miércoles, 14 de junio de 2017

DELFINES Y TIBURONES

Hoy siento una tristeza extrema. Jamás me había sentido así por un asunto de carácter político, y eso que uno ha pasado por trances de toda índole: represión, persecución, falta de libertad, miedo. Bueno, acabo de recordar otro hecho, otra fecha en la que la pena, la rabia y la impotencia me invadieron. Me refiero a los hechos ocurridos el 27 de septiembre de 1975 cuando una sanguinaria y moribunda dictadura asesinó a cinco jóvenes acusados de terrorismo, sin que se encontraran pruebas de los presuntos delitos. Tal vez el único nexo entre aquella atrocidad y el hecho por el que hoy me siento triste sea la juventud y el impetuoso deseo de cambio.
Hoy es un día triste, después de finalizadas esas sesiones parlamentarias en las que se dirimía una Moción de Censura propuesta por el grupo Unidos Podemos contra el actual Gobierno del Partido Popular. Los resultados, como suele ocurrir en todos estos casos, ya se sabían de antemano: 82 votos a favor, 170 en contra y 87 abstenciones. Alguien que se supone se encontraba en el bloque de la abstención, se ausentó, tal vez por vergüenza, abochornado dejó su escaño vacio. La abstención es una postura cobarde, ambigua, escurridiza, insulsa. La abstención habría que anularla como opción, debería desaparecer, sobre todo en las Cámaras parlamentarias. En el sueldo va el compromiso y la definición política de cada uno de los individuos que allí se reúnen. ¿Qué pensarán quienes votan a formaciones políticas que se abstienen en decisiones tan importantes como las acontecidas en estos dos días de junio? Los ciudadanos votan para que sus representantes decidan y se pronuncien con un sí o con un no.
Obsérvese que el actual apoyo parlamentario al actual Presidente del Gobierno es minoritario. Que la suma de votos a favor de la moción de censura y los de la abstención son suficientes para que la moción saliera adelante. El PSOE se ha abstenido, tal como hizo en la sesión de investidura de Rajoy. Dos abstenciones en un corto periodo de tiempo, en dos asuntos de vital importancia política. Difícil mantener el equilibrio entre la crítica al gobierno actual y la negativa a la moción, porque, al fin y al cabo, es una negativa a la propuesta, y el apoyo a la fuerza política que, aunque minoritaria, gobierna, y todo debido a esa ambigua postura del PSOE,  tan jugosa para Rajoy y los suyos.

Escribo en caliente, deprimido, embargado por esa tristeza. En la tarde del día en la que se ha perdido la moción. Mi posición política no es exactamente la de Unidos Podemos, pero siento en lo más profundo la derrota de un grupo limpio, no contaminado, tal vez ingenuo. Los Tiburones se han comido a los Delfines. Estas son las cosas que te hacen aborreces esta política de pacotilla, de golfos de colmillo retorcido, al servicio de la oligarquía con la que juegan a corromper y a corromperse.

Juego pueril. A los niños y niñas se les permite jugar, para eso son niños, pero a los Tiburones de colmillo retorcido habría que cesarles de inmediato cuando muestran un comportamiento tan ridículo y una tan exagerada baja talla intelectual, pero es que, tal vez, no den más de sí. El Parlamento convertido en jauría. Jauría, y digo bien: perros  de los malos, adiestrados (vaya por delante mi cariño por la mayoría de los animales de esta especie) para el escándalo y el bullicio. Perros de presa o tiburones, en cualquier caso, animales sanguinarios. El pueblo llano les importa una mierda, hay que hacer sangre cuando les sueltan, cuando los de arriba les achuchan. ¡Vaya representantes!

Lo del PSOE no tiene nombre. Un Secretario General desaparecido: hay que estar callado al menos hasta el fin de semana que tenemos Congreso, no vaya a ser que, si muestro ese perfil “rebelde” de los últimos tiempos, me vuelvan a largar por segunda vez, pensará el hombre. Un portavoz provisional y un grupo parlamentario desquiciado: ¿qué tendré que decir ahora? Se preguntan sus diputados cada vez que hay que votar asuntos de importancia. ¿De dónde vienen las instrucciones? El propio Secretario General elegido, laminado y vuelto a elegir (reelegido) confesó que venían de arriba, de la oligarquía.
No pueden soportar que otros les “pisen la manguera”, que otros tomen la iniciativa que creen que a ellos les corresponde, pero ¿quién se lo impide? ¿O es que de verdad se lo impiden?

Los de Unidos Podemos convertidos en Delfines, jóvenes, suaves y cercanos. Ingenuos. Sobrados de ingenuidad, aunque con recorrido político. Herederos de una cultura de lucha y reivindicación. La posibilidad numérica de presentar una moción de censura, les ha cegado. Deberían haber reflexionado, siendo conscientes de que el PP no está solo, que ahora, y en el futuro más cercano, el panorama político en este país se presenta como una alianza, más o menos pactada, formada por PP, PSOE y Ciudadanos, frente a una reducida oposición formada por ellos mismos, por UP, y algún que otro grupo nacionalista.

A medio plazo, la salida a la cuestión catalana es una incógnita. ¿Podría generar algún cambio a nivel general? De cualquier forma dejad, se lo digo a los de UP, que se coma el “marrón” el actual Gobierno y, en todo caso, lo reparta con sus compañeros de viaje.

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