viernes, 6 de enero de 2017

DE COALICIONES, DE PARTIDARIOS Y DE DETRACTORES

En estos días en los que termina un año y comienza el siguiente, es frecuente, abundante, las comidas y cenas especiales, los encuentros con familiares que viven lejos y las invitaciones para “tomar una copa” como vulgarmente se dice. Tuve la oportunidad, por invitación que agradezco, de asistir a una de esos encuentros con amigos y excompañeros de partido. La mayor parte de ellos siguen militando en Izquierda Unida, fuerza política que yo abandoné en el año 2000, en la VI Asamblea, aunque mantengo buenas relaciones con muchos de sus afiliados. Pensaba que el grupo de militantes y simpatizantes de mi localidad eran de los pocos que estaban de acuerdo con la alianza Podemos-IU con la que fueron juntos ambas formaciones a las últimas elecciones generales. Coalición políticamente correcta, aunque los resultados no fueron tal como se esperaba.
Sin embargo, me sorprendieron aquellos con los que mantuve alguna conversación, cuando criticaban con dureza, impregnada de mofa y socarronería, a esa unión y a los dirigentes que optaron por esta fórmula. La crítica y el desprecio a Podemos estaban a la orden del día en cada uno de los pequeños círculos en los que participé. En julio del año pasado, publiqué un artículo en el que analizaba los resultados del 26J (http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/2016/07/los-resultados-del-26j.html) y echaba cuentas de la pérdida de votos de la unión Podemos-IU. ¿De quién eran los votos perdidos? ¿Dónde fueron a parar? El tiempo y las manifestaciones de múltiples afiliados y simpatizantes de IU me han dado la razón.
A mi modo de ver, simplificando, es posible establecer dos grupos de los “renegados” que han renunciado de sus propias siglas.

Por un lado están aquellas y aquellos que buscan la “pureza” y las esencias de la izquierda, de esa izquierda ya desdibujada, en la creencia de que Podemos adultera esa izquierda fantasma en la que ellos y ellas creen, ubicados, tal vez, en esa especie de burbuja onírica que ha servido de refugio a quienes huyen de la cruda realidad y de la necesaria visión para darse cuenta de que la revolución, de momento, no es posible.

Hay otro grupo de personas que se han hecho mayores, que han prosperado económicamente, pero mantienen la proximidad a IU e, incluso, la militancia. Un sector social que nada tiene que ver con la ideología y los valores que proclamaban y defendían aquellos jóvenes que, procedentes del PCE, pretendieron abrir el ideario inicial para incrementar el apoyo electoral, justo lo que han intentado hacer ahora Garzón y los suyos.
Tal vez estos segundos son los que han convertido IU en esa fuerza de débil ideología, alejada de los intereses de la clase trabajadora.  Ya en el año 2000, en la mencionada VI Asamblea, descubrí a los que hacían de esto de la política su profesión, a pesar de tratarse de un partido minoritario. El oportunismo de gran número de los participantes y los pactos a cualquier precio con tal de seguir viviendo del cuento fueron pieza clave para que abandonara la coalición. Tal vez por ignorancia o ingenuidad, aquella fue la primera vez que descubrí lo que era la casta. Yo deduzco que, en el fondo, les interesa que sigan gobernando los “constitucionalistas”  (PP más PSOE) porque salvaguarda sus intereses. Muchos de esos falsos militantes de “izquierdas” son verdaderamente opuestos al progreso. Son esos que se han convertido en un sector privilegiado, que los domingos de elecciones se ponen el sombrero de “izquierdista”.

En realidad, ambos dos grupos coinciden en el desprecio y la crítica a la alianza electoral, con ataques al grupo Podemos de mayor calado, y con más daño, que el que puedan hacer los sectores más reaccionarios de este país. 
La pérdida de ese millón de votos procedentes de estos grupos, sin duda, hará pensar a Podemos y a los dirigentes de IU afines a la alianza. La historia ha demostrado que IU, por si sola, no ha conseguido nunca una representación significativa. Con J. Anguita como Coordinador General alcanzó el máximo de diputados: 23. Luego con Llamazares, por sus declaraciones, reticente con la citada alianza, se llegó a la ridícula representación de uno y, después dos diputados. De no buscar la unión con Podemos, y los grupos que se presentan como más progresistas, tienen poco futuro.


Últimamente, en ciertos círculos, se oye que IU intenta absorber a Podemos, por aquello de que los dirigentes de este grupo proceden del PCE. Para mí, esto carece de credibilidad, pero siempre es conveniente dejar una puerta abierta en esto de la política. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario