miércoles, 11 de abril de 2012

A MODO DE INVENTARIO

Después de más de treinta artículos publicados en menos de un año, he decidido poner un punto y seguido en esta actividad. Punto porque me propongo hacer una pausa en el envío rutinario a través de las redes y del correo electrónico a ese grupo de amigos y conocidos que habitualmente los reciben. Seguido porque, ni mucho menos, dejaré de relatar lo que acontece en nuestras vidas, desde el punto de vista del pensamiento crítico. Todo lo contrario, desligarme del compromiso de escribir un artículo con un determinado ritmo me permite actuar con mayor libertad, escribiendo en mi Blog (http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/) cuando tenga algo que me parezca interesante, y, además, dedicando más tiempo a otros trabajos de mayor extensión. Hay un terreno abonado, necesitado de reflexión y análisis, e ideas no me faltan. El mundo de la enseñanza es algo a lo que no he dedicado  una sola línea en estas publicaciones periódicas, a pesar de haber permanecido 31 años ocupado en la tarea docente, y de haber escrito mucho sobre este asunto, destacando un texto (http://www.bubok.es/libros/17498/UN-NUEVO-MODELO-EDUCATIVO-PARA-LA-SUPERACION-DE-UN-SISTEMA-SOCIOECONOMICO-EN-CRISIS) en el que recojo experiencias y propuestas para transformar la anticuada e ineficaz práctica educativa actual.

Este escrito, a modo de inventario, lo dividiré en tres bloques: a) una especie de declaración personal entre el desencanto y el agradecimiento; b) una relación de constantes, o ideas transversales, que aparecen en mis artículos y c) un esquema que resume la actual situación en estos tiempos y en estos países de occidente.

1. Entre el desencanto y el agradecimiento.
Comienzo por el final, agradeciendo a todas aquellas y a todos aquellos que habéis comentado mis artículos y que me habéis animado a seguir. Son cientos los comentarios que he recibido a lo largo de este período, que, como digo, no llega al año. Espero seguir en contacto con algunas personas interesantes que he encontrado en este camino, y con otras que conozco desde hace mucho tiempo. No quisiera perder esas relaciones con amigos y amigas que tanto me han aportado.
El otro aspecto, el del desencanto, me gustaría desdoblarlo en dos partes. Por una, la desilusión por la frialdad de trato de Nueva Tribuna, con cuyos gestores no he tenido ningún encuentro personal a lo largo de este tiempo, a pesar de ser suya la iniciativa para iniciar mis relaciones con ellos. El desengaño al pensar que era un grupo progresista que cultivaba valores propios de quienes luchamos por un mundo diferente. El chasco al comprobar que actúan como lo han hecho, y lo hacen, los sectores sociales y los poderes más reaccionarios, cercenando la libertad de expresión y censurando un artículo crítico con unas instituciones que le hacen el juego al sistema.
Por otra parte, y esto es más delicado y triste, el desencanto por la imposibilidad de “calar” en las conciencias y en el pensamiento de gran parte de los individuos de este tipo de sociedades. La dificultad para romper con lo establecido, con lo que es considerado políticamente correcto, aunque esté en contra de sus intereses. La necesidad que tienen algunos de escuchar y leer lo que se desea sin reparar en la posibilidad de poder llevarlo a cabo. Todo ello se debe, a mi entender, al miedo a enfrentarse a una situación que nos asfixia, pero que prefieren ignorar, escondiendo la cabeza bajo el ala, refugiándonos en “guetos” que nos aíslan de esa realidad, en actividades normalizadas que intencionadamente ponen a nuestra disposición. Las modernas “redes sociales” están cargadas de estupidez, se trata de tener miles de amigos o seguidores aunque no se sepa quiénes son, aunque jamás entres en contacto con ellos. Se difunde y se potencia todo aquello que evita la reflexión, que adocena, que enajena. Es como un círculo vicioso: el sistema pone a disposición de la masa materiales inocuos publicitando el  fomento de esa pseudocultura, y los individuos los solicitan imbuidos en el engaño y la ilusión. Esta deformación intelectual se ha extendido al campo del pensamiento, del pseudopensamiento diría yo.

