viernes, 11 de noviembre de 2022

SE ME DERRUMBARON LOS MITOS

 

“Gentes, con aparentes formas de progresía, no deberían confundirnos porque intentan dar una imagen de izquierdas, pero sus comportamientos son semejantes a los de los ricos sin aparentes diferencias”.

http://ajgilpadilla.blogspot.com/2022/09/la-etica-y-la-moral-extraido-de-un.html

El 15 de septiembre escribí este artículo en mi Blog. Un amigo, de estos del alma, resaltó ese párrafo. Ahora, en este mes de noviembre, vuelvo a esa idea porque he escuchado algún comentario sobre “ilustres” con ese perfil, elogiándolos, y esto hace que me reafirme sobre lo que dije al encontrar nuevos argumentos que refuerzan el contenido de esa expresión.

Eso de la izquierda o la derecha son etiquetas de contenido vano, señales que se colocan como un pin, sin reflexión y sin conjugar esa apariencia con los comportamientos de cada cual.

Una sociedad ignorante es un buen caldo de cultivo para crear becerros de oro nacientes del mundo de la información, del deporte y la farándula. Ídolos formados a base de mensajes y masajes a los que se les añaden méritos inmerecidos. Ídolos a los que se les derrumba el pedestal en el momento que arañas un poco ese pie de barro y comparas esa apariencia pseudo progre con sus comportamientos y modo de vida.

En la lógica más elemental es conveniente analizar la coherencia entre las ideas y los comportamientos y los sentimientos. Claro que para ello es necesario tener ideario propio.

Al margen de las filiaciones o simpatías con unos u otros grupos políticos están los sentimientos y la coherencia vital con una u otra tendencia: capitalismo o comunismo, y siento ser en esto digital, pero no veo posiciones intermedias.

Comunismo Es una concepción de la vida que anida, exclusivamente, en el deseo, en el ideario y en el imaginario de los que componen un determinado sector social, pero merece la pena seguir avanzando en la idea para que algún día  pueda convertirse en realidad. Ensayo prematuro en la Unión Soviética.

Capitalismo Asociado a Plusvalía, acumulación y desigualdad. Capital es la cantidad de fuerza de trabajo de la que se apropia el patrono. Acumulación dineraria virtual, fruto de la especulación (lo que se conoce como economía financiera).

 El hecho de vivir en un sistema socioeconómico de corte capitalista condiciona los deseos y comportamientos de los individuos que habitan estas sociedades. La legislación habitual es una cobertura protectora de esos comportamientos y son considerados como algo normal, aunque potencien la desigualdad. Así, ese afán de acumulación fuerza a los individuos hasta el estrés. De esta forma, si la capacidad económica real o potencial lo permite se compra uno una vivienda, o varias, ajenas a la vivienda habitual, y se alquila a otros carentes de vivienda propia. Se establece, así, una manera de obtención de ingresos a costa de otros. Es lo que se llama vivir de las rentas, la forma más miserable de pervivir. El sistema lo admite y lo potencia, y el pueblo llano lo ve con absoluta normalidad.

 Luego, como decimos al comienzo, está eso de los famosos que se granjean esa fama de izquierdistas. En lo concreto, alguien me citaba, el otro día, a J. Sacristán, J. M. Serrat, I. Gabilondo, etc., como personas con ese perfil. Un perfil creado artificialmente, sin una base ideológica sólida, sin una práctica política conocida. Individuos enriquecidos, con un copioso patrimonio y con un deseo de acumulación tan enfermizo como el de los más fieles explotadores. Si no fuera así como se explicaría esas giras de actuaciones a una edad avanzada cuando ya se han perdido sus facultades cantoras y de otro tipo. El pueblo les admira, desea estar junto a ellos y les mantiene en ese pedestal de la ignorancia. Sólo a algunos se nos derrumbaron esos mitos de épocas anteriores. A esos algunos nos queda la dignidad de gentes como Paco Ibáñez, Javier Krahe, etc. Pero esto no se circunscribe al mundo de la música, se extiende al terreno del cine, del teatro, del deporte y de la información.