restar un ápice de poder y de beneficiar a los que defienden sus intereses, a aquellos que les sirven de barrera de contención.
Cada vez que hemos asistido a las convocatorias electorales  la abstención ha sido importante, hasta el punto de superar, en muchas ocasiones, al partido político más votado, como ocurrirá el próximo 28A. El hastío, la indiferencia, el desencanto y la profesionalización de los políticos han ido minando la participación.  Con una especie de diente de sierra, la línea media de ese zigzag es descendiente. Por poner el caso más reciente, en Andalucía, la abstención superó el 41% en las últimas elecciones autonómicas.
La abstención es un grupo heterogéneo. Además de aquellos que residen fuera del país, a los que les resulta prácticamente imposible votar, están los que anteponen cualquier otra actividad dominguera o los que se abstienen, sencillamente, porque el clima no acompaña. Pero, sobre todo, está la abstención activa. Es la formada por personas comprometidas, que en ocasiones han votado a alguno de los grupos que compiten o han competido, mayormente a partidos de izquierdas. Esas son las desencantadas. Este es el sector que va en aumento, aunque suelen ser personas que participan en tareas de carácter social o humanitario. Personas solidarias que luchan por un mundo mejor. Son aquellas y aquellos a quienes no les convence eso de que hay que votar sea a quien sea, pero votar: consigna que viene de arriba. Tal vez sean quienes cuestionan el modelo, piensan y concluyen en que esto es una democracia fingida desde el comienzo, y observan que se está produciendo un deterioro progresivo de la actividad política respecto a los inicios.   

Encuestas todas cargadas de intencionalidad que nunca aciertan. Encuestas en las que nunca se incluye la abstención. Se incluye a los que llaman indecisos. Un 40% de indecisos, dicen, en las encuestas de esta convocatoria. Suelen decir que se lo están pensando. En realidad, un gran número de los que erróneamente se incluyen en ese grupos de indecisos lo tienen muy pensado, tal vez los que más pensado lo tienen. Una parte de esos “indecisos” se ubican en la abstención.
Lo que de verdad puede hacer variar los resultados respecto a las encuestas son aquellos y aquellas que dicen que van a votar a un partido y luego votan a otro. Es decir los que no se lo piensan. Porque pensar no es lo que creen los encuestadores. Pensar (Nickerson y otros, 1987) es reflexionar, ponderar, razonar, deliberar y discernir y, según los mismos autores, opinar, recordar o creer no es pensar. Si no se piensa, es fácil dejarse llevar por opiniones de otros, ser embaucados, manipulados y engañados.   
Los resultados reales que se obtengan el día 28 de abril, y en sucesivas convocatorias, estarán marcados por los que no piensan, por los indecisos, que no son los que se abstienen de manera activa. Indecisos son quienes votan al enemigo a través de partidos políticos instrumentales que sirven a la oligarquía y destruyen derechos sociales. Indecisos o ignorantes son, a mi entender, el 40%, o muchos más.

viernes, 5 de abril de 2019

NUNCA MÁS UTILIZARÉ LA PALABRA MASA


He utilizado bastantes veces el término masa para referirme a grupos sociales, a sociedades completas o, en general, a colectivos que se dejan engatusar por los poderes, grupos enajenados, que hacen lo que otros quieren que hagan. Que, desgraciadamente, los hay. Lo he utilizado en sentido despectivo. Grupos que se dejan llevar, que se pegan al televisor para tragar basura, que se enfrentan hasta llegar a la pelea física por diferencias futboleras. Enfrentamientos que se trasladan al terreno político, hasta llegar a odiar a determinados conciudadanos  de semejante condición social por ser de otras regiones del mismo país (caso catalán, por ejemplo). Pero nunca más lo utilizaré salvo que me refiera a la masa de un pastel, al pan antes de hornearlo o a la relación entre una fuerza y la aceleración, conforme a la segunda ley de Newton. ¿Y por qué digo que nunca más lo utilizaré cuando hable de personas?
Permitidme un preámbulo antes de dar la respuesta. Asistimos al acontecimiento político, y digo político intencionadamente, más significativo de lo que va de siglo, inmerso éste en otro que trasciende los límites temporales de estos últimos veinte años. Me estoy refiriendo al juicio de los políticos catalanes. Permítaseme, también, opinar y decir que técnicamente me parece un juicio de tercera con un presidente autoritario, lo que deteriora y degrada el proceso.
Un largo proceso en el que el número de testigos ha sido excesivo hasta ahora, ¡Y lo que queda! Demasiados guardias civiles propuestos como testigos por la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Declaraciones que se repiten con el mismo soniquete. Testificaciones innecesarias en su mayoría. Es en esas intervenciones donde la palabra “masa” se repite en cada una de las declaraciones de individuos poco ilustrados y de torpe discurso.
Se refieren con la palabra masa a los manifestantes concentrados en los centros de votación  del Referéndum convocado el uno de octubre de 2017 en Cataluña. Llaman masa a los activistas que se enfrentaron a la policía que se arriesgaban a ser detenidos y a recibir porrazos, como así ocurrió. ¿Habrá mayor contradicción?

Por eso, por el rechazo a lo desatinado por parte de esos declarantes o por el tono despectivo y contradictorio del uso del término, he borrado de mi léxico el término masa cuando me refiera, en adelante, a grupos de personas por muy deleznable que me parezca su actitud de pasividad o su indiferencia.