2. Ideas transversales.
A pesar de haber publicado cada uno de mis artículos con diferente título, abordando temas de actualidad, aparecen de manera explícita, o subyacen, en todos ellos una serie de principios o postulados, a lo que me gusta llamar ideas-clave, que les dan coherencia y continuidad. De manera resumida son estos:
  • La situación económica actual responde al agotamiento del sistema capitalista, enmascarado bajo el paraguas de la “crisis”. Crisis de la que nadie es capaz de diagnosticar su final.
  • El poder político está sometido al poder real, es decir, al económico. Lo mismo ocurre con el judicial y el mediático. El vigente modelo democrático es una estratagema para la dominación de clase. Como dice mi amigo Luís Salcedo, si esta “democracia” no les funcionase se inventarían otra.
  • Los medios de comunicación cumplen a la perfección su función de embelesamiento, enajenación y embrutecimiento de los individuos. La manipulación y el engaño de sus actores es recompensado con unos ingresos disparatados, convirtiéndoles en clase privilegiada. Algo parecido ocurre con el deporte. En ambos casos, sus agentes son instrumentalizados.
  • Las clases dominantes han conseguido imponer y generalizar sus “valores”. El dinero se ha convertido en el máximo exponente en el actual modelo de vida. El afán de enriquecimiento y la codicia dominan a todos aquellos que tienen algún patrimonio. El afán de enriquecimiento no es más que un esfuerzo por ocultar a los demás, y a sí mismos, una intolerable pobreza humana (A. Zugasti). La ley de la codicia dice que “el afán de enriquecimiento es directamente proporcional a la riqueza que se posee”. 
  • En el terreno del pensamiento “progresista”, en una especie de delirio evasivo, se confunde lo deseable con lo posible. Así se publican textos y artículos, o se pronuncian discursos que engatusan a quienes necesitan alguna válvula de escape para encontrar seguridad y consuelo ante una situación que les angustia.
  • Los sindicatos se han integrado de pleno en el sistema. Se han convertido, junto a los partidos políticos, en instrumentos del poder real, contra las clases más desprotegidas.
  • Al poder se le combate con otro poder. El miedo está en relación inversa al poder, a más miedo menos poder y viceversa. Cuando un poder se debilita, el contrario se refuerza. En Román Paladino: Si se lleva a cabo una acción, pongamos por caso una huelga, y no se consigue nada, los patronos o los políticos adquieren más fuerza para llevar a cabo sus fechorías.
  • Los trabajadores, totalmente ausentes de conciencia de clase, se han convertido en un segmento social refractario e inmovilista por el miedo a perder lo que tienen.
  • La sociedad actual está afectada en grado sumo por la indiferencia, la insolidaridad y el conformismo. 
  • En el fondo de todos nuestros males subyace la inmadurez intelectual de una especie que aún no merece el reconocimiento de humana.  
3. Esquema de la actual situación socioeconómica.
De nuevo recurro al resumen para dibujar de la manera más elocuente posible la situación que sufrimos en estos años turbulentos, de inseguridad, desasosiego e incertidumbre. El referente de lo que sería un sistema más racional y más humano para quienes deseamos un mundo mejor habría que situarlo en la recuperación de valores perdidos y en otros tales como la igualdad y la solidaridad, en la desaparición de pasiones tales como el poder y la sumisión y en la búsqueda de la única pasión que permite vivir con independencia e integridad, como es el amor (E. Fromm).

  • El sistema capitalista, a pesar de estar basado en la explotación (y a menudo en la crueldad) ha cumplido una función. El desarrollo tecnológico es innegable y la superproducción ha necesitado el consumo masivo por lo que ha sido necesario hacer algunas concesiones a la clase trabajadora para que pudiera acceder a la compra de excedentes.
  • La acumulación de enormes cantidades de capital en manos de unos pocos ha generado un mercado del dinero, sin que sea necesario, para colmar sus ambiciones, reinvertir en la economía productiva, lo que ha provocado, y seguirá provocando en el futuro, un importante aumento del desempleo, con lo que el consumo se verá afectado.
  • La única salida posible de esta caótica situación, en la que el sistema capitalista ha tocado techo, se encuentra en la estatalización de la economía, pero los poderes actuales caminan justo en sentido opuesto.
  • Pero quienes tienen el dinero, el poder y el control no lo van a abandonar por voluntad propia. Los utópicos se equivocaron de lleno. El poder, pues,  hay que arrebatarlo, disponiendo de una fuerza superior.
  • La “clase política” se encuentra perdida, dando “palos de ciego”, convertida en marionetas  de unos enfermos mentales. Una clase privilegiada cada vez más alejada de los intereses de los ciudadanos.
  • Los medios de comunicación se repiten hasta el hartazgo. Se hacen insoportables para aquellos que se han dado cuenta de la función que se les encomienda. Son irreflexivos, resultan angustiosos…
  • La sociedad está ausente, perdida enajenada, indiferente, viciada, DÉBIL; los individuos que la forman están ahora absolutamente carentes de  conciencia, son, incluso, desconocedores de la que se les viene encima.
  • No se vislumbra ningún agente o grupo que pueda reconducir esta endemoniada situación.
  • ¿Cómo se presenta el medio y largo plazo? Dejo la reflexión y la inferencia para el lector, pero no parece demasiado halagüeño.
  • Pienso que los poderosos y sus gestores están jugando con fuego. Llegado el momento, los individuos se verán obligados a salir a la calle masivamente, habrá agitación social, el poder político resultará inservible para contener a la masa y mantener la “paz social”, función que tienen encomendada. Ante la ausencia de un agente transformador, la agitación social sólo puede convertirse en confusión y desorden.
 Por mi parte, como muchos otros, he decidido eliminar el consumo superfluo: minimizar el gasto en energías (lo que incluye la desconexión de receptores de radio y televisores), restringir el uso del coche particular, comprar los alimentos absolutamente precisos, no solicitar préstamos ni créditos hipotecarios, eliminar la compra de vestidos, regalos, etc., eliminar las salidas al cine, al teatro, a los bares y a los restaurantes. Ahhh, y por supuesto, no acudir cada vez que me convoquen a cualquiera de los actos electorales, es decir, mantenerme en ese grueso grupo de los que nos abstenemos. Si lo que desean es austeridad y restricciones, ayudémosles para acelerar el proceso en el que tanto empeño ponen, apoyémosles  para que esto acabe cuanto antes. ¿Qué otra cosa se puede hacer ahora? 

3 comentarios:

  1. Hola padre, estamos de acuerdo

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  2. En el fondo de todos nuestros males subyace la inmadurez intelectual de una especie que aún no merece el reconocimiento de humana.

    Esta frase es para enmarcarla.

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