domingo, 6 de mayo de 2018

EL PUEBLO SE DESANGRA POR LAS CLOACAS DE LA TELEVISIÓN (Carta dirigida al Defensor del Pueblo)


En 1997 irrumpió un nuevo programa en TV denominado “Crónicas Marcianas”, y al poco tiempo se comenzó a hablar de “Televisión basura”, pero a pesar del calificativo, sus protagonistas se jactaban de hacer ese tipo de TV. Otro “invento”, del que también presumían sus mentores fue lo que hoy se ha convertido en una práctica habitual en todas y cada una de las cadenas de radio y TV: las tertulias.
En el primer caso, se rompía con el decoro y los buenos modales; se presumía de la ordinariez y la chabacanería. Sabían cómo alimentar lo zafio y la risa fácil faltando al respeto y a la poca dignidad que le queda a la especie.
En el segundo caso, tal vez sin desearlo, dieron paso a la generalización de lo opinable sin rigor ni fundamento, a la conjetura, todo ello para defender los intereses de los que les pagan. Dando pie a la ruptura con la reflexión, con el análisis y con el pensamiento crítico. Un colectivo manipulado que van de cadena en cadena sumando las minutas que les dan por difamar, vociferar, insultar y agredirse mutuamente. Fomentando el enfrentamiento per se y las demás  miserias de la especie. Deformar y desinformar es lo fácil en un terreno ya contaminado para sembrar la mentira. A eso se dedican.

Como para mantener y potenciar la enajenación del pueblo, el atontamiento y la distracción de los problemas reales que nos aquejan, es necesario subir el nivel de la basura que se destila por los canales de la TV. Para eso, ahí está Mediaset y Telecinco con su nefasta programación diaria, resaltando ese programa llamado “Supervivientes”.
No soy asiduo de esa cadena, ni de ese programa, pero es necesario ver, al menos, parte de él para poder denunciar tanta inmundicia.
Ayer mismo, observaba indignado como una mujer, madre y esposa, lloraba, allá en Honduras, cuando una joven, con evidentes signos de inmadurez intelectual, psíquica y emocional la vilipendiaba con la intención de adquirir protagonismo, hacerse notar para llamar la atención de la masa y obtener su apoyo para ganar el concurso. Unas escenas sobrecogedoras y destructoras de la condición humana. La cara de la mujer agredida expresaba la tristeza y el “tierra trágame” ante una audiencia de 5 millones de televidentes. La otra parte, seguía insistiendo, intentando defender lo indefendible, adentrándose cada más en el lodo. Su cara reflejaba su fealdad interna, la maldad consciente por su propia inconsciencia y el atrevimiento propio de la ignorancia y la insensatez.
Por si esto no fuera suficiente, hay que volver a sesiones anteriores en la que una concursante atizó una paliza a otra. La dirección del programa se ha encargado de no hacer pública esas imágenes, porque, la escena, al parecer, es tan exagerada que temen que clausuren la edición.

El programa, en general, se basa en sacar de cada uno de los concursantes lo más miserable, enfrentándoles permanentemente de forma maliciosa, otorgando prebendas a unos que tienen que disfrutar frente a los castigados. Potenciando la rivalidad, la insolidaridad, el egoísmo, la ambición y, en general, la maldad.
Con hechos como este, convertido en espectáculo público, arrastran a la ciudadanía hacia un mundo cada vez más irracional, más inhumano,  más injusto y más cruel.

Es por todo ello por lo que pido amparo a esa institución para que, tomando conciencia de este tipo de espectáculos, tome las medidas pertinentes para que podamos caminar hacia un mundo diferente en el que los valores humanos sean el sustento de la vida.

Un saludo: Antonio José Gil Padilla.
Villaviciosa de Odón, 4 de mayo de 2018

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